El águila en la nieve

El águila en la nieve

El águila en la nieve

Los acontecimientos terminales me atraen. Las resistencias numantinas hasta el último hombre me apasionan. Mi pasaje favorito de El Señor de los Anillos es la batalla del abismo de Helm. He perdido la cuenta de las veces que he visto Zulu. No creo que haga falta escribir más para explicar por qué me sentí atraído por El águila en la nieve y por qué, después de leerla, me parece una narración épica en estado puro, fruto de un tiempo en el que las novelas históricas se concebían como narraciones individuales de una extensión «normal».

Escrita en el año 1970 e inédita hasta hace un año, El águila en la nieve relata en poco más de 300 páginas la resistencia de la última legión al paso de los Alanos, Suevos, Vándalos… al otro lado del Rhin hasta el invierno del año 406. Cómo unos miles de soldados bloquearon durante meses a cientos de miles de personas que buscaban mejores tierras, empujados por los bárbaros que venían detrás de ellos. Para ello su autor, Wallace Breem, se sirve del relato en primera persona de Paulino Gayo Máximo, su general al mando, para describir el golpe de gracia a un Imperio que venía tambaleándose desde hacía décadas.

La narración tiene un tono crepuscular. Máximo y su amigo Quinto Veronio, el hombre al mando de la caballería, son soldados a la antigua usanza decididos a llevar a cabo sus órdenes hasta el (presumible) fatal desenlace; seguidores de un culto, el mitraico, proscrito desde que el cristianismo fuese instaurado como única religión de una sociedad que poco tiene que ver con la que aprendieron de sus padres; hombres entrados en años que saben que el Imperio se encuentra al borde del colapso y que tienen que sobrevivir no sólo a los bárbaros sino a las propias trabas impuestas por su propia burocracia.

Aunque la parte principal de la novela relata una sucesión de escaramuzas, batallas, asedios… en toda su crudeza también se describen los ardides diplomáticos que hicieron grande a Roma; ardides sin los cuales habría sido imposible bloquear el Rhin. Además el interés de Bleem va más allá de la contienda en sí y recuerda la vida de Máximo desde que era un niño en la Galia, su servicio en el muro de Adriano en Britania, su lucha contra las invasiones sajonas, el momento en que Estilicón, el general de origen bárbaro encargado de defender el Imperio Romano de Occidente del asedio de los Godos, le puso al mando de dicha legión… Hechos que enriquecen la novela hasta convertirla en un compendio del modus vivendi en los tiempos finales del Imperio Romano y las causas, sobre todo internas, que condujeron a su destrucción.

Parece que comercialmente El águila en la nieve está funcionando. Hace un par de meses ha aparecido una nueva novela de Breem ambientada en el Imperio Romano, esta vez en los tiempos de Augusto: El enviado de Roma. Aunque el contexto y la trama sean completamente diferentes, no me la pienso perder.

¿Hace falta decir más?

Esta entrada ha sido publicada en Libros sabrosos, Reseñas y etiquetada como , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

11 respuestas a El águila en la nieve

  1. Egan dijo:

    Si tiene intriga política junto a violencia militar ya es algo que me chifla y me pone las glándulas. Para colmo, los bárbaros que empujaban a suevos, alanos y otras ONG creo que eran los hunos ¿O eso fue por el Danubio mas tarde? Sí, creo que sí…de todas maneras, mayores complicaciones no le podían caer a aquella legión, desde luego, y época histórica más intensa es dificil de encontrar.

    Y a ver si paras de recomendar libros con ese entusiasmo, joer, que han terminado las navidades y a la tarjeta voy a tener que inyectarle hormonas o algo así.

  2. Nacho dijo:

    Sí, son los Hunos.

    El entusiasmo… ha tocado dos libros que me han encantado. Y prepárate porque en breve habrá una de «Sueño del Fevre», que acabo de releer y que, con matices, me ha gustado casi tanto como la primera vez. Apetece mucho más escribir sobre ellos que no de otros que no he comentado, como por ejemplo «Humanos» de Robert J. Sawyer. Un truño de esos que serviría para el lucimiento personal pero que no merece más palabras que «Es una puta mierda». Y para eso ya tengo el facebook XD

  3. juan dijo:

    El libro parece interesante, me gusta la novela historica casi tanto como la fantasía, pero le he hecho la cruz a esa editorial y no pienso comprar ningún libro más de esa editorial hasta que no saque el último de «Geralt» en un solo tomo. Es una pena.

  4. carina dijo:

    os recomiendo muy fervientemente la trilogía de Santiago Posteguillo «Africanus, el hijo del cónsul», «Las legiones malditas» y finalmente «la traición de Roma». De lo mejor que he leído en novela histórica 🙂

  5. Nacho dijo:

    Carina. Ya sois varias personas las que me habéis recomendado los libros y tengo «Africanus» desde hace unos meses esperando un hueco en la mesilla de noche. Antes de fin de año espero ponerme con él.

  6. Pingback: 13 de mayo « ¿Qué escritor nació el…?

  7. Pingback: El enviado de Roma, de Wallace Breem | C

  8. Hwn dijo:

    Sobra añadir que los soldados romanos de hacia el 400 d.C no llevaban ni en broma la pinta del legionario de la portada. Da igual que la acción transcurra en época de Escipión el Africano, de Julio César o de Estilicón el Vándalo -su mamá era romana, que conste-, pero siempre se pone a un tío con «lorica segmentata» en la portada. No falla.
    Si pillo esa novela en inglés, me la leo fijo.

  9. Pingback: El leopardo y la montaña | C

  10. Pingback: Recomendaciones lectoras para esta Navidad… o para cualquier otro momento | C

  11. Pingback: Lobas de Tesalia, de Pilar Pedraza | C

Los comentarios están cerrados.