La revista argentina Cuasar, la más longeva entre las que se publican en nuestro idioma en lo que a literatura fantástica se refiere, se ha animado a lanzar una colección de narrativa. Y el elegido para abrir el fuego es un autor que ya inauguró otras dos colecciones (Gigamesh y Albemuth Internacional): Greg Egan (del que Nova publicará próximamente su colección de cuentos Axiomático). El título del libro es Oceánico y contiene tres novelas cortas:
- “Oceánico”, ganadora de los premios Hugo, Locus y Asimov’s Science Fiction, entre otros.
- “Oráculo”, premio Asimov’s Science Fiction y finalista del Hugo y el Locus.
- “Singleton”, finalista de los premios Locus, Sturgeon y British SF.
Luis Pestarini comenta lo siguiente en la presentación del libro:
Si además de entretenida y de lectura compulsiva, la ciencia ficción también es literatura de ideas, si son tan importantes los planteos conceptuales o la especulación como los atributos literarios, hay un escritor que en la última década y media se ha situado varios cuerpos por delante de sus colegas. Es el australiano Greg[ory Mark] Egan, un matemático y programador nacido en Perth en 1961 que comenzó a publicar de manera vacilante en la primera mitad de los ‘80 y que comenzó a brillar una década más tarde. Es asombroso el dominio que manifiesta Egan de las disciplinas más variadas: en sus relatos somos bombardeados por ideas a cada página, de áreas del conocimiento tan disímiles como la matemática, la sociología, la computación, la física o la biología. Valen como ejemplo los primeros párrafos de “Yeyuka”: el protagonista descansa en una playa mientras cavila sobre un dispositivo tienen en un dedo como un anillo, que está conectado mediante capilares con su corriente sanguínea. Este dispositivo filtra la sangre, detectando virus, células cancerígenas y otros posibles problemas para la salud. Gracias a él la expectativa de vida se ha extendido quince años. Pero el relato no se centra en esta pequeña maravilla sino en sus efectos: la brecha entre ricos y pobres se hizo más amplia, las compañías dedicadas a la tecnología médica tienen poder sobre la vida de cientos de millones de personas de los países pobres y lo ejercen. En otra de sus historias, “Aprendiendo a ser yo”, la trama gira en torno a los dilemas que genera otro dispositivo: en este caso se trata de la joya, un chip que es instalado junto al cerebro de todos los hombres al nacer y almacena sus vivencias, emociones y pensamientos, como un auténtico back up neuronal. El conflicto del relato se desata cuando el protagonista se enfrenta con una decisión: al comenzar la degradación natural del cerebro la costumbre es reemplazarlo por el dispositivo. En un planteo digno de un Philip K. Dick hiperracional, el protagonista se pregunta si seguirá siendo el mismo o se convertirá en una mera representación artificial.
Doy fe de que es todo esto… y mucho más. Sólo hay que leer una de sus tres primeras novelas traducidas a nuestro idioma (Ciudad permutación, Cuarentena y El instante Aleph). Aunque para disfrutarlo hay que tener la mente preparada para todo el arsenal de especulaciones cinetífico tecnológicas de altos vuelos que convierten cada una de sus obras en un reto considerable en estos adocenados tiempos en los que Robert J. Sawyer es considerado como paradigma de la mejor ciencia ficción hard.
A ver si David se pone de acuerdo con Pestarini y la tienda naranja trae el libro (y Cuásar). En Argentina se está (re)activando la publicación de literatura fantástica (en castellano y anglosajona) y en España resulta bastante complicado hacerse con ella. De ahí la necesidad de tener un intermediario que facilite la misión jugando el papel de importador. Ya hay algunos (Gigamesh, Miraguano), pero si cYbErDaRk se está convirtiendo en la tienda de referencia para asuntos del fantástico en la red debe seguir sumando razones que le permitan aumentar mercado; especialmente entre la gente de las grandes ciudades. Entre el público de provincias, una vez que se ha experimentado el servicio, nos tiene ganados. Pero en Madrid o Barcelona hay tiendas donde comprar todos los libros de los que dispone. Es ahí donde se necesita un plus que decida a la gente a apostar por realizar un pedido. De paso el resto salimos beneficiados.
>>> En Argentina se está (re)activando la publicación de literatura fantástica (en castellano y anglosajona) y en España resulta bastante complicado hacerse con ella. De ahí la necesidad de tener un intermediario que facilite la misión jugando el papel de importador.
Si, mencionar además el año pasado Interzona sacó «Preparativos de viaje» de John Harrison y pedirlo sale por un pico aunque no lo vi por Madrid antes de irme. En la página de Miraguano no lo tienen, ¿alguien sabe dónde conseguirlo?.
Me ha comentado David que los de Cuásar los tiene pensado distribuir Distrimagen, así que será bastante fácil conseguirlos. Lo de Interzona… ni idea. Si te enteras de algo coméntalo, que es una colección de cuentos que también me interesa.