Hace una semanita terminé El observatorio, la última novela de Michael Connelly publicada por Roca Editorial y he sufrido una pequeña decepción. Quizás al seguidor de la serie de Hyeronymus Bosch le ofrezca algo de interés, pero para el lector ocasional con ganas de acercarse a una novela (más o menos) negra depara escasos atractivos. Una historia con mucho ritmo, unos personajes planitos, algún diálogo con chispa y una trama más propia de un episodio de relleno de una serie policiaca de esas que se gastan a media tarde que de una novela de una cierta entidad. Un argumento que bebe de la paranoia terrorista y del miedo a un atentado integrista dentro de EE.UU., tratados con una superficialidad casi extrema.
Tampoco es que haya sentido perder el tiempo con su lectura; además de entretenimiento me ha servido para ser más consciente de la importancia de la «forma», especialmente en una novela con un argumento tan masticadito. No se trata de abrir otro absurdo debate forma-fondo; sólo con ambos se consiguen los mejores resultados. Y ya he reconocido varias veces que puedo leerme cualquier cosa con una historia interesante que contar (o que yo encuentre interesante) independientemente que después esté desarrollada con menos arte que Chiquito de la Calzada interpretando el Hamlet de Kenneth Branagh. Sin embargo…
Sin embargo la única manera en que me podía haber interesado realmente por una historia así era mediante una aproximación menos convencional y/o un estilo más trabajado. Una narración menos lineal, con una estructura más elaborada, un narrador con más mordiente, menos gris, unos personajes más ambiguos o construidos con más niveles, un uso del lenguaje menos funcional… Porque en este atiborrado mar en el que navegamos, cuando la anécdota argumental da para tan poco, el autor tiene que ser capaz de imprimir a su obra otros valores que la justifiquen. Aunque también es necesario decir que Connelly no se esconde rizando la historia ni inflándola con 200 páginas de relleno. La excusa argumental daba para lo que daba y la dejó en 200 páginas. Algo que, triste es decirlo, hoy en día tiene mucho mérito.
A mí tampoco me convence mucho Michael Connelly como escritor. No solía leer nada de él hasta que leí algunos comentarios positivos sobre sus novelas por ahí, comparándolo con James Ellroy (éste sí me gusta). Esa asociación con Ellroy me hizo buscarle pero lo que me encontré leyendo un par de novelas suyas no me gustó demasiado. Lo veo muy normalito y sin nada, en mi opinión, que lo haga especial y merecedor de ser el súper ventas en el que parece estar convirtiéndose.
Y por supuesto, parecidos con Elloy, diría que ninguno.
Buenos días. Ha fallecido J. G. Ballard. nacho, ?hace un texto sobre este grande?
Todavía tengo pendiente algo sobre la muerte de Disch hace casi un año 🙁 pero algo escribiré durante la semana. Recomiendo leer lo que ha escrito Julián Díez en Prospectiva
http://www.literaturaprospectiva.com/?p=1138
Sobre Connelly, había leído antes «El último coyote», otra novela de Harry Bosch en la que investiga la muerte de su madre varias décadas antes (un claro homenaje a Ellroy), y me dejó un agradable sabor de boca. Aunque también me quedo de largo con Ellroy o los clásicos que supuestamente son su inspiración. No hay color.
A mi tampoco acaba de convencerme del todo por lo que hace algún tiempo lo he dejado apartado. También empecé por las referencias a Ellroy que me encanta (aunque ultimamente la pifia bastante en mi opinión, Asesino en la carretera me ha supuesto una decepción más que notable) y aún estoy tratando de encontrarlas. Todo es muy de cliché, muy light, al final cansan incluso las referencias a Art Pepper… no sé, no sé, están bien como lecturas veraniegas y tal, pero substancia, substancia, más bien poquita.
Un saludo.
«Asesino en la carretera» creo que la escribió en 1986. Pienso que es más bien una edición alimenticia, al rebufo de sus verdaderas buenas novelas. para mí, la verdadera noticia sería que publicase de una vez la tercera parte de esa trilogía que decían iban a componer, «América», «Seis de los grandes» y ese supuesto tercer título que llegaba hasta 1972.
No sé si ya lo ha descartado o si está verdaderamente trabajando en ello
Pues no me había fijado, me das una alegría tremenda, incluso ahora puedo mirarla con buenos ojos jejeje
Gracias.
Manuel, en algún lado he leído que Ellroy podría tenerla terminada para este año. A ver si es verdad, porque yo también la estoy esperando con ganas.
La próxima novela de Ellroy con la que concluye la trilogía América saldrá en EEUU el 22 de septiembre y en España aparecerá en primavera 2010 publicado como siempre por Ediciones B. Y para ir haciendo boca, en julio de este año saldrá en castellano una recopilación de relatos cortos, «Hollywood Nocturnes», que apareció en inglés por primera vez en 1994.
Saldrá el 10 de junio. En castellano se llama «Noches en Hollywood». Ya está anunciado en las librerías de la red.
¡Genial! Gracias por la información.
EL problema es que «El observatorio» es una novela por entregas que Connelly publicó en el «Times» (creo) y que luego retocó mínimamente para su publicación en tapa dura, así que así salió… He leído la posterior en inglés, «The Brass Veredict», en la que si que vuelve por sus fueros, lo cual tampoco es decir mucho.
Y mira que he comprado y sigo comprando todas sus novelas, pero después de las dos primeras «El eco negro» y «hielo negro» siempre he tenido la impresión de que las compro más por simpatía al personaje que por su calidad, a siglos luz de Ellroy o Chandler.
Ayer salió a la venta en EE.UU. «Blood’s A Rover», la novela que cierra el ciclo inciado en «América» («American Tabloid» en inglés). Para celebrarlo Óscar Palmer ha recuperado en su blog un artículo sobre Ellroy bastante interesante como introducción a su obra (eso sí, es de hace once años).
Blood’s a Rover saldrá en castellano a principios de febrero, con la más que probable presencia de James Ellroy en España para el lanzamiento.