El sábado 13 de Diciembre celebramos la quinta cena de Navidad de la Tertulia de literatura fantástica de Santander, TerSa. Nos juntamos cerca de 50 comensales en el restaurante de CC.OO., que estaba reservado exclusivamente para nosotros. Después del fiasco del año pasado esta vez no dejamos nada a la improvisación, contamos con un servicio más preparado y de mayor calidad y, sobre todo, acertamos con un local que servía, a la vez, de restaurante y de lugar de esparcimiento posterior. Un botín de incalculable valor sobre todo con el tiempo que ha hecho en este Otoño invernal que hemos dejado atrás y que hubiese pasado por granizo el copeo posterior.
El encuentro se inició sobre las 20:30 en el Mercado del Este, un recinto cubierto en el centro de Santander donde uno puede tomarse algo con tranquilidad sin problemas de espacio. Cuando ya estábamos todos y se habían hecho los saludos pertinentes nos dirijimos al restaurante en el que nos esperaba la primera sorpresa de la noche: la entrega de «credenciales»; unas chapas creadas por Jean Mallart con el logo de la Sociedad Cántabra de Fantástico y el nombre de cada participante. Con todo el mundo ya sentado se inició la cena en sí, con el menú anunciado y con una tele conectada para que los más futboleros siguiesen el Barça-Madrid (que deparó no pocas carcajadas ante ciertas reacciones).
Una vez terminada la cena llegaron los momentos más entrañables. Era el cumpleaños de Jean Mallart y le habíamos preparado un modesta entrega de regalos. Al ritmo del «Cumpeaños feliz» le dimos tres incunables de esos que todo aficionado que se precie debería tener en su estantería: Gothika, El círculo mágico y el primer volumen de las crónicas de Jerry Cornelius. A partir de ahí llegaron el brindis y el tradicional intercambio de libros en el que, como es habitual, había de todo. Media docena largas de Bebés jugando con cuchillos de Santi Eximeno, varias guías de supervivencia para cuando vengan los Zombis de Max Brooks (hay que estar preparado por lo que pueda ocurrir), un par de After Darks de Murakami, un genial compendio de las mejores novelas de ciencia ficción de Ursula K. Le Guin… Servidor se acabó llevando, después de un cambio, Como una historia de terror, de Jon Bilbao. A ver si retomo su novela El hermano de las moscas y me «meto» con ella a continuación…
Después llegó el momento del esparcimiento, las copas y la «balcanización» por entretenimientos. Mesa de pócker, otra de Gran Dalmuti subvertida después al Bang, el espacio Guitar Hero World Tour para compartir punteos, la barra para un esparcimiento más tradicional y relajado… Allí estuvimos hasta las cuatro y media de la madrugada, momento en el que hubo que plegar velas y abandonar el local… e irnos para casa. Al día siguiente teníamos una comida a las dos y no era plan de dormirnos sobre los platos de cocido montañés… aunque a algunos poco nos faltó.
En el camino de vuelta a casa tuve uno de esos momentos doy gracias al hacedor por tener esta cara de buenín que me libró de un buen multazo. Por aquello de no hacer dos viajes, íbamos seis en el coche y justo pasamos por un control de alcoholemia en el que hicieron bajarse a uno. Señor agente, esté donde esté, me he tomado unas cuantas a su salud estos días. Pero esto no tiene nada que ver con el momento «orgiástico» vivido por Jose Antonio Cotrina al entrar en un taxi y encontrarse con que la conductora estaba leyendo… La casa de la Colina Negra. ‘nuff said!
Como siempre, agradecer a todos los asistentes su presencia y el buen royo. Espero que lo hayan disfrutado tanto como nosotros y a ver si repiten el año que viene. Así se unirán a esos amigos que estuvieron otros años y éste no pudieron venir o los que se vayan a estrenar entonces. ¡Gracias a todos!
Nota: Para ver las fotos y vídeos de la cena lo mejor es pasarse por el evento en facebook donde hay enlaces a todas ellas. Si hoy no estás en una red social te pierdes cosillas como éstas.
Geniales, tanto la gente como el evento. Al final, tras ciertos tejemanejes, me tocó «A barlovento», así que no me puedo quejar.