Por más que se haya dicho, no deja de resultar curioso cómo el mundo aficionado a la literatura de género fantástico en España se ha sentido minusvalorado por la inteligentsia cultural y el gran público cuando él mismo ha vivido casi de espaldas a una serie de autores que, surgidos lejos de sus territorios, han creado una serie de obras publicadas por editoriales grandes que han conseguido ventas importantes sin prescindir de elementos que siempre consideró como «suyos». Ahí está José Carlos Somoza con sus Clara y la penumbra, La dama número 13, Zig Zag o la recientísima Las llaves del abismo (y que, todo apunta, será invitado de honor de la próxima HispaCon; gran idea de la organización). O Nicolás Casariego, autor de la brillante distopía Cazadores de luz. O la mayor parte de la obra breve (y varias novelas) del enorme José María Merino, ahora mismo a las puertas de entrar en la Real Academia de la Lengua. Obras que, en su inmensa mayoría, apenas han merecido alguna línea en los foros de internet dedicados a la ciencia ficción, la fantasía o el terror, cuando no han sido recibidos con una lamentable displicencia. Un contraste más que contradictorio con otras de menor calado que aparecen una y otra vez cuando alguien pide una recomendación sobre ciencia ficción, fantasía o terror escritos en España.
En esta tesitura, yo mismo era un tanto reticente a leer La piel fría, uno de los más rotundos éxitos de los últimos años (sobre todo en catalán), a pesar de las opiniones que había leído sobre ella. De hecho la tenía por aquí desde que salió la traducción en Edhasa y no me había decidido hasta hace unos meses, cuando la metí en la mochila para sobrellevar mejor los vuelos de ida y vuelta a Londres. Unas condiciones que no son las mejores para hacer lecturas que dejen un buen poso. Sin embargo, la narración resuena aún en mi cabeza como si la hubiese terminado ayer, una demostración de que he encontrado en esta novela elementos que la convierten en una referencia ineludible.
¿Por qué? Si no la han leído todavía, o sí lo han hecho pero no comparten mi opinión, recomiendo la lectura de la excelente crítica que escribió Santiago L. Moreno para el primer volumen de Jabberwock y que se puede leer en su blog Literatura en los talones (ahora mismo en estado de animación suspendida). Nada puedo aportar a lo que expone en ella.
Lo que más me ha sorprendido es lo que comenta Santi en las primeras palabras de su crítica:
Mario Vargas Llosa, quien ha publicado recientemente un ensayo sobre Los miserables titulado «La tentación de lo imposible», afirma que la principal virtud de la obra maestra de Víctor Hugo se encuentra en la enorme calidad que contienen ambas vertientes de su doble naturaleza, que la afamada novela “igual sirve al lector adolescente que se entretiene con la anécdota que al lector estricto que busca un trasfondo más filosófico”. Es el primer mandamiento de la buena literatura. La cantidad de niveles de lectura debe ir unida a una calidad que haga posible el disfrute de la obra desde todas las perspectivas de abordaje. Esa riqueza común a cada uno de los elementos de su carácter poliédrico es, precisamente, lo que acredita en primera instancia a La piel fría como una obra importante, que tiene todas las posibilidades de sobrevivir al tiempo y no caer en el olvido.
Ya se busque un relato de aventuras, una narración de horror a la antigua usanza, una novela que retrate y desarrolle personajes, un estudio de la mente humana sometida a una situación de máxima tensión, una prosa hermosa que también sea fluída… La piel fría funciona con una enorme eficacia y se postula como una de las obras más ambiciosas de los últimos años. Una ambición que, lejos de quedarse en la mera pretensión, consigue uno tras otro los objetivos que se marca.
La clave para entender su éxito quizás esté tanto en cómo resuenan en su interior las raíces de la novela de aventuras de finales del XIX (Melville, Conrad) y del relato de terror (Hogdson, Lovecraft), como del minimalismo rayano en el simplismo del que surgen su argumento (se resume en tres líneas), el escenario en que ocurre (casi teatral) o la propia definición de sus tres protagonistas. ¡Resulta tan fácil entrar en su interior y dejarse enredar en la red que teje Piñol! Una narración con un pulso enérgico en la que todos sus planos han quedado engranados con una precisión milimétrica y donde, esporádicamente, sólo chirría el continuo deseo de Piñol de crear metáforas lapidarias que no rayan siempre a la misma altura.
Una obra excepcional.
Volviendo al comienzo, también es cierto que a veces los lectores más aficionados sí que se acercan y disfrutan de estos libros desde el momento en que aparecen. Basta si no dejarse caer por la ficha de La tercera fundación dedicada al libro que recoge la opinión de multitud de usuarios de cyberdark que la recomendaron desde el primer momento. Eso sí, también se puede leer alguna que se limitó a leer las palabras por encima sin penetrar en su interior, como si fuese un bestseller de Dan Brown. Y es que hay gente pa tó.
A mí me sorprendió mucho cuando empecé a bucear en el «mundillo cf». Me sorprendió lo poco que se hablaba de «La piel fría», por poner ese ejemplo. Al acabar de leerlo, pensé que sería un tema caliente de conversación en los canales de literatura fantástica españoles. Y no.
Puede que alguno se moleste, pero la sensación que yo he tenido en este último año y medio en el que me he dedicado a leer foros y blogs dedicados al tema, es que resulta muy difícil opinar de literatura fantástica española si antes no se certifica que se habla de «uno de los nuestros».
Merino ha cogido un cohete rumbo a las estrellas y como dices es un autor casi desconocido para quienes en teoría podrían ser potenciales lectores. Piñol ha escrito una de las mejores novelas fantásticas españolas de los últimos años, aunque no acude a reuniones de aficionados, ni se disfraza de R2D2, ni participa en los foros, y cuando escribe sobre literatura fantástica (tiene artículos muy interesantes) tampoco se dedica a disertar acerca de si Heinlein es o no facha.
Se cuente o no con el beneplácito de este submundo o mundillo, lo que queda bastante claro a la vista de la proyección que ha conseguido La piel fría o que tiene ahora mismo Somoza, es que no es necesaria esa aceptación para salir adelante, que la literatura fantástica española la escriben los que escriben (valga la redundancia). Está muy bien que te conozcan los aficionados a los que supuestamente podrías «gustar», pero ancho es el mundo y al grueso de los lectores poco le importan las etiquetas si lo que escribes despierta su interés.
pues incluso su siguiente novela «Pandora en el Congo» me parece mucho más pulida e inteligente, es realmente muy buena y al igual que está conforman de lo mejorcito del panorama.
Además creo que quiere realizar una especie de trilogía, donde el agua (La piel fría), la tierra (Pandora en el Congo) y ya veremos que hace con su siguiente novela.
Así pues te recomiendo encarecidamente pandora en el congo otra delicia que pasa sin pena ni gloria
Hola!
No comparto la misma opinión que el amigo Blake Doyle: _Pandora_ me parece mucho más ambiciosa y trabajada… quizá deba decir «demasiado» ambiciosa, y creo que algunos temas no los cierra bien (caso de la trama en Londres). Pero bueno, eso lo explico en otra parte 🙂
Eso sí, que ambas son de lo mejor del fantástico de nuestro país, y qué poco caso que le hacemos «desde dentro».
(Por cierto, que te debo algo. Te envío privado 😉 )
Blake Doyle -> Leeré “Pandora”, aunque todavía tardaré un poquitín. Supongo que cuando saque la siguiente me lanzaré sobre ella 🙂
Gandalf, completamente de acuerdo
lo que queda bastante claro a la vista de la proyección que ha conseguido La piel fría o que tiene ahora mismo Somoza, es que no es necesaria esa aceptación para salir adelante
Yo incluso diría más. Siguiendo el ejemplo de autores norteamericanos que han quedado condenados a ser conocidos únicamente dentro del «ghetto» (con escritores más que notables como Silverberg), salvo contadas excepciones, publicar en colecciones de «dentro» y tomar parte activa en el mundo aficionado termina abocando a un mercado tan limitado como limitante. Quizás no haya otra opción, pero creo que hay libros que bien podrían aparecer en otras colecciones, conseguir una promoción mayor y llegar a un público diferente. Hay algún ejemplo en los últimos saldos de Minotauro que, la verdad, hace «daño».
Llamo la atención del hecho de que la Pèl Freda es, originalmente, una obra en catalán, donde, acaso por lo pequeño del mercado, la literatura fantástica no ha formado ghetto. Siempre han existido autores fantásticos de un nivel máximo en Cataluña. Empezando por Perucho (que me decís de sus ucronías sobre carlistas poseídos por vampiros? No resulta genial?), los cuentos de Calders, el Igur Nebli de Palol, el Mecanoscrit de Pedrolo… Sucede que, por una parte, la literatura catalana no se puede permitir el lujo del ghetto. Por otra, carece del apego al paradigma realista de las crítica en castellano. También debo decir que en Cataluña la literatura popular más descarada, el pulp, la odisea espacial, las dragonadas (dicho sea con todo el respeto)… etc… no han cuajado porque existía una oferta en castellano que abarcaba ese campo (y encima, editada y escrita en Barcelona). Para un autor catalán que escribe una novela de marcianos mutantes, le resulta incómodo pensar que hace género (puede sonar extraño, pero es así), si por otra parte tampoco el género le ofrece unas expectativas comerciales claras… (pues es problemático hablar de segmento cifi en catalán)… es normal que ….
Muy interesante tu interpretación; aporta un punto de vista que desconocía y que me parece sumamente verosímil.
Efectivamente, «Pandora en el Congo» es una obra maestra. Nacho, si la Piel fría te ha gustado ni que sea mínimamente, no te pierdas su segunda novela… para mi fue una de las mejores en su año.
Y sí, yo también estoy esperando la tercera novela con muchas ganas…
Saludos,
Es una obra maestra, pero claramente inspirada en Soy leyenda y La guerra de las salamandras.