Han pasado cinco años desde que Planeta se hizo con Minotauro, y un poco menos desde que adquirió Timun Mas. Un periodo en el que la línea editorial de la primera, manteniendo la inercia, ha ido virando lentamente hasta encaminarse en una dirección inusitada, mezclando continuismo con perpendicularidad. No voy a incidir mucho en los cambios porque ya se ha hablado bastante de ellos.
La segunda, sin variar sus señas de identidad, ha iniciado la publicación de una serie de autores llamados a introducir más calidad en su catálogo, como R. Scott Baker o Steven Erikson, que, me parece, no están recibiendo la atención que debieran (al menos el segundo, seguramente por la división en dos tomos de su primera novela); o han recuperado uno de esos iconos que debieran estar siempre disponibles como es el Conan de Robert E. Howard.
Una de las sendas transitadas por la nueva Minotauro, y por la que no se deja de felicitarla, es la inclusión de autores españoles entre sus lanzamientos; ya sea apostando por novelas pre existentes o surgidas a raiz de su meritorio premio de novela. Una iniciativa que ha dinamizado la escritura de literatura fantástica en español, permitiendo la aparición de libros con un nivel (la mayoría) entre digno y notable.
Ahora bien, estamos en un momento en el el asunto está tomando un cariz que traspasa el territorio de lo desconcertante para introducirse en el de lo incomprensible. El culmen de este golpe de timón se puede observar durante este primer trimestre de 2006.
En enero se publicó en un único tomo La leyenda del navegante, de Rafael Marín, una «continuación» de Cinco días antes, de Carlos Castrosín, y la reedición del segundo volumen de los cuentos de Dick. En febrero tenemos una antología recopilada por Julián Díez con relatos ucrónicos centrados en la España de Franco y un thriller histórico conspiratorio de León Arsenal del que hablaré más adelante. En marzo tendremos una nueva novela de Douglas Clegg (a alguien le debió gustar La hora antes de la oscuridad) y el premio Minotauro de novela.
Haciendo un cómputo, cinco libros en español de siete.
Mientras, da la casualidad que Timun Mas, que no se caracteriza por publicar autores españoles, tal y como se puede ver en sus lanzamientos de enero y marzo, publica en febrero únicamente dos novedades: Las cuatro damas, de Adolf J. Fort, y La maza sagrada, de Andrés Díaz.
Mi instinto preservador me dice que sea políticamente correcto y alabe este apoyo decidido hacia nuestros autores. Y en parte sería cierto: es algo tan positivo como necesario. Pero estamos llegando a un punto en que no puedo callarme lo excesivo que resulta. Esencialmente por una cuestión de medida.
La literatura fantástica escrita en nuestro idioma no ha llegado a un nivel de calidad como para pensar que puede desbancar de esta manera a lo que nos llega de anglosajonia. Más si, como parece, el trabajo de nuestros escritores no se está viendo refrendada por un apoyo en consonancia por parte de los lectores. Baste observar el discurrir de los libros en las librerías que tengan a su disposición, las diferentes listas de ventas, la repercusión entre los lectores de internet o lo ocurrido con el premio Minotauro, que vio en su primera edición publicadas las cinco novelas finalistas y que en la segunda edición ha quedado reducida únicamente a dos. Aunque este año se prevee la publicación de una tercera… que será la última en aparecer bajo esta editorial.
Se puede aducir que muchos autores extranjeros que Minotauro tiene a bien publicar por aquí, caso de John Crowley, Gene Wolfe o J. G. Ballard, no tienen en España unas ventas mucho mejores (quizás ahí esté una de las razones; para lo que venden igual sale más rentable apostar por el producto nacional). De ahí que, por ejemplo, Angela Carter, uno de los buques insignia en tiempos de Porrúa, se haya volatilizado de sus fondos. Pero si la editorial tiene el prestigio que todavía tiene es por algo. Y, sinceramente, no sé hasta qué punto aspira a mantenerlo…
… si además publica El espejo de Salomón, de León Arsenal. Que no es el primer libro no fantástico que publica Minotauro, pero que me preocupa por lo que implica. Si en los últimos años se habían editado diversos títulos que señalaban una tendencia a la baja en la publicación de autores extranjeros, con la llegada de títulos de escritores de muy segunda fila (Pierre Pevel, Douglas Clegg, Simon Clark,…), ahora estamos con la penetración en el catálogo de un elemento distorsionador que amenaza con romper, de facto, la coherencia que al menos conservaba en la temática de las obras.
No he leído el libro, no dudo de su calidad o la de su autor (de hecho, como comentaba ayer en la tertulia de Santander, tengo pensado leerlo en breve), pero observar su sinopsis y conjeturar en qué terreno está penetrando Minotauro es todo uno.
Alejandra Espinosa, historiadora en paro, oye hablar por casualidad, durante una reunión de antiguos compañeros de estudios, acerca de un libro muy extraño, fechado en el siglo XIX y descubierto por casualidad por un amigo mientras catalogaba una biblioteca popular. Ese libro está escrito en ulfiliano, el antiguo alfabeto de los visigodos, y en el prólogo se afirma que es la copia de un texto medieval. Intrigada por ese hallazgo misterioso y sospechando que pueda ser una falsificación histórica, tema del que es una apasionada, se decide a investigar acerca del mismo.Esa investigación la va a conducir a una cadena de la que el propio libro no parece ser sino un eslabón más, y que parece remontarse a lo largo de los siglos, desde nuestros días a la época de los reyes visigodos. Una trama oculta que ha involucrado a sociedades secretas y personajes públicos de lo más variopinto, todos ellos en pos de un objetivo que no acaba de aparecer claro. También va a llegar a otra conclusión en muy poco tiempo: la de que todo aquel que se interesa por el libro y se acerca demasiado a él, parece verse expuesto al peligro, o incluso a una muerte violenta.
(creo que es hora de que José Antonio Cotrina se ponga a escribir, en serio, aquel Código Cervantes; cada vez me suena menos descabellado)
En una editorial que publicase cuatro o cinco novedades al mes, introducir uno o dos libros de este tipo no supondría mayor problema, siempre que mantuviese el resto. Pero publicando apenas dos o tres novedades al mes, supone un riesgo muy grande.
¿Hace falta explicar lo que ocurrió con Martínez Roca cuando, mientras mantenía la colección Gran Super Ficción, se lanzó a publicar franquicias de Star Wars? La diferencia es que ahora estamos ante un nuevo tipo de franquicia, que podríamos llamar definitivo.
Que sólo sean imaginaciones mías y alarmismo injustificado.
Nota: Leo en Stardust cuáles van a ser parte de las novedades de Minotauro para el resto del año, y veo que sí que hay autores anglosajones de calidad (Le Guin, Wolfe, Crowley), más la vuelta de Max Frei. Supongo que faltan de atar otras novedades nacionales, porque si no no entiendo esta descompensación observada en el primer trimestre.
Y parece que casi se han paralizado las reediciones en bolsillo, después de aquella ristra que salió hace 3 años… ¿es que no funcionaron? ¿Qué me dicen de aquello que se comentaba, del catálogo de Martínez Roca? Está claro que Minotauro ha dado un bandazo, y no sé si lo que dices podría ser otro, y más grave.
Aunque no hay por qué desesperar. Jamás en mi vida hubiera esperado ver en español el libro de Hope Mirrlees.
No estoy de acuerdo con tu opinión, y quizá no debería de ser yo el que interviniera aquí (porque evidentemente soy parte implicada), pero creo que tengo algunos datos sobre las ventas de Minotauro que quizá tú no tienes.
Para empezar una opinión personal: Lo único que está haciendo Minotauro es normalizarse de acuerdo con lo que debería ser el mundo editorial de un país civilizado. Si te pasas por una librería en Francia descubrirás que más del 50% (bastante más del 50% si contamos la CF juvenil) de las obras de género publicadas son de autores franceses. Esto es bastante lógico si lo piensas, porque si se venden igual, es más rentable para una editorial publicar a autores que escriban en su idioma y ahorrarse la traducción.
Pero, ¿Se venden igual?
El mayor éxito de Minotauro es (con mucha diferencia) «El señor de los anillos»
El segundo gran éxito de Minotauro es… ¿Le Guin, Wolfe, Crowley?
No. El señor Javier Negrete con su «Espada de Fuego»
Y hablo de éxito en ventas totales, no sólo en beneficios porque este libro se ha ahorrado la traducción y ha salido más rentable.
¿Escriben mejor los anglosajones que los españoles? Quizá. Y quizá también son más altos, más rubios y más inteligentes. Desde luego, yo soy un fan de Martin y no quisiera perderme nada de lo que va pariendo este señor, pero no creo que escriba mejor (por lo menos en mi idioma) que Elia Braceló, Javier Negrete o Rafa Marín.
El gran éxito de Bibliópolis el también un autor no anglosajón, y también está funcionando muy bien Rodolfo Martínez (aunque aquí no estoy seguro de si ocupa el segundo lugar como es el caso de Negrete y Minotauro)
Sobre por qué se ha mantenido en este país esa dependencia de lo anglosajón (aquí se ha publicado lo malo, lo bueno y lo regular)
tengo mi propia teoría, pero ya me he enrollado demasiado.
Un saludete.
Ni harto de vino me creo que las ventas acumuladas de Negrete sean mayores que las de Ray Bradbury.
Me ha sorprendido, Nacho, el calificativo de franquicia definitiva en referencia a cierto tipo de novelas que están publicando últimamente como churros.
Creo que tienes razón. Parece que es un filón inagotable. Lo sorprendente no es que se escriban, lo que fascina es que después de estar tan manidas, aún se vendan bien y la gente se las siga tragando.
Pasa como con todo: un poco no está mal (bueno, va a gustos), pero tanto, tanto, acaba empachando. En cualquier caso esto es el rayo que no cesa y me parece que tenemos rollo patatero para días, al menos hasta que salga la próxima idea feliz y cambie la línea de la franquicia definitiva.
A mi no me parece mal que se publiquen libros escritos por autores españoles. No existe ninguna ley universal que diga que las obras escritas en ingles, tengan que ser por definicion mejor que las escritas directamente en castellano.
Me ha pasado mas de una vez que, mirando en las estanterias de alguna libreria, veo una portada que me atrae (que quereis, eso es lo primero que se ve), pero leo el nombre del autor, y si no suena «extranjero» me da como repelus el cogerlo. Y eso, señores mios, me parece algo muy, pero que muy triste. Y lo mas triste es que no creo ser el unico.
¿Que hay muchas obras escritas en ingles que son buenas?. Por supuesto. Pero hay infinitamente mas obras malas.
Si no se les da una oportunidad a los autores mediocres para darse a conocer, nunca tendras ocasion de mejorar. Si no se publicasen obras españolas, nunca tendriamos clasicos españoles.
Solo que para que lleguen a existir los clasicos, antes ha tenido que salir mucho material que no lo es.
¿Y quién ha hablado de ventas acumuladas?
Arturo, no sé si eres el mismo que en el blog de Julián decía que la portada «Chicas muertas» era un fraude para vender más libros, felicidades, eres un maestro en el arte de tergiversar las cosas y levantar falsos testimonios.
Si no eres el mismo, mis disculpas, igual es que han leído mal mi texto.
Hombre, yo no he entendido que Nacho esté diciendo que los autores anglosajones sean más altos, más guapos y más escritores o que vendan muchísimo más que los autores españoles. Lo que entiendo del post es que Minotauro antes de la compra por parte de Planeta era una editorial que se arriesgaba mucho en la elección de novelas de origen anglosajón, que era una garantía de calidad en la mayoría de sus títulos y que dependía más del criterio de Porrúa que de directrices comerciales exclusivamente, lo que significaba la edición en castellano de autores tan importantes como Wolfe, Carter, LeGuin, Gibson, Ballard, Crowley…, toneladas de autores con novelas claves en el género y fuera de él, que de otra manera quizá no hubiesen visto la luz en nuestro mercado. No venderían mucho, pero me parece fundamental que esas obras estén al alcance del lector español y, sentimentalmente, Minotauro ha sido clave en mi (de)formación como lector de género y lector a secas.
Y Nacho constata que la edición de material extranjero de calidad casi ha desaparecido de la editorial. No es que sea malo que Minotauro publique muchísimo material nacional, que es estupendo para una normalización como dios manda del mercado y la edición del género, sino que se echa de menos esos autores anglosajones de calidad, esas novelas aún inéditas que encajarían perfectamente en la Minotauro de toda la vida. Pero vamos, el mercado manda y no hay más que rascar.
Sobre el asunto de Ballard, Crowley, Carter, etc, me pregunto por qué venden relativamente tan poco. Es un misterio para mí.
Muchas veces se ha repetido que una de las grandes lacras de cierto tipo de ciencia ficción es su bajo nivel literario (sea eso lo que sea), pero resulta que cuando se publican autores de un nivel literario aceptable o muy bueno, entonces no venden.
¿Qué falla? Porque por desprestigiada que esté la etiqueta «ciencia ficción» fuera del mundillo, dudo que haya mucha gente que etiquete a Ballard o a Crowley en el mismo saco que a Asimov o a Heinlein, por poner un par de ejemplos.
Juanmi, el total de algo se obtiene de la suma, o acumulacion, de sus partes.
Si hablas del Sr.Negrete y los terminos de comparación son, no con obras concretas sino con autores LeGuin etc. Entiendo que te estas refiriendo al conjunto de obras firmados por dichos autores y no a títulos individuales. La más elemental lógica implica que también te refieres a la obra, como conjunto, del Sr.Negrete y en ese sentido tus palabras me parecen muy opinables.
Si lo que querias decir era que «La espada de fuego» es la novedad de mayor exito en tiempos recientes nada que objetar pero lo que has escrito es que el autor cuyas «ventas totales»( Entiendo por tales todas) soló se ven superadas por Tolkien.
Ojala. Me alegraria mucho pero, sinceramente, y a falta de cifras oficiales de la editorial, lo dudo mucho.
En todo caso, tus palabras son otra prueba de que la política actual de Minotauro es de titulos y no de autores como en tiempos de Porrua.
Vamos por partes. La historia de Martínez Roca que comentaba la contó Julián Díez en uno de esos artículos que publicó en Gigamesh repasando la historia de las colecciones de ciencia ficción española. Más o menos decía que, hacia el año 93 o 94, en el mismo servicio de novedades, salieron la primera novela de la trilogía de Timothy Zhan y «334» de Thomas M. Disch, y en el dossier de prensa se dedicaban apenas unas líneas a esta última y varias páginas a la primera. Al cabo de unos meses llegaron las cifras de ventas y los resultados hablaron por sí solos. Gran Super Ficción dejó de editar ciencia ficción y se publicaron todas las novelas de Star Wars habidas y por haber… que en su mayor parte han terminado saldando.
Hasta las franquicias pueden fracasar. Dejar de publicar otra cosa para lanzarte un producto que a corto plazo da más dinero puede ser, con los años, un error que te deje sin nada. No digo que con Minotauro pase lo mismo, porque los agoreros que hace cinco años anunciaron que se quedarían con ESDLA y pasarían de todo lo demás se siguen comiendo sus palabras. Pero no quita para que me haya surgido este temor a raiz de la publicación del libro de Arsenal.
Que, repito, seguramente hasta estará bien. Porque si tengo clara una cosa es que Arsenal no escribe para nada como Dan Brown o Katherine Neville. Estará cojonudamente ambientado, se aprenderá historia con él, la intriga funcionará,… Pero eso no quita para decir que Minotauro, incluso la de ahora, no me parece el sitio para publicar esa novela.
Tampoco quiero dar la impresión de que en el catálogo actual de Minotauro no haya libros extranjeros de calidad o que todas las novedades sean bodrios. Los hay, y no sólo el de Mirrless. «Carbono alterado» es uno de los mejores títulos de ciencia ficción que se han publicado el año pasado, y esperemos que para éste lleguen otros títulos de Morgan. Han publicado a Max Frei, que no será Sapkowski pero del que he leído buenas palabras (lo tengo en la pila). El libro de Peter Straub de la colección de terror revaloriza la colección Hades… Pero también se han introducido una serie de autores y títulos que uno no se espera se publiquen en esta editorial; por catálogo, historia, calidad,…
El problema, sin duda, está en lo que algunos pensamos que es Minotauro. Ésta tiene todo el derecho del mundo a progresar como su editor considere oportuno. Y hay cosas cojonudas, como que sigan editando a los autores de «siempre»(que, si no recuerdo mal, venden mucho mejor en Argentina que aquí; sobre todo en el caso de Bradbury o Ballard)
Por qué estos no venden en España… Tristemente, a pesar del nombre de Porrúa y ciertos títulos, Minotauro ha terminado siendo una colección de ghetto. Y como se puede observar en cualquier foro (o, incluso, entre gente entendida; acuérdense de alguna columna de Miquel Barceló) es más sencillito (y masturbatorio) leer a Card que a Ballard. El primero te da lo que quieres. El segundo te da lo que hay.
Juanmi -> Más o menos lo de Negrete me lo imaginaba, y es algo de lo que me alegro un montón. A ver si «El espíritu de mago» (que estoy leyendo ahora mismo) consigue emular el resultado porque, por ahora, creo que es todavía mejor.
Sin embargo que, p.e., de Víctor Conde no se vaya a publicar la novela finalista del segundo premio Minotauro, es un indicador que «Mystes» tuvo una repercusión mínima. O al menos así lo veo desde fuera, sin datos. Y entre los últimos libros españoles me temo que no es el único.
Sobre la calidad de los autores españoles vs extranjeros… agradezco a fonz la traducción que ha hecho de mis palabras. Con un par de matices. En Minotauro las novelas de autores españoles que llevo leídas (aproximadamente la mitad de las publicadas) no he encontrado ni una sola equiparable a los peores títulos extranjeros que he leído en la misma editorial. Pero esto no quita para decir que de las diez mejores novelas de literatura fantástica que he leído el año pasado, novedades (incluidos un par de títulos en Minotauro), quizás, sólo entraría una en español. El resto serían anglosajonas. Y entre las diez peores, desde luego, la mayoría también serían anglosajonas y apenas habría un par de españolas.
Deseo un panorama idéntico al de Francia, y que los escritores os acerquéis a la desea profesionalidad. Pero si miro estos tres meses (que es un periodo de tiempo muy corto; habría que hacer un análisis al menos anual), veo una desproporción absoluta de la que ya he hablado.
Por otro lado… ¿todos los autores que publican en español son equiparables y producen un material de calidad similar que justifique su edición de esta forma? Desde luego sobra decir que en Minotauro así lo creen. Yo tengo la impresión de que no. Pero esto es (todavía más que el resto de lo que he escrito) justamente eso, una impresión personal.
1. Nadie obliga a punta de pistola a comprar los libros.
2. Casi todas las demás editoriales publican muchísimos más extranjeros que españoles.
3. Los grandes autores de la Minotauro clásica están más que editados.
4. Siempre se puede aprender inglés.
Como tú dices, Bradbury se vende más en Argentina que aquí (según los datos que me dieron hace cosa de un año), lo que es bastante sintomático de como está el patio.
Sobre Ballard, no sé si descubro algún secreto editorial, pero lo cierto es que se hacen ediciones especiales, tiradas mínimas que sólo son posibles gracias a la actual tecnología editorial, de otro modo desaparecería del catálogo. Y Minotauro está haciendo un esfuerzo admirable para mantener su catálago, incluso con autores que venden tan poco como Bradbury o Ballard, pero que le dan prestigio a la editorial.
Cada uno tiene su gusto y lo que para unos es una maravilla para otros es una basurilla, pero las cifras mandan. Y lo de Javier Negrete es espectacular, porque está mejor escrito que el 99% (esto sí que es mi opnión personal)del género anglosajón y porque ha funcionado económicamente.
Algo así pasó en su momento con «Mundos en el abismo» en Ultramar (aunque ni de lejos tuvo el éxito de «La espada de fuego», me apresuro a decir)y con las «Islas» de Angel Torres. Lo que hizo Ultramar, al ver el tema fue también montar un concurso para buscar autores españoles.
Si el grupo Hachette no hubiera comprado Salvat, que era la casa madre de Ultramar, y eso hubiera seguido adelante, ahora estaríamos al nivel de Francia, Italia o Polonia, respecto a los autores autóctonos.
Y «La leyenda del Navegante» es uno de los mejores libros de fantasía que he leído nunca (una vez más, mi opinión personal e intrasferible), tan bueno como lo mejor de Martin.
Yo no entraba tanto en si lo que Nacho decia era que lo de fuera es mejor, como en que aqui, y a dia de hoy, no hay una infraestructura que permita a autores noveles (de fantasia y/o/u ciencia ficcion) el ir «desfogandose», publicar relatos antes de dar el paso a tratar de publicar algo grande. Salvo algun fanzine, o paginas web, no hay revistas a escala nacional que publiquen este tipo de material.
Asi que, o publicas en tu pagina web, o… nada.
A mi esto me toca un poco de cerca. No soy escritor, sino que aspiro a serlo algun dia. He escrito relatos y cosas similares, pero salvo la opinion de los colegas, no tengo nada mas, y el dar el paso para mandar algo a una editorial es algo que da mucho miedo. Asi que, en lo personal, me alegra que alguna editorial de las grandes apueste por la gente de aqui (aunque sea porque le sale mejor de pelas).
Yo creo que puedo opinar con objetividad sobre Minotauro porque, a fin de cuentas, no es la editorial con la que trabajo. Yo vendo mis novelas a una editorial francesa y esta es la que negocia con Minotauro (aunque lógicamente el trato con Paco Lorenzana es directo y muy cordial).
Como ya he dicho Minotauro está publicando aquello que vende mejor, pero, a la vez, no olvida hacer pequeñas tiradas de autores de prestigio, con lo que los grandes clásicos de la CF siguen editándose. Si hiciera funcionar la fría matemática, igual las novelas de Ballard estarían descatalogadas, pero se hacen tiradas minúsculas para que ese fondo permanezca. A mí eso me parece admirable, sobre todo porque he pasado por épocas de absoluta carestía, en las que se tenía que pagar una fortuna para conseguir un clásico de segunda mano.
Sobre la novela de Victor Conde… no tengo datos, pero lo que tengo muy claro es que la CF (el género de mis amores) está pasando por su peor momento. La cosa está muy chunga. En Francia se ha cerrado la colección de CF de J’ai Lu, que era la más importante de bolsillo.
Afortunadamente, para compensar, la fantasía está como nunca.
¿El motivo de la queja es… que el libro de León Arsenal no es fantástico?
Minotauro no solo publica fantástico o cf. En la cena del premio Planeta compartimos mesa con un señor que escribía ensayos cristianos o algo así, y los publicaba Minotauro.
Entendería la queja (o no, pero bueno) si el libro de León Arsenal apareciera dentro de una colección fantástica, pero no es así: está fuera de colección.
Minotauro tiene derecho a publicar lo que considere que le interesa.
Y el lector a adquirirlo o no adquirirlo.
Así funciona la ley del mercado.
Javier, cuando Juanmi y yo empezamos (no te digo ya Angel Torres) había muchísimos menos sitios donde publicar que ahora: un fanzine o dos (Kandama, Maser) y pare usted de contar. Nueva Dimensión desapareció cuando empezamos a publicar. Y nos tocó la travesía del desierto de los años ochenta: doce años o más escribiendo sin tener ni idea de dónde colocar el material, constreñidos a los cuentos y guardando novelas en el cajón.
El anónimo era yo. Coñazo de datos.
Nacho, te ha salido un comentario muy «español» 😉 Español en el sentido de que cuando parece que por fin una editorial de campanillas empieza a apostar por autores españoles surge la desconfianza. A mi particularmente la iniciativa me parece cojonuda, mal que nos pese, a la calidad se llega por la cantidad, pensar que por arte de birlibirloque todo lo español que se publique ha de ser sublime por definición es poner el liston no ya alto, sino inalcanzable. Y en cualquier caso, dar por supuesto que la calidad de lo español está por debajo de lo guiri… pues que quieres que te diga, desde mi punto de vista RHILA (pese a todo 😉 le da cien bofetadas a CARBONO ALTERADO, por poner un ejemplo, es imposible poner en la misma balanza una obra original y cuasi prodigiosa como la de Juanmi y un cúmulo de topicazos cyberpunkarras y pretender que quede equilibrada.
Espero que estos libros (sobre todo los de autores menos «consagrados» como Vaquerizo y Castrosín) tengan un efecto llamada, que los autores que se podían llegar a retraer ante el monolitismo que suponía Minotauro se animen a enviar sus originales (y a tomar buena nota del nivel que deben tener éstos) Vamos, revitalizar el género.
Y en cuanto a que el nuevo libro de León vaya a suponer la quiebra en la línea de Minotauro, pues que quieres que te diga, el CRIPTONOMICON, no es precisamente el paradigma de la ciencia-ficción o la fantasía y ahí tienes a Nova, como siempre (aunque no sea en su momento más brillante), y que yo recuerde, nadie se escandalizó porque esa novela saliera en una colección especializada.
Hombre, es que lo que haga Nova ya no escandaliza a nadie…
De todas formas, en el mundo del márketing, un «nombre de marca» es algo muy, muy valioso que no se puede dejar perder, pues si eso pasa, se confunde al consumidor (en este caso lector) y acabo perdiendo su «confianza» en la marca (Minotauro). Y creo haber entendido que por ahí iban los tiros.
Joer, ahora me entra un pequeño ataque de culpabilidad por ser «español» y sacar el hacha por aquello que llevábamos llorando en los foros. Pero soy «duro» con Minotauro porque es una editorial con la que siento que he crecido como lector y la tengo metida en mi corazoncito.
Repito que aprecio el esfuerzo de seguir con muchos autores, las oportunidades a los que escribís en español y la publicación de muchas cosas nuevas que aportan calidad y aire fresco. Pero también veo una deriva peligrosa y esta sobreabundancia que no me acaba de gustar. Y es que toda mi vida he sido fanático del equilibrio, la continuidad, la cadencia, la moderación,…
Rafa, no sabía nada de esos ensayos publicados por Minotauro. He estado antes buscando por el San Google y no he encontrado nada. ¿No será en otra editorial diferente que tenga una colección que se llame igual?
Libros de temática no fantástica recuerdo alguno de Ray Bradury, o de Ballard de ese futuro a cinco minutos vista, o, quizás, «Traduciendo el cielo» de Crowley (no lo he leído y no puedo confirmarlo). Pero son fruto de ese espíritu biblioteca de autor tan de la casa.
Y, desde luego, como ya he dicho (siento repetirme) Minotauro tiene todo el derecho del mundo a fijar su política editorial y cambiarla según estime oportuno. Ellos saben mucho mejor que cualquiera que nosotros qué deben hacer para optimizar su funcionamiento y seguir hacia adelante con su catálogo.
«Rhila» (y no es porque esté el autor presente; por ahí tengo una reseña escrita al poco de leer el libro) me parece una grandísima novela y no entiendo muy bien por qué (si no me equivoco) todavía no ha salido una segunda edición, síntoma que los lectores a la hora de comprar se conducen por caminos inexcrutables. De autores españoles creo que es lo mejor que ha publicado Minotauro y la veo asequible para todo tipo de público. Es algo que, creo, también ocurre con «Danza de tinieblas», que espero llegue allí donde debiera llegar, o «Los sicarios del cielo», novela que me dejó insatisfecho pero que, por lo que he hablado con gente de la tertulia de Santander que es más normal que un servidor, también puede funcionar de fábula.
Sin embargo a mi «Carbono alterado», a pesar de no aportar esencialmente nada nuevo, me pareció un libro cojonudo. Y «La leyenda del navegante» que comenta Juanmi, cuando la leí al poco de salir en Miraguano, sin ninguna referencia externa (cosas de vivir desconectado del fandom),… pues me aburrió soberanamente y me perdí por completo con el estilo. Quién sabe si la releo ahora mi opinión es completamente distinta, porque sin duda he cambiado como lector. Aunque lo de Martin son palabras mayores, sobre todo si consideramos sus mejores relatos 😀
Y «Criptonomicón»… pues es un gran ejemplo. No recuerdo cuál fue mi postura cuando lo publicó Nova. Seguramente estuviese calladito porque Stephenson me gusta mucho y no parecía que otra editorial se atreviese a publicar entonces un libro tan gordo y tan «arriesgado». Sí que recuerdo que en cyberdark se montó una buena por la división del libro, y algún elemento del foro (p.e. ivanbaley), se pasó los dos interludios entre libro y libro, especulando sobre cuándo y cómo iba a surgir el contenido de ciencia ficción, con toda una serie de teorías que no se cumplieron ni por asomo.
Tal que este señor y este título:
http://www.lsf.com.ar/libros/7/844508006.html
Dijo Nacho: «Rhila» (y no es porque esté el autor presente; por ahí tengo una reseña escrita al poco de leer el libro) me parece una grandísima novela y no entiendo muy bien por qué (si no me equivoco)
Es que no nos damos cuenta de lo pequeños que somos. Y aquí me incluyo como fan absoluto de la CF. El otro día lo estaba pensando: tengo el estudio en la «finca roja» de Valencia, un edificio emblemático en el que hay casi tres mil vecinos. Bueno, pues esta gente ya supera todo el fandom de España. Cualquier edición de Minotauro tiene que aspirar a vender más que a esta gente (aunque las ventas en el fandom no le vienen mal) o no le salen los números. El otro éxito de Minotauro es «Tiempos de arroz y sal». Sorprendente, ¿no? Una novela de la que apenas se ha hablado dentro del fandom.
Recuerdo que cuando «El Refugio» apareció en quinto lugar en la lista de ventas de Gigamesh llamé entusiasmado a Miquel Barceló y él me hechó un jarro de agua fría: «para que llame la antención de los «de arriba» tendría que aparecer el quinientos en la lista de ventas de «El Corte Inglés».
Somos muy pequeños, y me jode que sea así. Y me jode el reciente artículo del blog de Julián sobre este tema, pero me temo que tiene más razón que un santo. La realidad está ahí fuera.
«Rihla» ha funcionado bastante bien, aunque estoy seguro de que la mayor parte de las ventas han sido fuera del fandom.
Y sobre gustos… Conocí al autor de «Carbono alterado» en Epinal y es un tío encantador, y su mujer (que es española) más encantadora aun. En cuanto apareció la novela la compré de inmediato. Y de verdad, lo juro, que pocas veces me he enfrentado a una novela con tan buena predisposición. Y no pude con ella, lo siento. No voy a hacer una crítica porque ojalá que venda muchas, pero no es lo que me apetece ni lo que me interesa leer.
Y tu entrada es muy interesante, Nacho, de veras. Al menos nos ha permitido debatireste tema. Para eso están los Blogs, ¿no?
Por cirto, que el Richard Morgan (el autor de «Carbono alterado») sería un tipo «invitable» a una Hispacón. Es un tío simpático de vedad y daría mucho juego. AHñi queda la idea.
A partir del enlace me he encontrado con que son varios libros de este tipo publicados la colección Zenith.
http://www.unilibro.es/find_buy_es/result_editori_id.asp?editore=2264&id_aff=
Como «El Santo Grial: En busca de una leyenda»
http://www.unilibro.es/find_buy_es/libro/ediciones_minotauro/el_santo_grial_en_busca_de_una_leyenda.asp?sku=689747&idaff=0
O «El código azteca: la iniciación espiritual de la pirámide de fuego»
http://www.elcorteingles.es/libros/producto/libro_descripcion.asp?CODIISBN=8445080032
Lo que no he visto es una portada en la que se vea con la suficiente definición lo de Minotauro. Hasta entonces quiero creer que no los han sacado ellos o que los ha publicado otra división de Planeta; no aparecen en sus documentos de novedades ni en su página web.
Lo de «Tiempos de arroz y sal» tiene una explicación que justifica, en parte, su éxito: estaba en todos los sitios, se gastaron su dinero en promocionarlo (¿os acordáis de las cuñas en la radio?), estaba muy bien colocado entre los bestsellers,… No sé si les salió rentable esa campaña, pero creo que cuando una editorial se pone a cien con uno de sus libros, independientemente de su temática, y se gasta los cuartos así suele obtener resultado.
No digo que tengan que hacerlo con todos los libros, pero «La espada de fuego» debería haber estado en las librerías como están ahora los de Laura Gallego y Christopher Paolini, y le habría ido todavía mejor entre ese público juvenil. Quizás habría llegado a más de 50000 ejemplares vendidos.
(hablo siempre desde la perspectiva de Santander, que es donde observo estas cosas)
Y «Rihla»… cierto, el fandom pueden ser 3000 personas, pero lectores que compran (habitual o esporádicamente) género son bastantes más.
El comentario de Julián, como todos los que está escribiendo en su blog, son muy productivos. Aunque EMHO el mayor veneno para los que escribís literatura fantástica, más allá de las etiquetas, es publicar en las colecciones donde encontráis hueco. Si queréis romper esa barrera posiblemente no quede otra que alguna de las editoriales grandes os abra (amablemente o con ariete) sus puertas como se han abierto a las obras de Ishiguro, Niffenegger, Somoza o Sánchez-Piñol.
Disculpad mi supina ignorancia, ¿pero no publicáis en editoriales fuera de género porque no os hacen caso o porque preferís hacerlo en las de género? Supongo que debe ser lo primero, pero la verdad es que visto desde fuera, no tengo ni idea.
«Au diable Vauvert», mi editorial francesa, no está especializada en género. Y las versiones de bolsillo de «La locura de Dios» y «Rihla» tambien han aparecido en Francia en colecciones generales.
«Mundos y demonios» tiene problemas para salir en bolsillo porque es claramente «genero» y la gran editorial de bolsillo «J’ai lu» ha dejado de publicar ciencia ficción.
Pues yo estoy de acuerdo con Nachio, esta no es mi Minotauro que me la han cambiado. Primero por estetica, ese paso de la tapa dura a la blanda no me convencio nada y luego por el tipo de libros que esta publicando, cada vez los veia menos «Minotauro», al margen de lo buenos o malos que sean. Lo de que salga un clon del codigo Da Vinci ya me parece la puntilla.
Porrua nunca hubiera hecho eso.
Es verdad que ahora hay nuevos dueños y pueden hacer con la coleccion lo que les de la gana (faltaria mas) pero de ahi a que eso sea positivo, o mantener el espiritu de la editorial media un abismo.
Y tampoco me convencen otras cosas que se han escrito por aqui. Pues claro que Planeta queria a Minotauro por el Señor de los Anillos, mantuvo luego el sello por que vio que era una marca contrastada que tenia un publico de los mas interesante y, a partir de ahi, ha empezado a experimentar para ver si se le puede sacar una buena tajada (vease premio), si la cosa no pita, cerraran el chiringuito y a otra cosa. Pero eso si, los libros de Tolkien seguiran publicandolos donde haga falta.
Y decir que Planeta, una de las editoriales mas ricas y potentes del mundo es «heroica» por sacar miniediciones de Ballard me parece de chiste. Seguro que por publicar 1.000 ejemplares de lo ultimo de ese señor se arruinan. Heroico era lo de Porrua y heroico es lo que hacen Gigamesh o Bibliopolis, seamos un poco serios y no perdamos la perspectiva, por favor.
En primer lugar:
Yo he analizado el tema desde el punto de vista de:
1/ aficionado al género.
2/ autor del género.
3/ profesional que colabora habitualmente con varias editoriales, pequeñas y grandes.
Creo que eso me da un poco de perspectiva. Lo de la seriedad espero que se me suponga, como el valor en la mili.
Yo no he puesto en duda tu seriedad, así que seguro que podrás explicarme de dónde vienen tus conocimientos sobre el tema para rebatirme de un modo tan contundente.
En segundo lugar:
Dime dónde he comparado yo el Minotauro actual con Bibliópolis o Gigamesh (dos editoriales con las que también trabajo), porque no me parece muy serio eso de poner palabras en mi boca para luego rebatirlas.
El criterio antes de la compra por Planeta, visto desde fuera, parecía: puedo permitirme publicar estos títulos minoritarios porque tengo ESDLA para sostenerlos. Con la compra de Planeta el criterio *creo* que ha cambiado en parte. Como, por ejemplo, cambió en un momento en sus ediciones de cómic u otros sellos adquiridos. Ahora *parece* que se opta por que cada título y cada autor se sostenga por sí mismo, situación dura pero razonable dentro de este contexto. Por poner un ejemplo que cita Iván Bibliópolis funciona así, y si no que se lo pregunten a Disch (sé que no es lo mismo, pero en todas partes tienen que hacer sacrificios).
Mientras en ciertos nombres que dan prestigio se mantiene la manga ancha. Y por eso me sumo al calificativo heroico mientras siga ocurriendo, ahora que los editores ya no tienen que rendir cuentas a sí mismos, sino al contable.
Por otro lado… acabo de regresar de una librería y en la mesa de los bestsellers, a dos libros de distancia del «nuevo» de Dan Brown, estaba «El espejo de Salomón». Al menos le han colocado donde parece que corresponde. Ahora que la gente lo lea y que León se lleve de esta aventura un buen pico.
Dijo Nacho: «El criterio antes de la compra por Planeta, visto desde fuera, parecía: puedo permitirme publicar estos títulos minoritarios porque tengo ESDLA para sostenerlos.»
Y probablemente es cierto. Y cuando vio la oportunidad de vender el negocio por un monton de pasta lo hizo, con lo que el negocio le salió redondo. Durante años publicó lo que quiso sin dar cuentas a nadie y al final salió ganando gracias a la película de P. Jackson. Se encontró dos veces la misma mina de oro. Imaginemos una de esas viejas películas de Gary Cooper; al protagonista le toca el gordo de la lotería, durante el resto de su vida se dedica a hacer el bien y a ayudar a los pobres… Y, cuando es viejo le vuelve a tocar la lotería. Muy justo, así deberían ser las cosas si hubiera alguien ahí arriba. Y yo me alegro un montón por Porrua, que se dió el gustazo de hacer lo que le vino en gana, regalándonos un montón de buenas novelas por el camino, y al final salió ganando.
Pero vendió la editorial y en el crudo mundo real, a no ser que tengas una fortuna que te repalde, si fabricas algo y no lo vendes tienes que cerrar el chiringuito. Las editoriales pequeñas tienen más margen para esto, pero las grandes están marcadas por contables, como tú dices. Quizá hubiera sido mejor que Porrúa vendiese su editorial a una empresa pequeña… pero claro, le habrían pagado menos pasta y la historia tendría un final menos feliz. Vendió a quien quiso e hizo un buen negocio, como intenta hacerlo todo el mundo (creer lo contrario si que es no tener perspectiva)
Pero una buena noticia (al menos para mí), la gente que está al frente de la nueva Minotauro, al menos su director, es tan fan del género como lo somos tú y yo, así que aprovechan una parte de sus beneficios en mantener vivo el catálogo de la antigua Minotauro.
Y, también, en apoyar decididamente al género escrita en español. Lo que visto lo visto, también tiene su puntillo de heroicidad.
Si Planeta mete la pata con unos cuantos titulos no le va a pasar nada, como mucho cierra el sello Minotauro y sigue para adelante, ganando pasta en grandes cantidades.
Si eso le pasa a una editorial pequeña (poned el nombre que querais) significa el cierre del proyecto y, a lo mejor, la ruina para su dueño.
Por eso insisto en la cuestion de la perpespectiva, no es lo mismo un gigante que un enano. Y por eso tengo claro que, si hay que hablar de heroes (que a lo mejor es un termino poco afortunado hablando de negocios) los heroes son los enanos, no los gigantes.
Es cierto que el actual director de Minotauro es un aficionado a lo nuestro pero tanbien lo es que tiene que responder ante unos jefes, cosa que no ocuria con Porrua y le daba mayor libertad. Porrua tenia un colchon (Tolkien) pero para Planeta Tolkien no es un colchon, son beneficios. Y,claro, ahora Minotauro necesita buscar nuevos colchones y eso se llama Codigo Da Vinci. ¿Que es licito? Claro ¿Que el libro de Arsenal igual esta hasta bien? Quizas ¿Que Porrua no hubiera hecho lo mismo? Seguro (hubiese recortado el numero de novedades como hizo muchas veces pero habria mantenido el «espiritu» de la editorial) ¿Que a mi no me gusta? Fijo, pero creo que tambien estoy en mi derecho para criticar ests cambios, por lo menos como cliente.
Nosé si alguien leerá esto, pero bueno, aquí lo dejo:
Por lo que dicen el foro de Minotauro – en http://www.scyla.com/forum – la cosa no va mal con Arsenal y Negrete:
«El espejo de Salomón» más de 10.000 ejemplares vendidos y a punto de sacar una segunda edición y «El Espíritu del Mago» va por el mismo camino.
Pues me alegro (mucho) por los autores, aunque en el caso de «El espejo» esperemos que no se convierta en costumbre. Porque si es así…
Por otro lado, qué curioso lo de «El espejo». Una tirada de 10000 ejemplares. Supongo que con ese producto sí que confiaban en vender. ¿Será únicamente por la temática del libro o también interviene la promoción que han hecho? ¿Se podría extender esta promoción a otros de sus productos o es que no confían en ellos?
Tendría que pasarme por scyla, pero no me mola nada eso de tener que registrarme aunque sólo sea para leer lo que van respondiendo.
Es estupendo leer esto años después, y ver que realmente todos esos libros saturaron el mercado y que ahora sólo rellenan estanterías y estanterías de saldos de los centros comerciales. Sin que practicamente nadie se acuerde de ellos, claro.
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