Han pasado diez meses desde que escribí la entrada de «El aburreovejas en lucha«, en la que comentaba la desagradable situación por la que estamos atravesando en el colegio en el que trabajo. Tras diez meses de intensa presión social y de centenares de horas de trabajo conjunto de padres, profesores y alumnos del centro, hemos conseguido muchas cosas. El colegio continúa abierto y lo hará al menos hasta agosto de 2009. En contra de la intención inicial de la orden religiosa, se abrió la matrícula en el mes de abril insuflando un poco de esperanza sobre la posible continuidad del colegio (imposible si no se hubiese hecho). Apenas hemos perdido alumnado respecto al año anterior. Ningún compañero ha sido despedido. El curso ha comenzado con completa normalidad como si fuese un año más (cuando, está claro, no lo es)… Sin embargo, a pesar de todos estos logros que son alucinantes para cómo pintaban las cosas a comienzos de febrero cuando conocimos la noticia, todo continúa exactamente igual en lo que se refiere al cierre. Y, es triste decirlo, la posible solución al conflicto no está en lo educativo, lo social, lo económico, la gestión de centro… sino en lo estrictamente urbanístico.
En el PGOU de Santander que salió a exposición pública a comienzos de año había una ficha referida a la parcela donde está el colegio (10000 metros cuadrados a 350 metros del ayuntamiento de la ciudad) en la que se recalificaba el terreno si, teóricamente, la orden religiosa construía un colegio de las mismas características dentro del municipio de Santander. Sin embargo, con el anuncio del cierre, esa condición de la ficha quedaba en entredicho y se dejaba abierta la puerta a la construcción en la parcela porque, con el cierre, ya no habría un colegio que trasladar.
Nuestro trabajo desde entonces ha estado orientado a denunciar públicamente nuestra situación y recavar los apoyos necesarios para reconducirla, demostrar que el colegio no está en la crisis, crear un plan de viabilidad para refundar el colegio y frenar el tema de la recalificación. De nuevo los resultados han sido espectaculares. En Mayo presentamos 2200 alegaciones al PGOU de la ciudad, lo que supone más del 50% del total de las presentadas. Un éxito (una alegación es algo mucho más complejo que poner una firma de apoyo; con estas nos quedamos en 17000) que supone nuestra única arma de defensa ante las intenciones de la orden religiosa y los que están con ellas.
No tengo ni idea sobre cómo irá la cosa en los próximos meses ni si realmente existe esperanza más allá de la que nos estamos currando día a día desde la asociación que hemos creado, «La Enseñanza Siglo XXI». El tiempo pasa y la táctica del avestruz granítico ejercitada por la cúpula de las monjas (el tiempo siempre está de su parte) está ahí. Sin embargo nuestra lucha tiene un no se qué de épico que la convierte en estimulante y nos encorajina para continuar donde sería más fácil abandonar. Después de todo, Aurë entuluva!
Nota: Gracias a todos por los mensajes de apoyo y preguntando por cómo andaba todo que me habéis hecho llegar. Se agradecen una enormidad y animan a seguir plantando cara.
Nota 2: A pesar de los períodos de inactividad por los que atraviesa el blog desde comienzo de curso, queda aburreovejas para rato. Aunque el estiaje se prolongue y la irregularidad sea la tónica dominante.