Echando un vistazo a los foros de Sedice me he encontrado un hilo en el que se propone un debate en torno a la ciencia ficción post new wave, originada por la irrupción del fenómeno Star Wars y su modelo evasivo de entender el género. Yo no digo que Star Wars no haya condicionado la ciencia ficción desde entonces. Ejemplos los hay a toneladas y en España hasta tenemos una colección suspendida por su éxito. Sin embargo lo que me ha movido a participar, en plan pedante, es el punto de partida. La new wave no se diluyó porque apareciese Star Wars; para entonces, 1977, llevaba dos o tres años languideciendo en un rincón al borde del ostracismo. Las causas fueron otras. Fundamentalmente una reacción pendular por parte de la gran masa de aficionados, confusos ante el alejamiento de la nueva ciencia ficción de sus cauces tradicionales, hastiados de los excesos que algunos autores cometieron en su búsqueda de nuevas experiencias, cansados de historias sin más sentido de la maravilla que repasar los pozos en los que puede caer o refugiarse el ser humano,… y que se echaron en brazos de la tradición.
Así, Niven ganó el premio Hugo del año 1971 con Mundo anillo en una edición en la que también fueron finalistas clasicotes como Hal Clement y Poul Anderson, frente a La torre de cristal de Robert Silverberg y El año del sol tranquilo de Wilson Tucker. El año siguiente también se mantuvo la nueva ola a raya: fue a parar a otra aventura por la aventura, A vuestros cuerpos dispersos de Philip José Farmer, que quedó por delante de otras dos novelas de Silverberg (está claro que, sin formar parte de un lobby, cuando el cuerpo de votantes es numeroso lo peor que te puede ocurrir es competir contigo mismo), Tiempo de cambios y El mundo interior, una de Le Guin, La rueda celeste, y otra de Zelazny, Jack of Shadows. En el año 73 el que se llevó el cohete a la cesta fue el buen doctor con Los propios dioses, acompañado de los tradicionales Simak y Anderson, y dejando de nuevo en la cuneta al mejor Silverberg, Muero por dentro y El libro de los cráneos. Si con una de estas novelas no eres digno de llevarte el premio, apaga y vámonos. Y el año siguiente fue Arthur C. Clarke el que volvió a escena con Cita con Rama, llevándose el premio por delante de Anderson, Niven y Heinlein.
El público aficionado, que es el elector del Hugo, sabía bien lo que quería. Y bien que lo obtuvo.
Pero si nos vamos al premio que supuestamente es pata negra, el Nebula, elegido por los propios escritores, nos encontramos con casi las mismas señales. Cierto, el año de A nuestros cuerpos dispersos Silverberg vio premiada una de sus grandes novelas: Tiempo de cambios. Entre los candidatos la nostalgia retro que impregnaba los Hugos se tiñó con John Brunner, R. A. Lafferty o Norman Spinrad y su Sueño de hierro. Sin embargo los premiados son los que son. De nuevo Niven, Asimov y… Clarke. Un dato que le sirvió a Jonathan Lethem para iniciar su ensayo «Las posibilidades desperdiciadas de la ciencia-ficción» (Jaberwock nº1), que habla (entre otras cosas) del miedo que existía (y existe) dentro del ghetto a todo lo que venga de fuera, hasta el punto de negarlo, repudiarlo, jactarse de ello,…
Si a esto le sumamos la dificultad que encontraban muchos autores practicantes de esa nueva ciencia ficción para ver publicadas sus obras; que una vez publicadas desaparecían del mercado sin posibilidad de reedición porque lo que se llevaba era una ciencia ficción opuesta a la que habían escrito (el motivo fundamental por el que Silverberg se tiró cuatro años sin escribir); el cierre de la revista New Worlds en 1971, auténtico motor de la nueva ola en el Reino Unido;… el resultado es que en 1977 estaba en coma, olvidada.
¿Del todo? Noooo. En un pequeño lugar del género todavía resistían una serie de autores jugando a la contra, a su bola y sin demasiada poción de éxito: M. John Harrison, Keith Roberts, Christopher Priest, Thomas M. Disch,…, Sin embargo mantuvieron en su lugar la fuente que ha permitido el surgimiento entre otros de Iain M. Banks o China Miéville. Porque, como dijo M. John Harrison en una entrevista que le hicimos en Cyberdark hace tres años
La new wave de mediados a finales de los sesenta creó una reserva, una biblioteca de posibilidades tanto en cuanto a la técnica como en términos de contenidos humanos. Esta biblioteca se visita menos de lo que esperábamos, pero más de lo que pensamos. El resultado es que, en cualquier momento de los últimos 30 años, alguien en algún lugar ha estado escribiendo algo un poco más interesante que la ciencia ficción «para pasar el rato»; y ha habido un fuerte y rápido desarrollo de la ciencia ficción alternativa.
Y añade algo que concuerda con la (parcial) integración en la literatura general que parece producirse últimamente
Ahora esta tendencia encaja bien con lo que ocurre en la ficción literaria tipo mainstream, así que estamos en otro estadio de desarrollo. Creo que esto será más rico y productivo, aunque no sé el efecto que pueda tener sobre la ciencia ficción en general. ¡Probablemente ninguno!
¿Y cuáles son los herededos de esa ciencia ficción que selló el futuro de la new wave? Fundamentalmente la escrita por David Brin, Orson Scott Card, Greg Benford, Vernor Vinge, Dan Simmons,… Lo que aquí ha ido traduciendo Nova. Aventura fundamentalmente evasiva; historias que buscan el sentido de la maravilla a base de llevarnos planetas lejanos, civilizaciones extrañas, amenazas terribles, gadgets cientificotecnológicos de último diseño; dilemas morales amansados; revisiones de revisiones de revisiones de la ciencia ficción;…
Lo que no quita para que entre ellos y ellas haya buenos autores y buenas novelas. Pero esa es otra historia.
Por cierto. ¿No podríamos acusar a Harlan Ellison de hundir la new wave por no publicar su tercera antología de Dangerous Visions? Con el volumen que estaba alcanzando, bien que podría haber dejado sin relatos nueva oleros las publicaciones de la época.
Nota: Para los que piensen que me gusta hablar conmigo mismo, repito que he participado en el foro. Lo normal es decir las cosas allí donde surgen.
Nota2: Si no sabe lo que es la new wave, quizás le interese la siguiente entrada del aburreovejas sobre novelas fundamentales para iniciarse en ella.
Nota3: Podría haber hablado de los premios que sí se llevaron antes novelas como Todos sobre Zanzíbar o los relatos nueva oleros de Harlan Ellison, James Tiptree, Jr.,… que tocaron cohete; O que en 1975 fuese Le Guin la que arrasase con Los desposeídos. Pero deliberadamente no lo he hecho. No tanto porque no se ajusten a mi tesis como que implicarían entrar en un análisis más fino que llevaría más tiempo. De todas formas, las obras que marcan tendencia, se recuerdan en cualquier discusión o permiten a un escritor ganarse las lentejas son las novelas. Y a éstas las dieron matarile.
Una matización, un libro como «A vuestros cuerpos dispersos» no hubiera sido posible sin la New Wave. Puede que, en el fondo, esa saga de Farmer no deje de ser aventura pajera sin más pero semejante deriva no queda del todo clara en este primer volumen (habría que esperar, al menos, hasta el tercero). Las connotaciones religiosas y sexuales de la novela y el uso abundante de drogas por parte de sus protagonistas como forma de superar sus traumas son bastane New Wave. Nada raro si tenemos en cuenta que Farmer también ganó el Hugo por «Jinetes del salario purpura», un relato estupendo y bastante nuevaolero.
Muy necesaria esta reivindicación, Nacho, y muy acertada la comparación con lo que ha estado llegando en los últimos años en nuestro país, de CF en colecciones no especializadas y de autores no tradicionales.
Pregunta retórica: ¿Por qué siguen sin estar disponibles tantas (buenas)obras de esa tendencia?
Alberto García-Teresa
Oportuno post, amigo Nacho. A veces parece que la New Wave nunca ha existido, cuando en realidad supuso la definitiva maduración del género, aunque al final fracasase. Por cierto, estoy convencido de que el fracaso de la New Wave fue, en el fondo, el fracaso de la cf como género adulto. Y así estamos. Un apunte: detrás de la New Wave se encuentra, de una forma u otra, el influjo de Alfred Bester. Igual que ocurre con el cyberpunk. Quizá los autores actuales del género deberían volver a leerle…
En cuanto al comentario de Iván, creo que tiene razón. «A vuestro cuerpos dispersos», siendo como es pura aventura, tiene mucho de New Wave. No en cuanto a estilo, pero sí en lo que se refiere a temática.
Parece que te desmarcas un tanto de la famosa tesis de Platt según la cual la new wave fue eliminada por Star Wars y otros animalitos peluditos provenientes de la pluma de ciertas escritoras del género 😉
El influjo de Alfred Bester en la New Wave es cosa publica y reconocida. Hubo comentarios al respecto en New Worlds. Por cierto que no comparto la tesis del fracaso de la New Wave, si vamos a desestimar los movimientos y tendencias de la historia del arte que no han tenido eco comercial en su momento, empezando por Van Gogh, nos quedamos en cuadros.
Por otra parte, hay un puñado de autores que no han renunciado a sus postulados y que siguen vendiendo. «Luz» encabezo la lista de best-sellers de locu. La adaptación cinematografica de «El prestigio» es posible que haga por Priest lo mismo que «el imperio del sol» hizo por Ballard.
Por cierto, que no lo he dicho, muy interesante tu reflexión sobre el fin real de la new wave. Yo también creo que se debió en parte a los excesos formales de algunos y en parte a que una nueva generación de lectores, con gustos diferentes llegó entonces al «mercado» literario.
Bueno, siempre que se reconozca la fuente. Porque si tenemos que fiarnos de la nota de prensa que recoge hoy el periódico El Periódico:
http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=356431&idseccio_PK=1026
O sea, que El Prestigio ni siquiera es de Priest. O quizá me confundo de película…
La New Wave significó un cambio, una madurez. Después de ella, nadie pudo volver a escribir cf sin comparar: si la cf escrita es pueril, ya hay un hito que dice que se puede superar.
A ver si ha llegado ahora el tiempo de superar a la New Wave…
Cagada lorito: The Illusionist no tiene nada que ver con The Prestige. Aunque, comparando el argumento de ambas…
Cuando hablo del fracaso de la New Wave no me refiero a un fracaso comercial, sino a un fracaso de proyecto. La NW inició un camino que, al final, no condujo a ninguna parte. Salvo contadas excepciones, no se detecta ninguna influencia de la NW en la cf de las últimas tres décadas.
¿La causa de esto fueron los excesos de la NW? Puede que en parte, pero creo que ése no fue el auténtico problema. La cuestión es que el núcleo duro de la cf, aquel grupo de lectores que, a nivel mundial -pero sobre todo anglosajón-, sustentan al género, no quiere buena literatura, sino puro escapismo. En un momento dado, la cf dejó de darles ese escapismo, así que se pasaron a las fantasías tolkinianas (y masturbatorias, añado yo). Star Wars no es una causa, sino un síntoma.
De todas formas, Alex tiene razón al señalar que, al menos como referente, la NW tiene un notable peso específico, pues demuestra que la cf puede ser un género tan adulto y sofisticado como cualquier otro.
La New Wave fracacó en la misma medida que fracasó la sociedad occidental post-68.
Después de años de revolución y vanguardia la sociedad de E.E.U.U. (y en menor medida la de Europa) viró hacia posturas más conservadoras. Los 80 no son sólo los años de vuelta de la cf clásica sino de hegemonía de Reagan y de la mayoría moral.
Sin ánimo de ser reduccionista, los acontecimientos sociales e históricos de una época suelen influir en el arte de esa época y eso se nota en esa transición de la cf NW a la cf nostálgica.
La gentew no se cansó de la NW la gente se cansó de Mayo del 68.
Una cosa es «El prestigio» de Cristopher «Nemento» Nolan con Hugh Jackman *que esta por estrenarse* y otra cosa es «El ilusionista» con Norton.Y me refiero a la primera.
Asi que en efecto, Alex. Te confundes de pelicula.
No, si ya me había dado cuenta… 😉
César escribió:
>no quiere buena literatura,
>sino puro escapismo
Pero ¿no puede ser una novela al mismo tiempo buena literatura y puro escapismo? Porque la verdad es que hace poco estábamos todos aplaudiendo el discurso de Paul Auster, y en el discurso ése precisamente lo que dice es que la literatura no sirve para nada, es decir, que toda ella es por naturaleza escapista, y que eso no tiene por qué ser malo.
Muy interesante el artículo, como siempre, Nacho.
Quería hacer una muy pequeña puntualización: Cuando dices, refiriéndote a los premios Hugo, que «cuando el cuerpo de votantes es numeroso lo peor que te puede ocurrir es competir contigo mismo» no puedo estar del todo de acuerdo.
Sí estaría de acuerdo si los Hugo se votasen de forma que cada votante eligiese una obra y ganase la que tiene más votos. Entonces evidentemente sí perjudica tener dos obras en concurso porque se divide el voto de tus seguidores. Sin embargo, en los Hugo se vota con una lista por orden de preferencia. La obra menos votada en primer lugar se elimina de las listas y se hace un nuevo recuento, y así sucesivamente hasta que solo queda una. De esta forma, no debe perjudicar tener varias obras, porque nada impide a tus admiradores ponerla primera y segunda de la lista.
Sin embargo, sí es verdad que a veces (aunque no muy a menudo) ocurre que un autor con dos obras entre los candidatos retira una de ellas porque piensa que así tiene más posibilidades, con lo que para colmo permite la entrada a otro adversario nuevo. No sé si esto lo hacen porque no entienden el sistema de votación o porque consideran (que también podría ser) que los votantes tienen resistencia psicológica a votar dos obras del mismo autor en las primeras posiciones, lo cual me parece discutible, pero si fuera cierto si haría lógica la decisión de retirar una.
Farseer: nadie ha dicho que toda la literatura sea puro escapismo, sino que no sirve para nada a nivel social. No obstante, acepto que puede haber buena literatura puramente escapista. El problema es que sólo quieras eso: escapismo. Por otro lado está la originalidad y sofisticación de ese escapismo. No es lo mismo «La isla del tesoro» de Stevenson que «El código Da Vinci» de Brown. Es decir, no caigamos en la tentación de pensar que, como la literatura no sirve para nada, toda literatura es igual de válida.
A lo que yo me refería es a que el núcleo duro de lectores de cf quiere que le cuenten una y otra vez la misma historia de héroes y villanos, que le asombren con prodigios y maravillas, que le cuenten historias autocomplacientes. Y, bueno, un poco de eso no está mal, pero es un desastre si se trata de lo único que quieres. La NW propuso una cf adulta y sofisticada a un grupo de lectores con criterios tirando a adolescentes.
Sí, entiendo lo que dices, y básicamente estoy de acuerdo. La literatura puede emocionar a muchos niveles, y quedarse sólo con lo más básico y superficial es una pena.
De todas formas, sobre el discurso de Auster, creo que no se refería únicamente a que no fuera útil a nivel social. También atacaba el argumento de que la literatura (aunque en realidad la cosa se puede hacer extensiva a todo el arte) nos haga mejores como personas.
Ya que se menciona (por retruque) la película «El ilusionista», de la que yo no sabía nada hasta que me encontré hace dos días el anuncio en la tele. Es adaptación de un cuento de Steven Millhouser. Yo no recuerdo haber leído dentro del mundillo español ni una palabra sobre este escritor, y a la cola del mensaje del otro día sobre slipstream y tal, a Millhouser debería conocérsele dentro de ese campo. Los pocos cuentos que le he leído me han recordado mucho a Bradbury.
La cuestión es que el núcleo duro de la cf, aquel grupo de lectores que, a nivel mundial -pero sobre todo anglosajón-, sustentan al género, no quiere buena literatura, sino puro escapismo.
No creo que una buena aproximación a las causas deba empezar por los lectores. Entre otras cosas, los autores limítrofes suelen ser los más cabezotas en seguir escribiendo pese a la falta de éxito. Sí que se podría ver, en cambio, desde la perspectiva de que muchos de esos autores también eran aficionados. Es cierto que si hubo una sequía probablemente fue porque una década antes de que esa generación madurara, y entre ella los futuros autores, ya se había cansado de la New Wave.
La gente debería valorar más a los autores que vienen de fuera, incluso aunque se emperren en desvincularse de la CF. Son ellos los que pueden impedir que el género se embarranque en una sola tendencia.
Perdón por el error anterior: Millhauser, no Millhouser.
Reconozco que Farmer nunca ha sido un autor de mi gusto, aunque las dos primeras novelas del mundo del Río (en realidad una sola dividida en dos por motivos editoriales), son de la mejor literatura de aventuras que se ha escrito en los últimos cincuenta años. Y tenéis razón cuando decís que sin la new wave habría sido otra cosa.
Por otro lado, me parece muy oportuno el comentario de Iván sobre la relación entre el fracaso de la new wave y el fracaso por abrir al cambio la sociedad americana. Lo que me gustaría saber es por qué la sociedad británica, que cayó en el Thatcherismo, ha visto aparecer unos autores de literatura y cómic que en vez de hacer lo mismo se han revuelto contra esa tendencia y han proseguido con su particular revolución. ¿Quizás porque en la tradición inglesa las distopías ocupan el lugar de lo pulp en la tradición norteamericana, como origen o elemento motivador?
Por cierto, que me estoy acordando de revolucionarios como Alan Moore, Jamie Delano o Grant Morrison, con una obra que ha llevado las ideas de la nueva ola al mundo del cómic.
Bueno, esto ya entra dentro del terreno de la especulación pero creo que la diferente respuesta ante Reagan y Thatcher en USA e Inglaterra tiene que ver con la tradición política de cada país. En Europa la revolución y los partidos de izquierdas son, por decirlo de alguna manera, un patrimonio cultural más que, en general, es más o menos hegemónico en el mundo de la creación artística. De ahí esa respuesta tan dura por parte de muchos autores a Thatcher (en cine, por ejemplo, todas esas pelis de Loach y demás de tinte social).
Sin embargo, esa tradición no existe en USA ni de lejos. La revolución da yuyu y la izquierda no existe ni de forma marginal. Así que, supongo, cuando se consiguió una cierta libertad en el área de lo cotidiano la gente se asustó y decidió decir basta y mirar para otro lado. Y ahí encaja ese gusto por la cf clásica. Que Asimov ganase un Hugo por «Los límites de la Fundación» a princioios de los 80 es significativo. Una especie de vuelta a la infancia donde esas cosas tan desagradables de la edad adulta no existían.
La revolución da yuyu y la izquierda no existe ni de forma marginal.
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Menuda exageración.
Tanto como ni marginal…
Las etiquetas las carga el diablo y hablar de “fracaso” me parece algo muy delicado. Podemos hablar del fracaso del público en aceptar un determinado tipo de obras pero me parece cuestionable que la falta de viabilidad económica de alguna obra artística pueda considerarse síntoma de un fracaso artístico, como sin duda habrá quien interprete el sentido de esta entrada.
La realidad es que el público masivo acepta lo que es familiar y lo nuevo tarda en abrirse camino. Siempre ha sido y siempre será así.
New Worlds no cerró por falta de ventas. Cerro porque la principal cadena de distribuidores que había en Inglaterra se negó a seguirlo distribuyendo después de que los conservadores hiciesen una interpelación en el parlamento cuestionando porque estaba recibiendo una subvención una revista donde se estaba publicando material obsceno. Los distribuidores se asustaron y esto *después* determino la falta de ventas.
¿Era la new wave un proyecto didáctico?
Pues la verdad nada más lejos de las pretensiones de nadie. Los principales ideólogos Harlan Ellison y Michael Moorcok dijeron, una y otra vez, que de lo que se trataba era de elaborar una ciencia ficción adaptada a los momentos actuales.
Si hacemos caso a Silverbeg los lectores le dieron la espalda porque la encontraban deprimente y porque un segmento importante del público lector era de derechas, muy de derechas. Es significativo que la SFWA publicó un manifiesto apoyando la intervención de EE.UU en Vietnam.
No entiendo muy bien como se puede hablar de fracaso cuando toda la ciencia ficción que nos esta llegando de fuera de los muros del gueto – Faber, Mitchell y Cunnigham son casos evidentes- tiene una influencia fortísima de la New Wave. Vamos que son herederos directos por temática, técnica y preocupaciones.
Lo que ha pasado con la cf “de genero” creo que quien mejor lo ha diagnosticado ha sido John Barnes quien ha dicho que después del cyberpunk ha habido dos movimientos: una cf humanista cuyo mejor ejemplo o es Connie Willis y una ciencia ficción retro que Barnes compara con el blues del delta: todos los acordes – robots, ucronias, primer contacto…- ya estan inventados. Ahora solo queda tocarlos mejor o peor.
No sé, pero hablar de muerte de una revolución me parece inadecuado. Las revoluciones tienen cortos periodos de vida y sirven para cambiar el curso de las cosas. Dejan su poso ideológico y desaparecen. Creo que la ciencia ficción, vista en general, es como es ahora mismo gracias a Campbell, a la new wave, al cyberpunk y a cualquier movimiento convulsionador que haya habido en la historia del género. Bajo ese punto de vista, todos tuvieron éxito. Nos gusta generalizar siempre, pero en realidad los escritores son individuos que obtienen sus referentes de sitios diversos. No creo que se deba hablar de una cf uniforme. Hay un Harrison, pero también un Sawyer; un Priest, pero también un Wilson; un Mieville, pero también un Benford. Yo creo que tal diversidad evidencia el triunfo de todas y cada una de las revoluciones. Por eso es tan importante lo que está ocurriendo ahora mismo, porque aunque se extinga, dejará para el futuro como válida una manera de hacer una cf determinada que la iguala con la rama general. Y habrá escritores que la seguirán.
Kaplan-> No creo que se deba hablar de una cf uniforme. Hay un Harrison, pero también un Sawyer; un Priest, pero también un Wilson; un Mieville, pero también un Benford. Yo creo que tal diversidad evidencia el triunfo de todas y cada una de las revoluciones.
Tienes razón. Es una opinión que, aunque pueda parecer contradictorio con lo que he dicho, comparto.
Davidm -> Si nada se tuerce, tengo a un colaborador de C trabajando en una reseña de «August Eschenburg». Esperamos publicarla a comienzos de 2007.
No he leído nada de Millhauser, pero confieso que tengo ganas.