Hace unas semanas apareció en Babelia el tradicional contenido veraniego relacionado con la literatura fantástica, más centrado que el petardazo del año pasado aunque no exento de polémica. Su contenido:
- Una galaxia que se apaga
- La era de las mutaciones
- La ciencia ya no es ficción
- Exploradores del otro mundo
La controversia surge del primer artículo, «Una galaxia que se apaga», redactado a partir de un diálogo mantenido por Jaciento Antón con el director de la colección Nova Ciencia Ficción, Miquel Barceló, y que se puede resumir con el lema «The End is Nigh». Ahora vendría una extensa disertación sobre por qué pienso que el artículo yerra, pero es más cómodo acudir a lo que escribía hace unos días Santiago L. Moreno en la lista de correo del canal de ciencia ficción:
Yo ya hace tiempo que tengo constancia de que vivo en un mundo alternativo, porque para mí la ciencia ficción, literariamente hablando, está en el mejor momento de su historia.
Como en el Un, dos, tres:
Foráneo:
- La carretera, Cormac McCarthy
- Nunca me abandones, Kazuo Ishiguro
- La posibilidad de una isla, Michel Houellebecq
- La conjura contra América, Philip Roth
- Bajo la piel, Michel Faber
- El sindicato de policía Yiddish, Michael Chabon
- Oryx y Crake, Margaret Atwood
- La mujer del viajero en el tiempo, Audrey Niffenegger
- Escritos fantasma y El atlas de las nubes, David Mitchell
- Kafka en la orilla, Haruki Murakami
Patrio:
- La piel fría, Albert Sánchez Pinyol
- Cazadores de luz, Nicolás Casariego
- Nadie me mata, Javier Azpeitia
- Clara y la penumbra, José Carlos Somoza
Todas buenas, algunas sublimes. Y no meto a gente tangencial, metaliteraria, como Auster o Vila-Matas, porque no quiero que parezca que me agarro a un clavo ardiendo, aunque mucho de lo que hacen (maravilloso) podría ser catalogado como cf. Y tampoco meto a los que estuvieron dentro y ya no, pero siguen dando obras enormes, como Ballard o Gibson. Aunque podría, porque ya son escritores generalistas.
Contundente enumeración ante la que no cabe otra que situarse en su misma realidad paralela. La ciencia ficción se encuentra en un gran momento, y no sólo en el aspecto literario; muchas de las obras que cita hablan con inteligencia del ser humano y la sociedad que ha creado. Otra cosa es que la ciencia ficción que tradicionalmente se ha venido publicando en las colecciones de género y premiada en los premios «grandes» (Hugo, Locus y Nebula), se halle en una crisis tan colosal que ha espantado a muchos de sus lectores tradicionales y no ha permitido el necesario recambio generacional. Como un poco lo advertía hace 20 años Charles Platt en su artículo «La violación de la ciencia ficción«. Y sí, los cambios en los hábitos de ocio o la calidad de las series de televisión tienen algo que ver. Pero detrás hay mucho más.
A mí me ha gustado especialmente el párrafo en que Barceló presenta a Bear, Wilson y una vieja novela de Stephenson y un familiar como ejemplos de ésa cf integrada en la literatura general que viene publicando Nova desde hace ya tantos años. Ni Ishiguro vamos, pero hombre, le ha faltado mencionar como precursores de éste fenómeno a Benford y Brin. No me extraña que «ésa» cf esté muerta, ¿pero alguien pensaba que la cf iba a alguna parte con esta caterva de titanes?.
En fin, curioso como constatación de la derrota del sector «ghettista» del fandom; «la maté porque era mía» y tal. Lo malo es que Barceló es la única fuente que consulta Antón para este artículo, gracias al eco que recibe El País ya he leído eso de que la cf está muerta en media docena de foros y blogs.
P.D. Hasta las pelotas de los artículistas que entienden la cf como oráculo tecnológico y científico. Pero hartísimo, de verdad.
Y por supuesto hay más, pero naturalmente hablo de las que he leído y me han parecido excelentes. Aclaro esto para que a nadie le asalte la sospecha de que para algunos todo lo que se hace fuera es mejor que cualquier cosa de dentro. No. No he leído, por ejemplo, Leila.exe, y por eso no la incluyo. No incluyo otras que se me olvidaron al escribir el comentario, como por ejemplo Las confesiones de Max Tivoli, de Greer (que en cuanto estrenen cierta peli de Brad Pitt va a ser sin duda reflotada), pero hay más que las de esa lista. También hay unas cuantas que me han parecido malas, por supuesto, como Globalia de Ruffin, Negro de Pauvert o Zig Zag del propio Somoza; por eso no las menciono.
Pero es que hablando del propio círculo interno, el género no tiene peores obras o autores que en los 90. La armada británica, con Harrison a la cabeza, es muy buena. Casi todos han dado alguna novela interesante (Baxter, Banks, Hamilton, McLeod, Reynolds, Morgan…). Spin, de Wilson, es una novela clásica como hacía mucho que no se veía por el género. Los que flaquean son los yanquis, y ese creo, es el quid de la cuestión. Para algunos, que la cf yanqui de siempre esté moribunda significa que el género se ha muerto, cuando lo cierto es que la cf yanqui ahora está representada no por las tres Bes, sino por Roth, McCarthy o Chabon. Vosotros diréis si era mejor aquello que esto.
El verdadero problema es que cuando algunos hablaban de normalización, de que la ciencia ficción triunfara algún día universalmente y que fuera reconocida, no estaban deseando que Lessing ganara el Nobel, Atwood el Principe de Asturias y La carretera el Pulitzer. No soñaban con los grandes escritores contemporáneos y los grandes premios de la literatura dedicados y otorgados a la ciencia ficción. No. Soñaban con el mundo académico doblando la rodilla y reconociendo la grandeza literaria de Benford, de Card y de Asimov.
No he visto su DNI, pero por lo que sé, su segundo apellido, oficialmente, es «Piñol» (hablo de Albert Sánchez Piñol, claro).
Yo tampoco he visto su DNI, pero puestos a castellanizarlo del todo, si es que el catalán nos provoca sarpullidos o algo, no nos quedemos a medias, ¿no?. Alberto Sánchez Piñol y listos.
Es alucinante la ceguera al obcecarse con introducir los temas de la ciencia ficción en la corriente principal de la literatura únicamente a través del tecnothriller. Vale que temáticamente gusta mucho y su público potencial es muy alto, pero las novelas que cita Santi tocan otros palos. Sorprende también que no se cite la novela de McCarthy, aunque sólo fuese para leer que es buena literatura pero mala ciencia ficción 😛 . En el fondo estamos ante la versión española de la máxima de Spinrad: Ciencia ficción es lo que Nova ciencia ficción publica en su colección.
Hasta las pelotas de los articulistas que entienden la cf como oráculo tecnológico y científico. Pero hartísimo, de verdad.
Un clásico de este tipo de artículos. Como si «Crónicas marcianas» o cualquier novela de Dick tuviesen un escenario creíble cuando se escribieron. O el cyberpunk fuese únicamente un escenario cercano donde reinan los ordenadores, sepultando el contenido sociopolítico que tenían las obras seminales de Gibson o Sterling.
Soñaban con el mundo académico doblando la rodilla y reconociendo la grandeza literaria de Benford, de Card y de Asimov
Habrá que pedirle a Paul di Filippo que escriba un cuento a lo «Páginas perdidas» sobre una realidad en la que Benford ganó el Pulitzer con «Cronopaisaje», Asimov el Nobel, Baxter el Booker con «Antihielo» y Brin el Príncipe de Asturias por sus contudentes novelas de amistad entre especies. Sería tan divertido como el que firmó poniendo a Joseph Campbell como editor de Astounding y revolucionando la ciencia ficción de los años 40, 50 y 60. ¡Qué crack!
Pues no, Santiago. Albert Sánchez Piñol, tal cual. Como si se llama Kevin Pérez Torroella. Y por cierto, soy catalanohablante. No sé si puedes decir lo mismo.
No, no puedo decir lo mismo, por desgracia. Soy madrileño y ni me ha llamado nunca ni he tenido oportunidad de aprender el catalán. De momento. Pero me choca que hagas mención del apellido catalán y no del nombre. ¿O es que tal vez una ‘o’ no merece el mismo trato, la misma distinción que una ‘ñ’? En todo caso, me temo que la única posibilidad de sacarnos de la duda sería preguntar al propio Albert cómo se escribe su apellido.
A ver, lo que quiero decir es que si el tío se llama oficialmente (DNI y pasaporte) «Albert Sánchez Piñol», eso es lo que hay. Podría llamarse Josep Lluís Caja Ruiz, y no lo pasaríamos a «Caixa Ruiz». Estas mezclas son típicamente catalanas, y me parecen muy bien.
Por otro lado, quizá se llame Alberto y firme «Albert» como nombre artístico. Yo mismo, como traductor, firmo con el apellido de mi madre. Cosas de la estética.
Venga, aclarando. Como habrás comprobado previamente, en google aparecen casi 1500 entradas en las que lo apellidan Pinyol. En su tierra, en las entrevistas a medios como TV3, aparece repetidamente como Pinyol. Eso me hace sospechar que lo de la eñe es el tributo obligatorio que ha de pagar para vender mejor y no herir ciertas susceptibilidades, pero que él, en realidad, como se ve es como el señor Pinyol.
Quizá mis deducciones estén erradas, pero en todo caso, sólo él podría sacarnos de la duda. Uno se llama como decide personalmente hacerlo, no como marca un documento emitido hace 40 años, bajo circunstancias muy distintas a las actuales, figure en éste de una manera o de la otra. Vamos, que Kunta Kinte era Kunta Kinte, no Toby.
Pero tío, la mayoría de entradas en Google lo ponen como «Piñol». Y si vivieras en Cataluña y vieras TV3, se te pondrían los pelos de punta. Sabrías, por ejemplo, que el tributo va exactamente en la dirección contraria: los apellidos y nombres se catalanizan para pagar el peaje del catalanismo.
Esto me recuerda lo que ocurría con Joan Perucho, que veía publicar sus libros como Juan Perucho, y más recientemente con Loquillo, hasta el tupé de ver cómo su José María Sanz se transmutaba en Josep María Sans en según qué correspondencia.
Dado el clamor que se ha levantado en muchos sitios diciendo que naranjas de la china a ese titular de «Una galaxia que se acaba»…
¿Veis posible que el año que viene si El País dedica otro especial a la cf recojan todo lo que se está diciendo, cambien un poco el chip y hablen del slipstream con más profundidad en vez de tocarlo sólo de pasada, o bien seguirán en las mismas?
Porque ya va siendo hora, me parece, de que se dejen de hablar del decadente Imperio Otomano, y que hablen de la Turquía moderna, ¿no? 😀
Nacho, me has dejado flipado. No tenía ni idea. Y he aquí la Wikipedia:
http://ca.wikipedia.org/wiki/Joan_Perucho_i_Gutierres-Duque
Le han catalanizado incluso el «Gutiérrez».
Mira, que cada uno haga lo que quiera. Yo me largo a Singapur a la que pueda. Impuestos bajos y verano perpetuo, por no hablar de señoritas asiáticas. No me puedo quitar de la cabeza a las azafatas chinas de la inauguración de los Juegos.
La versión catalana de «Gutiérrez» no es «Gutierres», sino «Goterris», como Llopis lo es de López, Peris de Pérez, etc.
Pues peor todavía.
Intentaba contrastar dos fenómenos semejantes. Por un lado lo que debió vivir Perucho en tiempos de Franco, que escribió gran parte de su obra en catalán y que, creo, le hubiese gustado que le mantuvieran el Joan la portada de sus libros. Y por otro el movimiento pendular actual que está en el lado contrario. Si era ridículo lo de Bruce Wayne-Bruno Díaz y Dick Grayson-Ricardo Tapia, esto…
Una sencilla búsqueda me ha permitido encontrar que en todas partes (incluso textos en catalán de organismos oficiales, universidades, etc.) el nombre que aparece es «Joan Perucho Gutiérrez» o, acaso, «Joan Perucho i Gutiérrez», salvo en la viquipèdia y páginas que han copiado de ella.
La viquipèdia es tremenda. Estoy por registrarme en ella y cambiarle el nombre a «Joan Perutxo i Goterris-Duc», a ver si cuela 😀
¿Veis posible que el año que viene si El País dedica otro especial a la cf recojan todo lo que se está diciendo, cambien un poco el chip y hablen del slipstream con más profundidad en vez de tocarlo sólo de pasada, o bien seguirán en las mismas?
Sería lo propio, pero mientras no se consulten a otras fuentes con otra visión…
Por cierto, el tema se lleva debatiendo desde que surgió en Sedice
http://www.sedice.com/modules.php?name=Forums&file=viewtopic&t=34808&highlight=
y no sé si se le está dando demasiada importancia al ghetto, cuando hay escritores que no es que pasen de él; directamente ignoran su existencia. Y después están lo que no sólo no ignoran la «tradición aficionada» sino que la adoran y reconocen que su obra es ciencia ficción (caso de David Mitchell).
Pues quizás lleves parte de razón en el asunto, seleucus, y en vez de intentar hacer justicia, esté provocando lo contrario. Si al mismo autor le da lo mismo que le coloquen un nombre que otro, no voy a ser yo quien vaya haciendo apología de la catalanización por ahí, que ni soy anti ni pro. Dado que en los libros figura con la eñe, y a él le parece correcto, a mí también.
Por cierto, muy interesante la discusión en sedice. Opiniones para todos los colores, aunque veo que la realidad se impone. Me ha dejado estupefacto especialmente (alg)una de ellas.
Iba a escribir algo sobre la visión que da Domingo Santos en esta columna de Bem Online
http://www.bemonline.com/portal/index.php/el-rincon-de-gabriel/889-la-ciencia-ficcion-de-nuevo-en-horas-bajas
pero sería escribir otra vez la misma respuesta… con alguna variación. Por ejemplo… ¿qué habrá hecho Bibliópolis/Alamut para merecer la misma (o menos) atención que editoriales amateurs y/o marginales cuando está publicando material bastante más interesante?
Bibliopolis, tener una distribuidora bastante más puñetera ¿no?
De todas formas, este artículo tiene un algo que siempre noto en todos los «especializados», que es un intentar proclamar desde una roca sin tener en cuenta una cosa: la ciencia ficción ha escapado al fandom. El fandom ya no controla absolutamente nada. El lector de cf ya puede estar totalmente aislado del escritor, sin que tenga que haber lazos (aunque a veces lo hay). Vamos, que a estas alturas no importa que tal editor sea buena persona, que tal otro sea joven y entusiasta, y todo esto: importa sólo el producto, sin lazos sentimentales. Y esto cambia bastante las cosas… como que la distinción cf/fantasía se la trae al pairo a bastante más gente de lo que parece.
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