Hace unos días ha surgido la noticia de la aparición de una nueva editorial, Berenice, que va a publicar una colección de literatura fantástica. Sus tres primeros títulos serán:
- Dudo errante, de Russell Hoban
- La nave, de Tomás Salvador
- El circo del Dr. Lao, de Charles G. Finney
Antes de nada, desear un feliz y auténtico aterrizaje a nuestras librerías. Digo lo de auténtico porque este tipo de iniciativas no siempre llegan a concretarse (si no, recuérdese aquella editorial que iba a traducir por primera vez The Green Odyssey de Farmer o Auf zwei Planeten, el libro más conocido de Kurd Lasswitz, y que se perdió en el limbo de los buenos propósitos jamás concretados). Después, recomendar la lectura del gran clásico de la ciencia ficción española previa a los años 80, La nave, que EMHO le da sopas con hondas a cualquier autor patrio previo a dicha década (no era muy difícil) y resiste la comparación con los clásicos de naves generacionales.
Pero esta entrada bascula entorno a algo diferente a la divulgación: la publicación de un libro intraducible como el de Hoban, un autor del que los críticos anglosajones hablan maravillas y que con Dudo Errante sublimó al máximo sus dotes especulativas. Según cuenta David Pringle en su lista de ciencia ficción publicada por Minotauro, estamos ante un relato post hecatombe nuclear narrado con un dialecto de factura propia derivado de un inglés degradado. Algo que hemos podido leer otras veces. La gracia está en que, según confiesa Pringle, en determinados momentos (bastante numerosos) es hasta difícil de comprender para los propios angloparlantes. Extraigo un ejemplo que pone en su miniensayo sobre la obra
wear 2 1/2 uv I thing yu & me
que es
we’re two halves of one thing, you and me
uséase
tú y yo somos dos mitades de una misma cosa
Si el núcleo central de Dudo Errante reside en esta neohabla y observamos que es intraducible, al final nos quedamos sólo con una parte, el fondo formado por la historia, los personajes, el escenario y los temas que trata. El resto, la forma, se perdió al ciento por ciento porque es imposible trasladar a nuestro idioma la compleja construcción de la que estamos hablando. Y al final, sólo hay dos opciones: o ser «respetuoso» con el original y acudir a las recetas típicas de escribir en plan Ke rulen los petas, bibha io hi my kultura o utilizando leguaje a lo sms, o pasárselo por el forro y convertirla en una narración convencional sin alardes formales. Llegado a este punto llego a la conclusión de que ambas soluciones me resultan igual de perturbadoras e insatisfactorias. Habiendo tantos títulos que publicar, hay que apostar por aquéllos que se pueden vertir sin incurrir en excesivos sacrilegios.
Así que, señores editores, dejen estos fuera del alcance de nuestras manos. Mejor tener un mito intocable en el pedestal que una versión cañí traicionera que en nada se asemeja al original. Si no que se lo pregunten a los lectores de género que están leyendo Feersum Endjinn, que le están dando un repaso escandaloso. Puede que en gran parte por un fallo en sus concepciones. No sabían lo que iban a leer traducido.
O dejen de tratar al género como uno «menor». Traducciones anotadas en plan las pocas que hay de Shakespeare o ediciones bilingues…
Dentro de mi ignorancia y según lo hojeado de pasada en una tienda, las partes en jerga de «Feersum Endjinn» me parecieron bastante bien adaptadas y estas que pones de «Riddley Walker» se parecen muchísimo a lo usado por Banks. Otra cosa es, como he podido comprobar tristemente por cómo se han recibido las últimas novelas de Banks, que el lector medio fandomita está para pocos esfuerzos mentales y ninguna paciencia y es más bien refractario a una cf un poco diferente y literaria, cuando en el mundo de la literatura general están aburridos ya de experimentar. Si alguno se leyera el «Finnegan´s Wake» si que iba a flipar. Es triste pero es así.
De todas maneras, dentro de mi enorme decepción por lo de «Feersum Endjinn», reconozco que leerse un libro entero en este tipo de jerga resulta a lo mejor un poco agotador…
Es curioso, pero las notas del traductor (versión ultralight de la obra anotada) parecen haber caído en desgracia, y toparse con una se ha convertido en un auténtico acontecimiento (salvo excepciones como el Incordie a Jack Barron de La Factoría, que es para leerlo y no creerlo). Una decisión editorial que, aunque me han explicado profesionales de esto, me sigue pareciendo cuestionable. No sé si el lector tipo las echará de menos, pero a mi no me molesta salir un momento de la narración para que me expliquen cuál era el juego de palabras que no se ha podido respetar…
Lo de las ediciones bilingües de determinados títulos sería una gozada. Irrealizable, pero cojonudo 😉
Por otro lado, en algún lugar debí haber escrito eso de estoy hablando de oídas, porque no he leído nada de lo que trata esta entrada. Es sólo una manifestación de algo que ronda mi cabeza desde que me enteré de la noticia. A ver qué opinan las «ovejas» (que el pastor es más falible que maradona en la noche napolitana)
Y lo que comenta fonz del lector medio… es tal cual (yo mismo muchas veces soy un buen ejemplo), a lo que viene unido al puro desconocimiento. No nos preocupamos por saber qué narices vamos a leer y las editoriales tampoco se molestan en contárnoslo. No sé, me acabo de leer una novelita que ha publicado Minotauro de Pierre Pevel, y si lo coges como lo que te parecen vender, una novela de fantasía europea de calidad, te pillas un cabreo morrocotudo. Pero si te la pillas como lo que es, una fantasía en plan novela juvenil, hasta tiene un pase. La pena es que en vez de haberse publicado en Minotauro tenía que haber salido en una colección más apropiada para lectores de 14 a 16 años.
Aquí ocurre lo mismo. La gente se va a por Banks y espera encontrarse un space opera británico de la última hornada. Que, seamos sinceros, tampoco es que sea complicado de digerir (salvo Ken MacLeod, al que, curiosamente, también le llueven palos). ¿Y qué se encuentra? Lo que no espera. Chasco monumental. Mira por donde, a Luz le pasó lo mismo.
Aunque a lo que voy es que la experimentación en Luz, desde mi desconocimiento del original, se conservó bastante bien en la traducción (sin entrar a valorar esta; hay gente más indicada para hacerlo). Sobre todo en lo que al lenguaje de Harrison se refiere.
Hace unos días me dio por leer en una librería las dos primeras páginas de Tormenta de alas y me quedé prendado del estilo, que supongo refleja el original de Harrison. Sin embargo, cuando hablamos de algo tan particular como estas obras que van mucho más allá del lenguaje inventado por Burgess para La naranja mecánica, ¿se conserva el original o se le cambia por completo? Es que ahí está mi duda, temor,…
Lo que os juro que es un misterio es el distribuidor de esta editorial… nadie la conoce 🙂
¡Hola!!!
Berenice es una nueva editorial cuya base de operaciones está en Córdoba.
Detrás de ella hay gente que ya lleva tiempo en el asunto, una mitad de Berenice tiene que ver con Plurabelle (otra editorial de nuevo cuño y mucha calidad), y respecto a la distribución creo que comparte algunos recursos con Almuzara (voila, otra más!!).
Espero haberos aclarado un poquito más.
¡Saludos desde Barcelona!
darthseid@yahoo.es
Hola, no sé quien es darthsaid, pero ratifico lo que dice.
Yo voy por el capítulo 14 de la obra de Hoban y os recomiendo a todos que la leáis.
La traducción ha sido hecha de acuerdo con el autor, quien antes de ese día, siempre se negó a ceder los derechos de traducción. Eso dice algo bueno, ¿no?