Durante el último mes se han producido dos nuevos saldos, «pequeños» en comparación con otros habidos en el último año, que continúan con la tónica que en Nova es tradición y en Minotauro parece ya un gusto adquirido. El primero que llegó fue el de la colección dirigida por Miquel Barceló, que puso en circulación los volúmenes de los Premios UPC de los años 2001, 2002 y 2003. Nada sorprendente porque se estaba esperando (al loro con el de 2001 que contiene la mejor novela corta de Javier Negrete y una historia un tanto fallida de José Antonio Cotrina). Poco después ha llegado el más cacareado de Minotauro, en el que se pueden encontrar los siguientes títulos
Antigüedades – John Crowley
Bestias – John Crowley
Elemental, querido Chaplin – Rafael Marín
El sueño de la razón – Juan Miguel Aguilera
Franco. Una historia alternativa – Selección de Julián Díez
El anillo de Tolkien – David Day
El anacronópete – Enrique Gaspar
En el caso de los libros de Crowley, está claro que es una manera de desprenderse de un par de títulos de la vieja Minotauro que habían sobrevivido a anteriores podas y que, sin duda, no pegan ni con cola en el nuevo rumbo editorial de la casa. Basta ver cómo promocionan a uno de sus nuevos autores, Shaun Houston,
Alcohólico rehabilitado, le han sido diagnosticadas ciertas tendencias psicóticas. También es extremadamente asocial y las armas son una de sus aficiones. Cuatro cualidades ideales para un novelista. Aunque asegura que últimamente la paternidad y la medicación han hecho de él una persona más apacible.
Sin duda, valores muy a tener en cuenta en un gran escritor.
Tampoco pilla de sorpresa el saldo de los autores españoles después de ver lo que ocurrió con Rihla. Aquí me da que no ha habido tanto problema con que los escritores nacionales vendan menos que los foráneos, que habrá de todo, como que el modelo empresarial sobre el que se había sustentado la colección en los últimos años era diferente al que hizo de Minotauro una excepción.
Como todo el mundo sabe, la Minotauro de Porrúa se sustentaba en un inmenso superventas, El Señor de los Anillos y el resto de la obra de Tolkien, y otros éxitos más modestos que se reeditaban con regularidad (Crónicas marcianas, Solaris, Los Desposeídos, Terramar…). Eso permitía que el resto de títulos no tuviesen la presión de ofrecer beneficios «inmediatos», manteniéndose en cartera durante años y años con unas ventas, en algunos casos, me da que irrisorias. Un modelo empresarial opuesto al que mantienen la inmensa mayoría de editoriales que si a los pocos meses de publicar un libro no obtienen las ventas exigidas, sentencian al autor al olvido y a su obra a un casi seguro saldo. Con la llegada de Planeta en el 2001 y su «asentamiento», se ha impuesto ese esquema de negocio, con el agravante de que las tiradas no eran demasiado acordes a las ventas que se podían esperar de la colección.
Premio aparte, salvo las excepciones que han merecido una cuña o alguna entrevista en la radio, los libros han tenido la misma promoción que cualquier otro publicado por editoriales con unos propósitos más modestos. Y si necesitas vender un mínimo de (por poner un número) 2000 libros para rentabilizar una edición no puedes depender del mercado «tradicional», en el que las cifras son obtusas y los lectores muy reacios a apoyar cualquier cosa que no sea lo que suelen comprar. Porque no puedes confiar que te suene la flauta siempre como ocurrió con La espada de fuego.
Sí, es fácil ver las cosas a toro pasado. Pero no sé si se está analizando este tema como es debido. Se ha marcado un nuevo curso de acción, se han cambiado los autores que se publican, la imagen de los libros… sin embargo en las librerías siguen cayendo donde era habitual, la promoción es prácticamente nula y no parece que vayan a cambiar el sino. Como curiosidad, el otro día estuve dando una vuelta por el Corte Inglés de Santander y estaban retirando del expositor una «montaña» de Voces de silencio, el libro de Tabitha King y Michael McDowell. Supongo que por aquí no ha despertado excesivo furor.
En todo caso, para cerrar el tema del saldo, sorprende la inclusión en él de un libro publicado no hace ni dos años. Pensaba que había que esperar al menos este tiempo para saldar.
No sé qué hace Minotauro publicando un libro que trata de Franco. A menos que lo consideren ciencia ficción. ¡Jajajaja! Madre mía…
Coño, que es ficción. Me he colado. Mis disculpas.
Merece la pena darle una oportunidad. Contiene varios relatos con los que se disfruta mucho leyendo y, además, en registros muy diferentes.
Jo. Duele ver tanto nombre español en un saldo.
Psicópata genocida politoxicómano sociópata dotado de una gran imaginación para el descuartizamiento y la persecución de ancianitas, aterroriza a sus víctimas con todo tipo de herramientas góticas y su temible canto tirolés. Dispone de un tanque de la II Guerra Mundial perfectamente armado y con los permisos de circulación en regla que suele pasear por la autopista frecientemente, disparando a los coches que tratan de adelantarlo. Actualmente ha tenido un hijo de un antiguo ligue que conoció en una party gore al que han puesto el nombre de Belcebú. Todo ello garantiza que estamos ante un fantástico novelista contemporáneo, digno sucesor de Tolkien.
Ahora en serio, parece que la política de Planeta es diáfana como un vaso de agua. No pasta = no stock. Es más: No pasta rápida = Patada en el trasero.
No sé, tampoco les voy a criticar porque pueden llevar su negocio como les plazca, pero es una pena que hayan adoptado una política de tan a corto plazo.
¿Alguien sabe si publicarán en Minotauro Endless Things de Crowley? Me da que no, que dejarán colgada la serie de Aegypto. Manda huevos…
Ojalá, aunque viendo los saldos, lo que están publicando y las «series» que han dejado a la mitad… 🙁