En Sedice se publicó hace una semana la noticia de que en la librería París-Valencia habían aparecido a 5 euros unos cuantos libros de la «nueva» colección Nebulae de Edhasa. Concretamente:
Los mejores relatos de ciencia ficción – Brian Aldiss
El árbol de saliva – Brian Aldiss
La otra isla del Doctor Moreau – Brian Aldiss
Expedición a la Tierra – Arthur C. Clarke
Claro de Tierra – Arthur C. Clarke
Las arenas de Marte – Arthur C. Clarke
Alas nocturnas – Robert Silverberg
Un anillo alrededor del Sol – Clifford D. Simak
Mi nombre es legión – Roger Zelazny
La guerra interminable – Joe Haldeman
Diarios de las estrellas – Stanislaw Lem
En algunas librerías, como en Cyberdark, estos títulos siguen a la venta a su precio original, así que no tengo claro que sea un saldo global. Pero tampoco sería raro; ha pasado por las librerías con más pena que gloria gracias a una ¿dirección? editorial sui generis.
Conocida como Nebulae 3ª época, apareción un poco de sorpresa a finales de 2002. El momento era propicio para recuperar la antigua cabecera, que tan buenos réditos obtuvo en sus anteriores encarnaciones. Sin embargo el lanzamiento fue desconcertante. Primero, estaba la decepción que suponía la limitación a reeditar títulos ya traducidos en la segunda época. Asimismo, la selección estaba muy poco meditada. Se necesita mucho valor para iniciar una colección con una de las peores obras de Roger Zelazny (Mi nombre es legión), una de las novelas más aburridas de Arthur C. Clarke (Las arenas de Marte), reeditar un título fácilmente encontrable en bolsillo por aquel entonces (La guerra interminable) y una antología de relatos normalita de un autor no demasiado apreciado por el fandom (El árbol de saliva).
Con un par.
Las siguientes entregas continuaron con la misma tónica, recuperando novelas anticuadas (por no hacer sangre) del pelo de Un anillo alrededor del sol de Simak o Claro de Tierra de Clarke, alejadas de lo que debe ser un clásico y lo que puede demandar el público actual. Aunque, para ser justo, el catálogo repuntó un poco con alguna reedición «extraña» como los Diarios de las estrellas de Lem y otros títulos más lúcidos (Alas nocturnas de Silverberg, Los mejores relatos de ciencia ficción de Aldiss, Titán de Varley o La ciudad y las estrellas de Clarke). Un criterio errático que más parecía fruto de la actuación de un generador de números aleatorios que del conocimiento no ya del catálogo de la casa (en la segunda época de Nebulae hay varios títulos de Joe Haldeman, Robert Sheckley, James Tiptree, Jr. ,Thomas Disch… cuya reedición estaría mucho más justificada que la mayoría de los títulos elegidos), sino del propio mercado. Si a esto le sumamos que el formato tampoco ayudaba, con volúmenes en tapa dura horrorosos, poco manejables, con unas portadas horribles, traducciones de los años 70 sin un mínimo lavado de cara… no extrañaría nada que fuese un saldo. Al que se debe acudir para conseguir algunas novelas importantes como los títulos comentados de Silverberg y Haldeman o los relatos de Aldiss y Lem.
Como curiosidad, la colección parece seguir activa, ahora en tapa blanda. Y continúa trazada con la misma regla (salvo excepciones como la reedición de Cita con Rama).
Para darse cuenta de lo cutres que llegaron a ser las portadas basta recordar la que le plantaron a «La otra isla del Doctor Moreau».
Si ya lo digo en la entrada. Con un par. Y después se achaca a otros de vender vicio y subcultura…
http://tienda.cyberdark.net/la-otra-isla-del-doctor-moreau-n11223.html
«una antología de relatos normalita de un autor no demasiado apreciado por el fandom…»
Eso demuestra el poco sentido comercial de Edhasa, aunque no demuestra nada sobre la calidad del autor en cuestión…
Pues estarán de saldo, pero con traducciones dudosas y semejantes portadas valdrán para los coleccionistas pero no para los bibliófilos. Por mí podrían mandarlos directamente a reciclar.
Esta tercera serie de Edhasa pasará a la historia sin pena ni gloria, especialmente si se confirma que acaba saldando. Reediciones, muchas de ellas con tanto atractivo como el fondo de un pozo de noche.
¡Y pensar que en su día editaron verdaderas obras maestras!