Faltan poca más de 24 horas para que se conozcan los ganadores de la segunda edición del premio Xatafi-Cyberdark, que este año tiene los siguientes finalistas:
Libro de ficción en español
- Juan Miguel Aguilera, El sueño de la razón (Minotauro)
- Selección de Julián Díez, Franco. Una historia alternativa (Minotauro)
- Cristina Fernández Cubas, Parientes pobres del diablo (Tusquets)
- Rafael Marín, Juglar (Minotauro)
- Javier Negrete, Señores del Olimpo (Minotauro)
- Sergio Parra, Jitanjáfora (AJEC)
Relato en español
- Santiago Eximeno, «Camino del cielo» – Franco. Una historia alternativa (Minotauro)
- Santiago Eximeno, «Huerto de cruces» – Paura 3 (Bibliópolis)
- Cristina Fernández Cubas, «La fiebre azul» – Parientes pobres del diablo (Tusquets)
- Ramón Muñoz, «Arquitectura fascista» – Franco. Una historia alternativa (Minotauro)
- Eduardo Vaquerizo, «Víctima y verdugo» – Artifex Tercera Época 3 (Bibliópolis)
Libro de ficción extranjero
- Greg Egan, Axiomático (AJEC)
- Scott Lynch, Las mentiras de Locke Lamora (Alianza)
- Ian McDonald, El río de los dioses (La Factoría)
- David Mitchell, El atlas de las nubes (Tropismos)
- Haruki Murakami, Kafka en la orilla (Tusquets)
- Mike Resnick, Sueños nuevos por viejos (Alianza)
Relato extranjero
- Raphael Carter, «Agenesia congénita de la ideación sexual, por K.N. Sirsi y Sandra Otkin» – Gigamesh nº 43 (Gigamesh)
- Greg Egan, «Aprendiendo a ser yo» – Axiomático (AJEC)
- Greg Egan, «El diario de cien años luz» – Axiomático (AJEC)
- Mike Resnick, «Mwalimu en el cuadrilátero» – Sueños nuevos por viejos (Alianza)
- Robert Silverberg, «En grupo» – Gigamesh nº 43 (Gigamesh)
- Banana Yoshimoto, «Una experiencia» – Sueño profundo (Tusquets)
Iniciativa editorial
- La Biblioteca del Laberinto, por su recuperación de obras.
- Cátedra por Cuentos fantásticos de la España del realismo (Juan Molina Porras, ed.)
- Espasa-Calpe, en conjunto, por varios libros anotados y críticos.
- Fundación José Antonio de Castro, por Obras literarias en castellano, en dos volúmenes, de Álvaro Cunqueiro.
- Planeta-De Agostini, por «Biblioteca de Ciencia Ficción», de distribución en quioscos.
- Valdemar, por Danza Macabra, de Stephen King.
Como el año pasado, voy a comentar muy por encima los resultados en las diferentes categorías sugiriendo una serie de obras que se han quedado fuera y que, creo, podrían haber entrado entre los finalistas. Un repaso personal e intransferible que nada tiene que ver con las deliberaciones del jurado.
Comenzando con la categoría libro de ficción en español, hemos asistido a otro año más que estimable, con hitos como la las dos finalistas del premio Minotauro 2006 o la sutil colección de relatos de Cristina Fernández Cubas. De los títulos que han quedado fuera uno ha llamado especialmente la atención: Su cara frente a mi de Luis Ángel Cofiño. Una novela que ha alcanzado una extraña unanimidad entre los lectores de la red dada su audacia. En apenas 300 páginas toca la exploración espacial, los últimos avances en clonación, la amenaza de las megacorporaciones y el control de los estados sobre sus ciudadanos, la búsqueda de la inmortalidad, los problemas psicológicos derivados… sin chirriar, dejando muestra de un enorme ingenio creativo. Sin embargo me temo que no se puede decir lo mismo de su aspecto formal, con una estructura y una narrativa que no me parecen igual de cuidadas. En todo caso, merece tenerse en cuenta, al igual que otras dos obras que se han quedado fuera del sexteto: la absorbente La silla, uno de esos raros libros que te lees de una sentada y te lo hace pasar realmente mal, hasta el punto de perdonar las trampas que sitúa David Jasso en el camino, y La Casa de la Colina Negra, la agradable entrada de José Antonio Cotrina en la novela juvenil, una fantasía oscura bien construida cuyo mayor handicap es que su conclusión queda un tanto abierta.
Si pasamos a la categoría libro de ficción extranjero, no se puede decir lo mismo. El año 2005 fue magnífico, con un conjunto de obras de una calidad muy elevada en la que coincidieron grandes autores mainstream (Kazuo Ishiguro, Philip Roth), grandes escritores de género (George R. R. Martin, Andrzej Sapkowski, Fredric Brown, Bruce Sterling) y grandes primeras novelas (Audrey Niffenegger, Susanne Clarke, David Mitchell). Estas manifestaciones de excelencia han sido menores en el 2006, quedando reducidas a un número de títulos mucho más reducido. Aparte de los seleccionados, no quería pasar la ocasión para recomendar una vez más Leyes de mercado, el grito de rabia de un desinhibido Richard Morgan en contra de la globalización; la turbadora La chica de al lado de Jack Ketchum, una novela que comienza suave, como si fuese poca cosa, que se hace fuerte en la proximidad y la subversión y que crea una tensión psicológica descomunal; y La voz del fuego, un fix-up extraño y genial, a ratos confuso, a ratos cristalino, donde Alan Moore conecta hábilmente la Historia con su visión mágica de la realidad.
Pasando a las categorías de relato, en español se han quedado por el camino un buen número que bien podrían haber quedado entre los mencionados. Uno de los mejores cuentistas de terror, Juan Díaz Olmedo, publicó «El señor de las ratas» y «Casa de muñecas«, sendas historias en las que moderniza y personaliza dos arquetipos fundamentales de la literatura de terror: el vampiro y las muñecas de porcelanas. Con ese toque macabro, salvaje y un poco efectista que lo caracteriza. No habría estado mal que alguno de los relatos elegidos por Mariano Villarreal para su Visiones 2006 pasase el corte: ha conseguido una selección muy equilibrada con algunas muestras que rayan el notable, caso de «Invasión» de Ismael Martínez Biurrun. La típica historia de invasión sutil narrada con intensidad y que transmite un gran desasosiego. También quiero recordar dos de los mejores relatos del último Paura, «Compañero de juegos», de Rafael Ramírez Escoto y «Consuelo en la luna», de Marc R. Soto, que asientan la necesidad de una publicación como ésta que también apuesta por un terror heterodoxo, contemporáneo, muy apegado a nuestra realidad cotidiana.
En relato extranjero la cosa aparentemente se presentaban peor que en el 2005. Las revistas Asimov Ciencia Ficción y Galaxia cerraron y Gigamesh sólo publicó un número. Sin embargo se editaron un puñado de colecciones y antologías de relatos que, además de cuatro finalistas, podrían haber aportado alguno más. Entre los que han quedado fuera hay una ausencia que me «duele» especialmente: la de Thomas Ligotti . Cierto que su recopilación La fábrica de pesadilas tiene mucho de anacrónica, pesada, densa. Un retorno a un terror de otra época a todas luces pasado de moda. Sin embargo su contenido claustrofóbico, mórbido, atmosférico, le dota de un atractivo único del que, dado su carácter reiterativo, se debe disfrutar en pequeñas dosis. No es un libro para leerse de seguido porque satura. Entre la veintena larga de cuentos que contiene destaca sobremanera «La torre roja», una lúcida y enfermiza alegoría sobre la decadencia y la corrupción social y personal.
Tampoco quiero olvidarme de Kristine Kathryn Rusch, una sólida cuentista que ganó el premio UPC de novela corta del año 2005 con «Buceo en los restos del naufragio«. Una historia de ciencia ficción que, ciñéndose a un molde clásico, aporta pulso, tensión y un buen retrato de personajes. Y como debilidad hacia Sherlock Holmes y los mitos de Cthulhu, en la gris antología Sombras sobre Baker Street había algún que otro cuento destacable, caso de «Arte de sangre» de Brian Stableford, uno de los que mejor concilia el mundo de Lovecraft con la obra de Doyle y que depara buenos, aunque previsibles, momentos.
Creo que esto es todo (de la iniciativa editorial no tengo nada que decir). Sólo falta recalcar que esta lista de finalistas supone una buena guía para cualquiera que desee acercarse a las mejores obras de temática fantástica publicadas durante el año 2006. Como estoy diciendo, se pueden echar en falta varios títulos y habrá alguno que parecerá sobrevalorado. Pero como conjunto se acerca bastante al objetivo planteado en un comienzo: entre las decenas de libros publicados en un año seleccionar aquellos que, según el jurado, han destacado sobre la media. Ni más ni menos.
Anímense a probar, ¡leñe!
Estoy encantado de que mi antología editada en una colección muy académica se haya incluido entre las mejores inicativas del año. Me parecía, y me parece, extraño que se edite tan poco la literatura fantástica española y se conozca menos nuestra historia. Algunos críticos, que se dicen serios, no dan importancia a ese campo de la creación y lo creen cosa de jovencitos sin cabeza. A mí me ha resultado complicado encontrar una editorial que se atreva a publicar una antología con los primeros cuentos catellanos influidos por Poe y sé que hay lectores que se alegrarían de ver algo así en las librerías. Al final, esperemos, saldrá en Akal el año que viene. A ver si en el 2008 me invitan a la celebración de esos premios, pobres, pero de locos lectores. Salud.
Yo era de los que desconocía esta historia y con esta antología o la publicada por Valdemar estoy descubriendo una tradición que los lectores de a pie habíamos «perdido». Enhorabuena por el trabajo que has hecho y suerte con esa antología que te van a publicar.