
Es Pop
No sé si están al tanto de la existencia de la editorial Es Pop. Un invento de Óscar Palmer, un auténtico erudito en lo que a cultura popular se refiere, que, con el apoyo de una editorial como Valdemar, se ha lanzado a publicar una serie de títulos bastante atractivos. No voy a hablar de libros como Los trapos sucios, obra que satisfará la curiosidad más malsana que podamos albergar sobre el mundo del rock, o Schulz, Carlitos y Snoopy, la biografía definitiva del creador de la tira cómica más exitosa del pasado siglo, sino de la nueva colección Es Pop Narrativa. Y de algo que, me temo, dentro de las colecciones de género no se cuida como se debiera: su imagen.
Por ahora han aparecido dos títulos: Acero, de Todd Grimson, a priori una novela de vampiros posmodernos bastante alejada de las que triunfan hoy en día en este segmento temático, y A la cara, de Christa Faust, un hardboiled adaptado a los tiempos modernos. Encargué ambos libros en mi último pedido a Cyberdark y una vez en mis manos, después de mirarlos por todos los lados con calma, sólo puedo confirmar lo que ya había visto hace un par de semanas en una visita a la FNAC de Bilbao: son una gozada.
Cuentan con unas ilustraciones de cubierta de lo más adecuadas al contenido. Pero no sólo dejan bien a las claras al comprador qué se puede encontrar en su interior sino que, además, están cuidadas con mimo. La tipografía, la integración con las guardas, la cubierta trasera y el lomo, cómo se han «encajado» los textos… no hay nada abandonado al azar. Han conseguido unos libros que se devoran con los ojos.
Y me ha convertido en un fetichista.
No puedo dejar de tocarlos.
Asimismo, el interior parece que ofrecerá una lectura muy agradable (a falta de comprobar las erratas, aunque no me ha gustado que las primeras líneas de cada capítulo están tabuladas). Ambos a un precio de máquina del tiempo: entre 16 y 17 euros. Como hace ¿una década?
Merece la pena echarle un vistazo a las entradas en las que Óscar Palmer relata la génesis del envoltorio de ambos libros (Acero, A la cara).
Vale, lo que importa está en el interior y cabe la posibilidad de que sean un truño (no lo creo sabiendo quién está detrás, pero…). Sin embargo las editoriales en papel tienen que pensar en darles un valor añadido como éste a sus productos. Si no lo hacen o se mantienen en su rutina, los lectores de un espectro de edades e intereses que o se han pasado al libro electrónico o estamos en trámite de hacerlo, no vamos a seguir con ellos. Entre comprar 200 o 300 hojas impresas y encuadernadas de cualquier manera a 21 euros y descargarlas en un cacharrito que pesa la mitad y se ve igual de feo, no hay color. Sólo si, realmente, tenemos constancia que estamos comprando un producto que es algo más que eso, seguiremos apostanto por el papel.
Luego, como he dicho, habrá que esperar a comprobar cómo están las novelas en sí y, además, ver si el público responde. En todo caso en mi han encontrado un comprador fiel.
A mí también me ha entrado por los ojos esta colección, la verdad, y aprovechando mi reciente visita a mi añorada piel de toro me he hecho de la novela de Grimson (no es que «A la cara» me llamase menos, pero los dos no podían ser y los vampiros siempre me han tirado mucho).
Ahora que nos aproveche su lectura 🙂
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A mí también me han llamado la atención y la de vampiros es tentadora a más no poder. De todas maneras, aprovecharé que te la has comprado tu primero, ja, ja, para que nos cuentes si el contenido vale la pena.
No sé por qué me da que Manuel lo reseñará antes en su «Reyes y truenos». Yo tengo un porrón de reseñas pendientes, un par de compromisos para Prospectiva… es posible que hasta el verano no me vea con él. Pero… el libro es tan atractivo que cada vez que lo veo en la estantería siento un deseo irrefrenable de ponerme con él. La tentación constante…
Yo me he leído Acero, y en breve empezaré A la cara. Egan, Acero no sólo es tentador, es uno de esos libros que se leen de una sentada (en mi caso, un viaje en autobús). Es una narración lacónica, donde los personajes se van dejando llevar (y tú con ellos), y los hechos van simplemente pasando. Al situarse en un extraño punto en el que son personajes a los que les afectan estos hechos, pero no intervenir demasiado en ellos Grimson consigue que te metas a fondo en la historia.
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