Con eso de que me he ido de vacaciones a Noruega, quería leer por aquellas tierras alguna novela negra de ese país. Buscando en la librería llegué a Jo Nesbø y a Petirrojo, la primera novela traducida a nuestro idioma. Como curiosidad, es la tercera de la serie protagonizada por el policía Harry Hole, algo que no tiene demasiada relevancia durante la lectura aunque se deja notar en varias referencias al pasado del personaje que te dejan un poco mosca.
Al poco de comenzar Petirrojo, Hole es transferido a los servicios secretos noruegos e inicia una investigación sobre la compra de un rifle de francotirador que, contra la opinión de sus jefes, cree va a utilizarse para algo más que caza mayor. Un camino que le llevará a conocer los entresijos de la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial y, colateralmente, a los grupúsculos de extrema derecha que han florecido en los últimos años. Mientras, conoce a una chica por la que sentirá una atracción mutua y que le pondrá en el camino de un director general del Ministerio del Interior deseoso de «calzársela». Casualidades de la vida, también es el hombre detrás de su promoción. Además, en un cuarto de la novela Nesbø viaja a la Segunda Guerra Mundial para relatar las peripecias (y penurias) de un grupo de SS noruegos que sobreviven como pueden en el sitio de Leningrado. Un fragmento que perderemos en determinado momento y que será recuperado al final de la historia a través de un diario que completará las piezas del puzzle que faltaban hasta el momento, «perdidas» deliberadamente por el autor para mantener la intriga… a costa de sacrificar su (escasa) coherencia narrativa.
Llama la atención lo caótico que resulta todo. Lejos de crear una estructura nítida, Nesbø monta un innecesario guirigay de tres pares de cojones que tanto comienza la historia en un punto, retrocede unos días para contar cómo se ha llegado hasta allí y qué pasa con algún personaje que será importante en el resto de la novela, pasa a la Segunda Guerra Mundial, vuelve a la actualidad para relatar los entresijos que sitúan a Hole en su puesto, salta a la convalecencia de uno de los soldados en Viena… Aparecen personajes (innecesarios) que se volatilizan para no volver hasta un par de cientos de páginas más adelante, se nos hurtan fragmentos de la narración que se recuperan cerca del desenlace de la novela… Un caos que, por más que se enrevese sobre sí misma, no consigue ocultar la abismal simpleza de Petirrojo.
Por otro lado, es la cosa más plana que he leído el último año. En contra de lo que suelo encontrar en la novela negra, los diálogos son anodinos, la prosa insípida, los personajes acartonados. Y adolece de una extensión desmedida. Con toda el buen género que se publica, es preferible dar una oportunidad a otra obra que tenga unas migas de relieve antes que perder demasiadas horas con una tan escasamente satisfactoria.
Creo que la novela negra del norte de Europa es el fenómeno más overrated de los últimos años. I said.
Qué tal.
Pues yo soy muy fan de Nesbo.
Me parece que dentro de lo que es la novela negra nórdica se escapa bastante de la lentitud, el pesimismo y el darle vueltas y vueltas a lo mismo que caracterizan a muchos autores del género en esas tierras.
Cuando lo leí me gustó y he leído los otros dos que están traducidos. El último me gustó menos pero me sigue gustando el personaje de Harry Hole. Tendré en cuenta lo que comentas cuando vuelva a releer estos libros o lea uno nuevo.
Un saludico