Un Hobbit Gualtrapa

Cuatro meses y medio después de la primera entrega, repesco esta pretendida sección que busca presentar y exponer brevemente los blogs que sigo habitualmente. Ya se sabe que siempre gusta compartir estas lecturas que nos enganchan y nos aportan otras visiones de nuestros quehaceres cotidianos.

El elegido para esta ocasión lo descubrí circustancialmente mirando las estadísticas de Extreme tracking, ya que había una enlace desde él hasta aquí. Desde entonces se ha convertido en uno de mis lugares favoritos de la blogsfera. Hay muchos otros sitios donde encuentro inteligencia, conocimiento, divulgación, reflexión,… Pero en muy pocos estos vienen acompañados del ingenio y la creatividad a la hora de tratar sus temas como en Un Hobbit Gualtrapa.

No me pregunten quién es su autor porque es un misterio que no quiere ser revelado (vamos, que ni flowers). Sólo sé que durante la diáspora naranja se lanzó, como muchos otros, al ruedo de la blogsfera a hacer su particular ejercicio divulgativo. Un ejercicio que no sé hasta qué punto puede estar pasando desapercibido y que debería ser más conocido que muchos otros sitios. Después de todo, aunque el Hobbit Gualtrapa habla desde sus íntimos conocimientos de La Comarca y sus gentes, o lo que puede saber de la Tierra Media, describe en clave freak, con donaire y, sobre todo, estilo, una realidad tan próxima a la nuestra que termina siendo todavía más real.

No tengo un plan prefijado para seleccionar entradas que comentar, así que voy a coger tres de las más recientes. Visiten el resto porque seguro que las encontrarán todavía mejores.

Para comenzar quisiera centrarme en «Si no sabes algo, di que es una mierda«. La idea central es por todos conocida. Internet es un medio muy interesante porque en determinados aspectos ha dado voz a aquéllos que, por lo que sea, nunca la habían tenido. Los foros y las reseñas han permitido que muchas opiniones fundamentadas hayan salido a la luz y tenido sus momentos de gloria en discusiones constructivas que han aportado mucho a aquéllos que han participado en ellas. Como contertulios o simples lectores. Pero, y es triste, también ha propiciado la aparición de multitud de talibanes de la red, gente con más o menos conocimientos que aupados (o no) por un número de incondicionales que jaleaban sus soflamas han hecho un arte de decir que algo es una mierda sin argumentar de ningún modo sus opiniones. Los juicios sumarísimos contra cualquier editorial, autor, novela, película,… están a la orden del día y no parecen tener fin. Poco importa la razón, la perspectiva histórica, el nivel de conocimientos sobre el tema en cuestión de la voz que habla,… Da mucha rabia que frente a gente que sí se molesta en sumar este tipo de comportamientos estén tan extendidos. Pero les dejo con el Hobbit

…Si hablamos de cine, la mayoría de la gente no sabe ni cómo se rueda una película. La mayoría cree que el proceso de montaje y post-producción no existe, y que tampoco existe el de pre-producción. La misma gente que dice cosas como «pero si ya se ha terminado de rodar, ¿por qué no la estrenan ya? Quiero ver esa películaaaa», es luego la que dice: «Pues vaya una mierda. El montaje es una mierda, la música es una mierda, los actores son una mierda…» y después, no tienen más que copiar los comentarios negativos que hace el resto, para tener argumentos durante toda la vida. Resultado: Su opinión es la argumentada (pues han copiado esos argumentos) y la tuya no, porque te niegas a ver la realidad.

Pero sólo pueden opinar negativamente. ¿Por qué? Porque es más fácil, y porque es mucho más difícil descubrir el engaño. Si alguien está hablando bien de algo o de alguien, es fácil saber si miente. Pronto queda al descubierto si se inventa algo, porque debe seguir dando argumentos. Pero los comentarios despectivos se auto-justifican a sí mismos. Basta con un «bah, no sabes discutir» para terminar con una discusión, pero sólo si estás criticando algo (negativamente, se entiende). Si estás defendiendo algo, el «bah» no funciona.

La Tierra Media internetera se ha convertido en un gran campo de batalla, en el que sólo salen victoriosos quienes ponen a parir algo. Entrad en cualquier foro de cualquier tema posible: Política, ocio, fútbol, religión… Ya puede haber un Gandalf dando su opinión defendiendo algo, que en cuanto lleguen un buen par de orcos diciendo «bah, es una mierda», Gandalf tiene la partida perdida. Pues si intenta rebatir su opinión, otros muchos se unirán a los orcos, diciendo lo mismo, repitiendo lo mismo, hasta que Gandalf se agote.

Aunque… ¿y si Gandalf hiciera lo mismo? ¿Y si Gandalf escribiera su opinión y sus argumentos, pero no para rebatir, sino para expresar su opinión? ¿Y si Gandalf no contestara nada más que «bah, es genial, digáis lo que digáis»? ¿Se perdería el debate, o sólo los enfrentamientos? ¿Se descubriría quién sabe de algo y quién no?

Por mi parte, tengo el serio problema de no saber ya cuándo alguien critica algo porque sabe de ello, o porque no tiene ni idea y quiere aparentar que sí. Las apariencias son algo esencial en estos tiempos. Veo muchos hobbits que se deben únicamente a sus apariencias. Y cuando no saben de algo, en lugar de callar y aprender, repiten como loros esas fáciles críticas que ni comprenden ni quieren comprender.

Pasamos a «Que paren el mundo, que me bajo«, un compendio de tres noticias a cada cual más contradictoriamente humana y que, una vez más, hace que nos cuestionemos dónde nos dejamosel sentido común cuando más lo necesitamos. Les anarroseo la primera, aunque las otras dos son, si cabe, todavía más tristemente escacharrantes.

Las subvenciones a ONGs se recortan este año en Hobbiton, porque la Comunidad de Hobbiton se ha gastado el dinero al intentar organizar las olimpiadas del 2012.»Casualmente», los anuncios del dinero que se da como subvención a las distintas ONGs, se hicieron públicos al día siguiente de conocerse la noticia de que, finalmente, será Bree la encargada de organizar las olimpiadas del año 2012. Y «casualmente» también, las subvenciones de este año con respecto a otros se han convertido en una cantidad simbólica. Es decir, que el dinero destinado a las ONGs (que se supone que intentan ayudar a quienes tienen problemas) se ha reducido drásticamente por intentar conseguir unas olimpiadas que, finalmente, no se celebrarán. ¿Y ahora? ¿Qué hacemos? ¿Habrá dinero al menos para terminar las obras que están dejando Hobbiton llena de grúas, agujeros (no «agujeros-hobbit», sino agujeros de verdad) y demás?

Y yo pensaba que en Hobbiton llevaban ya en la sangre lo de las perennes zanjas múltiples y esos contratos por los que el Thain compra losas para poner en aceras que se van a levantar otra vez dentro de una estación.

Por último, quería hablar de una entrada que está íntimamente relacionado con el lugar donde muchos trabamos contacto, cYbErDaRk.NeT, y que todavía se echa mucho de menos. Y lo hace tirando de la segunda trilogía de Star Wars. Es una parábola brillante sobre cómo evoluciona un portal a lo largo de su historia para enfrentarse a las hordas de trolls que siempre acaban anidando dentro de una estructura tan grande. Y después… bueno. No fue la historia de cYbErDaRk.NeT. Pero…

Por más foros, chats e incluso comentarios en blogs que visito, en todos veo la misma historia. Todo empieza igual: Unos pocos hablan, otros más se unen, se divierten, discuten, se respetan… Inconscientemente, se crea un lugar donde el debate es la esencia de la misma existencia. Un Senado Galáctico, que cuenta con el apoyo del Consejo Jedi que dirige los caminos de la Fuerza con buen juicio.Y un día llega alguien que conoce el Lado Oscuro de la Fuerza, lo que se conoce como un «troll». Empieza a discutir por discutir, a sembrar la discordia. Pero claro, como antes nadie había hecho eso, la gente se extraña, se sorprende. Unos pocos piden que deje de discutir por discutir. Otros piden que se le deje hablar, apelando a una libertad de expresión que hasta el momento no había sido mencionada en el Senado (porque no hacía falta).

Por mi experiencia (que no es demasiada, pero sí bastante) sé que sólo hay dos tipos de salida. No, en realidad hay tres, pero he visto pocos que consigan llegar a la tercera.

La primera: El troll gana. La gente empieza a discutir, el foro o el chat se convierte en un campo de batalla. Se olvida qué se estaba debatiendo antes, y se pasa a guerrear con armas como «déjame hablar», «tú no respetas a nadie», «no estás escuchando», y esa libertad de expresión que a casi todos los que la usan les es realmente desconocida. En estos casos, cuando interviene el Consejo Jedi (los ops, los mandamases, los moderadores o como se llamen) suele ser demasiado tarde. Por muchos trolls que expulsen, bloqueen, borren… el daño está hecho, y el Senado no volverá a ser el mismo en mucho tiempo. Puede que el canal o la web termine cerrando (a veces, es la mejor solución), o puede que se decida seguir a pesar de todo.

La segunda: El troll pierde. Este caso es menos frecuente, pero también se ha dado. Suelen darse varias circunstancias simultáneas: el Consejo Jedi op interviene a tiempo, mientras algunos de los senadores consigue dejar en evidencia la mala intención del troll. Habitualmente se expulsa del canal o de donde sea al troll. Todos cantan victoria… pero en todos queda ese «gusanillo» de la batalla. Suele dar lugar a una búsqueda de nuevos trolls. Una caza de brujas que desvía la atención de algunos Jedi.

En ambas soluciones, termina pareciendo buena idea iniciar una batalla, crear un ejército clon. Pero en ambas soluciones existe una falla: Posiblemente entren nuevos trolls, y entonces nacen los «cazadores de trolls», unos miembros del Consejo Jedi que, lejos de hacer bien, se convertirán en algo peor aún. Cuando se ha luchado contra un troll, uno se siente en la necesidad de seguir luchando contra ellos (por el bien, por la justicia y la verdadera libertad de expresión). ¿Y qué hace un cazador de trolls? Se convierte en un «aliado» de los senadores (tal vez de un Canciller, que después se revela como un Sith encubierto) que va buscando nuevos trolls. Y cuando los encuentra, lejos de avisar al Consejo Jedi, se planta delante del troll con su capa y su espada láser, y se pone a luchar con él abiertamente en el canal. Y suele vencer, a veces con ayuda de otros cazadores. El problema es que ese cazador de trolls ha cambiado. Ya no es el mismo. Y si le da la luz del sol, también se convertirá en piedra… porque para enfrentarse a ellos, se ha convertido él mismo en un troll. El Jedi ha sido tocado por el Lado Oscuro.

Y a unos cazadores de trolls es más difícil domarlos o vencerlos.

Para terminar, y siento ser pesado, vuelvo a invitarles a que le den una oportunidad. Léanlo, participen cuando tengan algo que decir, pongan un link en su blog (si disponen de él) y hagan un poco de sano proselitismo. Hay gente por ahí que lo agradecerá tanto como yo.

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2 respuestas a Un Hobbit Gualtrapa

  1. HobbitGualtrapa dijo:

    Hoy no sé si atreverme a salir de mi agujero. Si ya se lo dijo Bilbo a Gandalf: «¡No, gracias! No queremos aventuras por aquí».

    Ha sido usted demasiado amable, mi querido «aburreovejas». Se lo agradezco enormemente, pero ahora tengo miedo. Miedo de olvidar que el blog lo escribo para mí sobre todo, y no para que «guste» a los demás (pues sé que a alguno no le gustará lo más mínimo lo que leerá en él). Espero no olvidar esa perspectiva.

    Pero tengo buenos espejos en los que mirarme. Este blog de «reflexiones de un aburreovejas» sí es todo un ejemplo, una visita obligada, un estupendo lugar de descanso y reflexión. Lo mío es un agujero hobbit, nada más, con sus cotilleos y sus trivialidades. Se podrían escribir palabras mucho más amables y agradecidas sobre todas y cada una de sus reflexiones, y aún así quedarme corto si tuviera la capacidad de hacerlo.

    Me ha llenado de rubor ver que dedicaba la segunda entrega de sus «Sospechosos habituales» a mi agujero; y espero con muchas más ganas leer su opinión sobre otros que lo merecen más que yo. Como he dicho en mi última gualtrapería, espero que mantenga encendida su bombilla del éxito, y todos le agradecemos que no preste más atención de la necesaria a la moneda de la efímera fama.

    Un abrazo, y un millón de gracias.

  2. Errantus dijo:

    Justamente gracias a tí, Nacho, es que encontré la ventanita de ese agujero hobbit. Como buena águila mirona que soy, disfruto mucho ver los ires y venires de Hobbiton frente a mi taza de café.

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