Sombras en Titán es una novela de hard ligero a lo años 80 sin trampa ni cartón ni vuelta de hoja. Aparecen dos grandes potencias en plena guerra fría, a un pelo de liarse a garrotazos en cuanto se les vaya la mano en alguna maniobra encubierta; las dos expediciones paralelas de rigor a un ambiente hostil (la luna de Saturno, Titán) pugnan por conseguir el mismo fin; en ambas existe una dislocación entre la parte militar y la civil; existen un goloso hallazgo alienígena que desentrañar, enigmas en las fronteras de la ciencia del momento (que es la de ahora) y diversos problemas a los que enfrentarse;… Un esquema que sonará a los lectores de 2010, de Arthur C. Clarke, con ramalazos a Esfera de Michael Crichton o el guión que James Cameron preparó para Abyss.
Suárez, que ganó el premio Ignotus a la mejor novela española hace cinco años por Nuxlum, escribe una historia entretenida que se sostiene en base a una serie de misterios escalonados, a veces sorprendentes, otras previsibles, que conducen la historia desde el aterrizaje en Titán a la partida final, y una serie de atractivas ideas sobre la teoría del punto omega bien expuestas. Pero tampoco se puede decir más. El escenario apenas ofrece nada destacable que no hayamos visto anteriormente en un par de docenas de títulos, los personajes no deparan rasgos originales y remiten a patrones manidos, hay soluciones argumentales que no terminan de cuadrar (como la inclusión de otro personaje aficionado a la paraciencia y director de un cuarto milenio), los diálogos, el recurso narrativo que más utiliza el autor para hacer avanzar la historia, son anodinos e invitan a leer en diagonal, el lenguaje se hace en exceso funcional, la conclusión resulta un tanto precipitada,…
Por todo esto, como hard ligero a lo años 80, servidor se queda con Peregrinos de Marte, publicada hace tres años por Espiral; con grandes semejanzas con Sombras en Titán y mejor resuelta.
Este cuento de ciencia ficción me lo lei en dos dias. Aunque no estuvo mal, me dió la impresión de que quedaron muchos cabos sueltos. ¿Que pasó con el ser volador que se hizo presente en la bóveda subterránea? ¿Que sucedió respecto a los duplicados digitales de las personas grabadas en la instalación alienígena? Irina insistía en que había un doble suyo allí, pero nunca exploró más a fondo, ni se exploró más a fondo el tubo de la grieta afuera. Fue una buena novela, pero con muchos cabos sueltos. Supongo que eso quedará a la interpretación de cada lector…