A finales de junio corrió por la red la noticia de que La Factoría de ideas saldaba una cincuentena de libros publicados entre los años 2000 y 2004 de sus colecciones Mundo de tinieblas, Solaris Ficción, Fantasía y Terror. Se puede consultar el listado en la sección de ofertas en la Tienda de Cyberdark (ahora la mayoría están agotados, pero parece que recibirán más mañana), y se puede ver cómo incluye algunos más recientes (incluso del año pasado) de su sello de novela negra.
Analizados los que están y los que faltan, tiene toda la pinta de ser una maniobra para liberar espacio en los almacenes poniendo en circulación una serie de títulos que bien han sido un fracaso de ventas, bien habían dejado de venderse (la mayoría porque se reeditaron en un formato más asequible), bien las dos a la vez. Una maniobra que pone al lector «informado» sobre la pista de lo que ya puede hacer con La Factoría: comprar sólo los títulos que realmente le interesen y esperar un tiempo a ver si, en el siguiente saldo, esas obras de las que prescindió disminuyen su valor un 75%… o más. Porque tiene delito pagar 25 euros por La Cicatriz para encontrártelo después a 5 euros… Algo de lo que ya he hablado otras veces.
Unido a los últimos saldos de Nova, Minotauro y Timun Mas (más algún otro de colecciones «menores») estamos ante la prueba del algodón ¿definitiva? para la denominada teoría del péndulo. ¿Soportarán las colecciones en curso esta nueva inyección de libros baratos en el mercado, que ponen a muchos lectores con más obras de las que pueden leer en un par años? Servidor seguía creyendo en lo expuesto por Julián Díez en su artículo de 2002 «Por qué el péndulo dejó de oscilar«, pero ya ha habido muertos en el camino, caso de Ediciones Robel, y una clara damnificada, Minotauro, cuyo ritmo de publicación de novedades ha descendido hasta lo mínimo. Y a su lado, editoriales pequeñas aparte, hay varias colecciones para las que las ventas habituales de libros de género pueden no ser suficientes y que no sé cómo capearán esta nueva marejada: Alianza, Edhasa y Ómicron. La primera al menos cuenta a su favor con una cuidada selección de títulos y una relación calidad precio razonable. Sin embargo las otras dos…
Edhasa ha apostado muy fuerte por una edición de fantasía diferente a la usual, con un formato de calidad semejante, si no superior, al de su colección de novela histórica. Una elección que no ha tenido en cuenta que el lector habitual de fantasía carece del mismo poder adquisitivo, no considera tanto el formato y sí el precio (vamos, que no es tan «pijo»). Además su selección de títulos es, cuanto menos, desconcertante, llegando a romper con un caso el mercado de derechos, pagando más de lo que sería asumible. Van a tener que vender muchos Elrics para amortizar la inversión realizada. Sin embargo, contra pronóstico, ahí aguantan, con casi tres años a sus espaldas y doce títulos publicados.
De Ómicron ya hizo un análisis Iván Fernández Balbuena. A mi no deja de sorprenderme que después de un comienzo potente en lo que se refiere a autores (no tanto a los contenidos), las novelas premiadas de Haldeman y Willis, o de nombres más o menos seguros como Robert J. Sawyer, hayan elegido para afianzarse autores desconocidos de segunda (tirando a tercera) fila como Roger MacBride Allen o Frank M. Robinson, o con un pasado en España de (puntuales) fracasos comerciales, John Kessel, James P. Hogan y Rudy Rucker. Más incompresible si cabe teniendo en cartera el premio Hugo de uno de los autores más importantes de los últimos años, Spin de Robert C. Wilson, o la nueva serie de Bujold El cuchillo compartido. O La parábola del sembrador de Octavia Butler (que al menos tiene un cierto nombre).
Tiene toda la pinta de que se hacía necesario mantener un ritmo de publicación y se ha acudido a algún tipo de lote comprado a ciegas que, oye, igual está muy bien, pero no parece estar vendiendo un pimiento dado su escaso sex-appeal. Es lo que infiero después del aumento de precio sufrido por sus últimas novedades (China Montaña Zhang – 311 páginas – 21 €). Es de esperar que este toque de atención, unido a los títulos más interesantes que llegan a la vuelta del verano, les permita enmendar la trayectoria. Porque si no…
Volviendo al saldo de La Factoría, no puedo evitar unas sencillas recomendaciones made in aburreovejas.
Imprescindibles a este precio son Los hechos de la vida, premio mundial de fantasía del año 2003, la obra que nos dio a conocer a Graham Joyce y que fue mi selección para la lista de fundamentales de fantasía que hicimos en cYbErDaRk.NeT; Todos sobre Zanzíbar, una novela que ha envejecido un tanto pero mantiene parte de las virtudes que la auparon al primer plano de la ciencia ficción a finales de la década de los 60; Regreso a Belzagor, una de las obras de madurez de Robert Silverberg que junta la denuncia del colonialismo con algunos de sus temas recurrentes como el mesianismo, la culpa y la redención, la comunión entre mentes, la comprensión entre iguales, la muerte o la búsqueda de la verdad; La cicatriz de China Miéville, la confirmación de que La estación de la calle Perdido no fue una manifestación puntual de genio (recordar que Nemes escribió para cYbErDaRk.NeT un buen artículo sobre Miéville); Los cronolitos de Robert C. Wilson, sin duda una de las mejores novelas de ciencia ficción de la última hornada, que demuestra que se puede conciliar una buena especulación y un drama personal sin pasarse de rosca; y, aunque a mi Heinlein ni fu ni fa (y más bien fa), Puerta al verano. Una novela para disfrutar con un inmenso contador de historias… si uno es capaz de abstraerse de todo el contenido doctrinario que hay detrás.
Dado que los saldos son ideales para dar una oportunidad a títulos que en otra situación no se comprarían, y ya puestos a hacer gastos, no descartaría Mysterium de Robert C. Wilson, uno de las mejores novelas en clave Dick que recuerdo y que, como suele ser habitual en este autor, petardea un tanto al final; o El beso de Milena de Paul McAuley, un postcyberpunk que abre un montón de puertas que no sé yo si se han aprovechado.
Más para coleccionistas es la fallida antología de Robert Silverberg Horizontes lejanos, aunque sólo sea por leer el relato de Dan Simmons «Huérfanos de la Hélice» (y alguno de los otros que no pasan del aprobado como el de Haldeman o el del propio Silverberg). Y para aquellos que no han leído las novelas cortas premiadas en el UPC «Psicoespacio» y «Universo monolítico», pueden probar con sus versiones extendidas Factor de humanidad y Recuerdos del futuro, en las que hay que armarse de paciencia para soportar todo el culebrón que inyecta en su interior para llegar a la extensión de novela.
Entre las que desconozco por completo aunque no suenan nada mal están Distracción de Bruce Sterling; las dos de Chanur, aunque Jean Mallart me ha hablado bien de ellas para pasar el rato; El último escalón, recomendada por Iván Fernández Balbuena en una reseña de cYbErDaRk.NeT, e Hijo del río, recomendada por Javier Vidiella. Ésta con el peligro de que el último volumen de la trilogía no se ha traducido y, me temo, quedará así de por vida.
No sé si aquí debería incluir dos de las novelas de Ramsey Campbell que se saldan: Silencio y Los sin nombre. Campbell, uno de los escritores de terror que ha marcado las últimas décadas, me aburre soberanamente. Y supongo que si no se ha leído mucho a Lovecraft y sus antecesores/sucesores uno puede darle un tiento a todas las antologías que explotan su tumba, aunque no hay color con cualquiera de las ediciones de Valdemar.
Como pueden ver recomiendo mucha ciencia ficción y algo de terror. ¿Qué pasa con la fantasía? Servidor desde luego no se acercaría ni regalándolas a las novelas saldadas de Borchardt, Cook (tuve suficiente con el primer volumen de La Compañía Negra), Barcley, Lustbader o los cuentos sobre Elric de Melniboné escritos por otros autores. Y no sé si le daría una oportunidad a los libros de Lynn Flewelling.
Sé que he olvidado de algún libro más, como los de Strieber, Forward o Mac Leod, pero hasta aquí he llegado. En el caso de que quieran hacer el pedido a Cyberdark dénse prisa porque mañana llega una nueva remesa y nadie sabe cuánto pueden durar. Aunque también lo han recibido en otras librerías que sirven por correo como Miraguano y Estudio en escarlata.
No me he podido resistir a semejante saldo. El presupuesto estival destinado a la compra de algunas novedades para acompañar la estancia en la playa se ha ido en el saldo de la La Factoria. En mi caso dejo como víctimas colaterales las dos novedades de Bibliopolis que tenía pendiente de compra: «Dorada» y «La Caída de los Reyes». Otra vez será.
P.D. Me alegra ver que has vuelto a la primera línea blogera, y con dominio propio y todo.
Saludos.
Este saldo forma parte, en realidad, de un cambio de escenario respecto a lo que comentaba en el artículo que citas.
En los saldos tradicionales -o en el de Robel-, la venta masiva se debía a la desaparición de la editorial. El saldo de La Factoría, y otros que están al caer, son en cambio limpiezas de almacén de editoriales que pretenden seguir publicando en el género.
El efecto dañino va a ser grande sobre editoriales de menor tamaño, que pueden ver mermadas sus ventas durante un periodo en el que el comprador habitual se va a conformar con material a bajo precio, pero en cualquier caso no creo que podamos hablar de un periodo de crisis comparable al de épocas pasadas.
Es decir, pese a estos saldos, tenemos la garantía de que el año que viene van a seguir publicando género fantástico -en mayor o menor cantidad- Minotauro, Timun Mas, Ediciones B, La Factoría, Valdemar, Bibliópolis y Gigamesh -cuando toque…-.
En las crisis «de péndulo» se llegaba la cosa a quedar en dos, tres editoriales como mucho. En la de los noventa, sobrevivieron sólo Minotauro y Ediciones B, por ejemplo, mientras sucumbían Ultramar, Destino, Júcar, Martínez Roca, Edaf, Edhasa… Es decir, ahora más que de crisis, en comparación deberíamos hablar de un posible «ajuste».
Parece bastante probable, por otra parte, que editoriales de cierto tamaño que tienen un pie en el género como vía para engrosar después sus colecciones de bolsillo -puede ser el caso de Omicrón o Alianza- tampoco se asusten con un primer vaivén.
Y en cuanto a las pequeñas, están acostumbradas a un umbral de ventas tan reducido, y orientadas a un mercado tan específico de fieles, que es posible que sean las que numéricamente se vean menos afectadas. Eso sí, no les auguro un buen momento para experimentos con tiradas más amplias y demás.
Por otra parte, el saldo de La Factoría resulta muy confuso de analizar, y vuelve a poner de manifiesto que las políticas de esta editorial son verdaderamente extrañas. Se saldan libros ¡que se han reeditado en bolsillo!
Y, por otra parte, se certifica la no continuidad de algunas series que comenzaron y funcionaron mal.
Dadas estas políticas, es razonable que los lectores «informados», ante una novedad de La Factoría, piensen que:
-Si funciona bien, saldrá en bolsillo.
-Si funciona mal, se saldará.
-Incluso pueden ocurrir ambas cosas.
-Si es una serie, mejor esperar a que salga entera, ante el peligro de que se quede colgada.
-Y si no se salda ni sale en bolsillo, el libro se mantendrá en catálogo y habrá tiempo para comprarlo
Con lo cual supongo que apuestan por tres cosas:
-Pegar de cuando en cuando un pelotazo como el que dieron con La ecuación Dante.
-Poner precios más y más caros a las novedades -ya lo están haciendo- para intentar amortizar con ventas bajas.
-Usar las Solaris como campo de experimentación para ver qué sacar luego en la más rentable colección de bolsillo.
Gracias Toniluro. Yo también he picado con algunos títulos que me faltaban como los de Sterling, Matheson o Cherryh. Y le he dado otra oportunidad a Campbell, a ver si lo «descubro».
Julián, sí que es un saldo difícil de analizar. En algún caso se entiende la nueva oportunidad que se da en bolsillo a algún título como «Los hechos de la vida», en el que metieron la pata hasta el fondo al publicarlo en la colección de terror y que con un nuevo aspecto y puntos de venta diferentes puede funcionar. Pero en otros casos… Se supone que ese formato es para libros que han vendido, no para los que se saldan. Aunque en esto La Factoría imita a otras editoriales como, por ejemplo, Ediciones B, que bien que saldó libros de Nova que ya habían salido en bolsillo como «La luna y el sol» o «Fragmentos de honor». En el fondo creo que aquí nos falta la cultura empresarial de la edición que existe en otros países de nuestro entorno como Francia o Italia. Aunque no es un buen sitio por el que seguir la discusión porque nos faltan tantas cosas para parecernos a ellos…
También extraña que se sigan publicando autores que después son saldados, caso de Heinlein del que han reeditado hace poco «Tiempo para amar» (y que es uno de los que voy a esperar tranquilamente en casita a que dentro de unos años… ya sabéis). Pero lo gracioso del asunto es que, p.e., en Solaris están apareciendo una serie de títulos que, viendo lo visto, son carne futura de saldo. Vale que hay que arriesgar y dar oportunidades a nuevos autores, pero con esta política de nula promoción, a ver si nos funciona el boca a boca, pegamos el pelotazo ya sabemos dónde van a terminar libros como «Surf bélico», «Contra la gravedad» o «Como la vida misma» . Y no, no es en la colección de bolsillo.
Aunque tampoco voy a darles palos por todo. A mi la política que han afrontado de no dividir obras extensas me parece un acierto, aun a costa de pagar 28 euros por un libro. Puede parecer una pasada, pero mejor eso que no repetir las salvajadas cometidas con los libros del Vatídico de Robin Hobb o Ash de Mary Gentle.
La verdad es que este tipo de saldos son preocupantes. Generalmente no me parecen mal los saldos en la medida en que los precios de saldo se adaptan mejor a mi presupuesto de compra de libros actual. Pero a la larga de bueno no tiene nada. Ahora compro muy poco y aunque sea saldo no compro si realmente no me interesa. No le veo el beneficio a corto plazo y sí el perjuicio de que esos títulos durante un buen tiempo no estarán en el mercado y la duda de si en un futuro podría querer tener alguno y no poder hacerlo. De momento sólo me he comprado el de Todos sobre Zanzíbar.
Y sí Nacho, tienes razón. Yo ya compraba poco de la Factoría, pero ahora no compraré casi nada. Porque te queda cara de bobo al pagar lo que pagué por El mundo de Roche de Forward, ¡para que ahora esté simultáneamente en bolsillo y saldado!. Una cosa es que salga luego en bolsillo más barato, y otra que al final aparezca saldado. Así que a esperar «los futuros saldos» como sucedía con Nova, y si no, pues se quedarán sin leer.
Y tiene razón Julián Díez, es muy rara la política de La Factoría, desconcertante.
Yo hay una cosa que no acabo de comprender respecto a los saldos de los libros y sus «desastrosas» consecuencias.
Me explico:
Un CD sale a la venta por 22 euros. Todo el mundo sabe que en poco tiempo (1, 2 años) valdrá 10 euros.
Una película sale a la venta. Lo mismo.
Continuamente se salda CD´s y películas, y no parece suponer un problema.
¿La diferencia es por la fragilidad del mercado editorial de ci-fi?
Por otra parte, no entiendo lo de «Yo me compre La cicatriz por 26 euros y ahora está por 5, ¡que putada!» Hoy en día con el intercambio interbibliotecas te puedes leer, practicamente, el libro que quieras gratis. Si en su día pagaste 26 euros es porque lo querias leer en aquel momento, no tres años después. Y porque eres un freak (yo, el primero) que te gusta tener los libros y verlos en la estanteria. Joder, ni que para comprar un libro por 26 euros que te va a durar 2 semanas haya que pedir una hipoteca.
El problema es que la gente compra sin control y luego tienen el libro 3 años en la pila y, claro, cuando lo vas a leer resulta que se acaba de saldar. La gente tiene 20, 30, 40 libros en la pila..y sigue comprando compulsivamente. Y ahora con los saldos…a comprar 30 libros, muchos de los cuales jamás leerás.
Bibliotecas, intercambio de libros, segunda mano, bolsillo…el que se deja un pastón en libros es porque quiere. Y luego se quejan de que salgan más baratos. Música, películas, libros, todo acaba bajando su precio.
Por mi pueden hacer los saldos que quieran, cuando salga el nuevo de Mieville, Morgan, Mitchell, Joyce…lo compraré ipso-facto, valga lo que valga, porque merecera la pena.
P.D.: Y que conste que yo también soy comprador convulsivo, pero al menos no me quejo cuando luego están más baratos.
La publicación de Los hechos de la vida en la colección de terror fue por petición propia de autor.
Cloud, no creo que el ejemplo de partida sea aplicable al mercado del que estamos hablando por las enormes diferencias existentes a muchos niveles, comenzando con la tirada o el precio de coste del producto. Y lo de las bibliotecas me parece genial siempre que no acudamos en masa a ellas porque, entonces, tal y como está montado el sistema, desaparecerían la mayoría de las novedades por falta de ventas.
Sobre el precio de los libros, es necesario quejarse cuando veamos algo realmente excesivo (como cuando juegan con el tamaño de la letra y los márgenes para publicar un libro de 200 páginas como si tuviese 300) o se dividan obras de forma inexplicable. Pero tampoco se puede negar la realidad: cualquier editorial, publique lo que publique, se mueve en el mismo intervalo de precios. Contra eso lo único que cabe es ser selectivo, elegir aquello que más nos interese en función a nuestro presupuesto y el resto… pues a esperar un regalo, una lectura de prestado o… un saldo. Los lectores de cómic estamos bastante habituados.
Pero este no es el tema. Los saldos me preocupan porque comencé a leer esto a finales de los 80, y era genial llegar a la librería y poder elegir entre un porrón de editoriales: Ultramar, Destino, Miraguano, Júcar, Nova, Minotauro, las diferentes de Martínez Roca… Para después ver cómo fueron desapareciendo una tras otra a medida que fueron produciéndose saldos. Era muy duro acercarte a una librería en el año 95 y sólo poder elegir entre el nova del mes o, si había suerte, la novedad que había publicado (o reeditado) Minotauro.
Y como comprador ME SIENTO estafado cuando compro un libro a 19 euros y me encuentro año y medio después con que está a 5 euros en las mismas condiciones. Cosa muy distinta a encontrarte esos ejemplares en bolsillo, algo que me parece perfecto. Aunque supongo que si estuviésemos en un mercado mayor y más dinámico como el anglosajón, mi valoración sería distinta. Sólo hay que ver el precio de los libros en Amazon.
«Y como comprador ME SIENTO estafado cuando compro un libro a 19 euros y me encuentro año y medio después con que está a 5 euros en las mismas condiciones.»
¿Y sólo te pasa con los libros? ¿Cuándo te compras un CD y pasa los mismo al cabo de un tiempo?
«Los saldos me preocupan porque comencé a leer esto a finales de los 80, y era genial llegar a la librería y poder elegir entre un porrón de editoriales: Ultramar, Destino, Miraguano, Júcar, Nova, Minotauro, las diferentes de Martínez Roca… »
Y yo pregunto (sin ironia), ¿los saldos son la enfermedad o las consecuencias?
Porque parece (o más bien, me parece, y puedo estar equivocado) que se explica que por culpa de los saldos el negocio se va a pique. ¿no puede ser que el negocio se vaya a pique y la consecuencia sean los saldos?
Kuato: sí, la decisión fue de Graham Joyce, pero eso no quita para que fuera una decisión discutible. No sé hasta qué punto es bueno que los escritores tomen decisiones editoriales.
Y cloudXXI, lo cierto es que lo que los saldos en el caso de la crisis de los 90 fue efecto pero también causa, vamos, que es un proceso realimentado: crisis -> saldos -> más crisis -> más saldos…
Los saldos para los lectores tienen dos consecuencias negativas, una a corto plazo, que es que los libros más «golosos» desaparecen rápido, si te descuidas no los pillas, y a ello ayuda que suelen tener una distribución desigual. Luego te encuentras con que todo el mundo tiene el libro X menos tú, y que para encontrarlo tienes que patearte librerías de viejo y muchas veces pagar un precio desorbitado. A largo plazo, pues eso, ese «efecto dominó» que se está comentando, aunque habría que ver si se da y a quien perjudica.
Creto que todos estamos de acuerdo en que lo ideal sería que las tiradas fueran de manera que no hubiera saldos, y que los lectores que tienen menos recursos pudieran pillarse los libros que les interesen en bolsillo. Me apuesto lo que quieras a que muchos van a pillarse libros de ese saldo a lo bestia y luego veremos si se los acaban leyendo.
En cuanto a la naturaleza de este saldo tan «extraño», pienso que es meramente un «aligeramiento de almacenes», de ahí que se salden libros que están ya en bolsillo, pues en tamaño grande ya no hay quien los venda. En cuanto a las consecuencias futuras para la editorial, pues ahí ya no entro.
«Los saldos para los lectores tienen dos consecuencias negativas, una a corto plazo, que es que los libros más “golosos” desaparecen rápido, si te descuidas no los pillas, y a ello ayuda que suelen tener una distribución desigual. Luego te encuentras con que todo el mundo tiene el libro X menos tú, y que para encontrarlo tienes que patearte librerías de viejo y muchas veces pagar un precio desorbitado. A largo plazo, pues eso, ese “efecto dominó” que se está comentando, aunque habría que ver si se da y a quien perjudica.»
Ahí, está, estoy completamente de acuerdo con lo que dice Anraman. Eso me ha pasado a mí ya varias veces y jode un montón eso de no poder pillar los que más te interesan porque no han llegado o porque la gente se los ha comprado casi al instante en la librería o por internet o como sea. Y también me ha pasado eso de todo el mundo tiene X menos yo. Aún recuerdo cuando compraba ciencia ficción pero muchísimo menos que ahora y no me compré ciertos novas blancos porque no sabía quienes eran esos autores…Y luego tras la visita a las bibliotecas a subirme por las paredes.
Esta semana llegó a Gijón el Saldo de la Factoría. El Martes me compré «Todos sobre Zanzíbar» y me dejé para otro día «El torreón del cosmonauta». Pues hoy Sábado he ido a por él y me he llevado el último que tenían en la librería a la venta, no sé los que tendrían de más, si los tenían, en el almacen. ¡Joder que son tres días!. Pues si ese no sale en la colección de puzzle uno que tenía ganas de comprar y a punto he estado de no poder hacerlo. Y de los demás libros que tenían también quedaban pocos…
«Creto que todos estamos de acuerdo en que lo ideal sería que las tiradas fueran de manera que no hubiera saldos, y que los lectores que tienen menos recursos pudieran pillarse los libros que les interesen en bolsillo. Me apuesto lo que quieras a que muchos van a pillarse libros de ese saldo a lo bestia y luego veremos si se los acaban leyendo.»
Eso es. Ahí tenemos el caso de Byblos. Están sacando algunas cosillas muy interesantes a 5 euros. Los de la Instrumentalidad, Cronopaisaje o la antología de los premios Nébula, por ejemplo. Si uno no quiere comprarse libros más caros puede tirar del bolsillo, pero siempre tienes a mano los más baratos en bolsillo. Este es un caso extremo porque son muy baratos, pero hay otras colecciones de bolsillo con buenos títulos a 9 o 10 euros. No todo el mundo puede gastarse lo mismo, pero uno siempre puede encontrar cosas interesantes si quiere. Pero los de bolsillo los puedes conseguir en una buena librería, los saldos los encuentras donde los encuentras y cuando ese libro se agota puede pasar muchísimo tiempo hasta un nueva edición, si la hay.
Con respecto a lo de comprar libros que luego no se leerán, eso hacía yo antes, ahora en los saldos me compro únicamente lo que sé con certeza que voy a leer. Pero hay mucha gente que hace eso, comprar un montón de ellos para luego no leerlos y así se agotan las existencias de los saldos.
Pues yo estoy con cloudXXI en este tema. Nos gusta quejarnos, pero sabemos cuando compramos las novedades que puede que se salden o salgan en bolsillo, pero el caso es que yo lo quiero en ese momento el libro y por eso pagaré lo que cueste. Además este saldo no es como el de Minotauro o Ediciones B, que llegó a todos sitios. Este no está en el ECI o grandes almacenes, sino en tiendas específicas tanto físicas como virtuales, por lo que muchos que compran libros de la editorial ni se habrán enterado del mismo y no se harán los planteamientos de «no me lo compro que luego lo saldan».
Y con respecto a la saga de Hijos del Río, ya comentaron de que tenían previsto publicar el último volumen para finalizar la saga, aunque ésta no se había vendido bien.
Y yo en este saldo me he comprado como unos 15, algunos como el de Joyce ya lo tenía en puzzle, pero me gusta el tenerlo en edición grande. Luego, ¿me los leeré todos? Esa es mi intención, aunque sé que tal vez alguno no lo haga por lo que sea.
Curiosamente, me he puesto a mirar los títulos del saldo y me he dado cuenta de que ya tengo todos los que me pueden interesar. Pero es que no suponen ni un 20 % del total saldado. Es decir, que en mi opinión el saldo se debe también a que La Factoría lleva una rachita de bodrios importante que no logran quitarse de encima, y que no me extraña por tanto que tengan los almacenes a tope. Quizás deberían preocuparse de por qué venden tan poco de algunos libros, de por qué hay que saldar La cicatriz, un libro nada malo de un autor muy valorado por los lectores. ¿El precio al que salió? ¿Esa letra tan, tan pequeña con la que se han acostumbrando a publicar sus mastodónticos libros, libros que yo, al contrario que Nacho, preferiría en dos tomitos más legibles? ¿No tenéis la sensación de que la gran cantidad de libros editados, en general, ha descolocado un poco al lector? En los 90 conocías a todos los autores que se publicaban; ahora, de algunos ni siquiera se ha oído hablar anteriormente, cosa extraña para una generación que conoce internet. ¿Poca publicidad, excesiva cantidad, mala gestión, crisis creativa?
Oye Nacho, ¿no habrás provocado tu la caida de sedice? Estamos todos aquí reunidos. XD
» ¿No tenéis la sensación de que la gran cantidad de libros editados, en general, ha descolocado un poco al lector? En los 90 conocías a todos los autores que se publicaban; ahora, de algunos ni siquiera se ha oído hablar anteriormente, cosa extraña para una generación que conoce internet. ¿Poca publicidad, excesiva cantidad, mala gestión, crisis creativa?»
Afortundamente, es así. Se publican muchos autores hoy en día, bueno, más bien los publica La factoria y Bibliopolis. La factoria se lleva muchos palos (muchos merecidos) pero también es una de las pocas que apuesta por autores desconocidos. Yo espero que lo siga haciendo.
Kaplan => «¿Poca publicidad, excesiva cantidad, mala gestión, crisis creativa?”»
Yo creo que se publican demasiadas novedades para los cuatro gatos que compramos, y algunas veces leemos, ciencia ficción y fantasía. Si a esta enorme oferta le añadimos el precio al que están algunos libros…pues es normal que al final tengan que saldar, no hay demanda para tanta oferta.
Por otra parte, no está mal que de vez en cuando se puedan adquirir a precios asequibles libros que fueron novedad hace unos años y que por una cosa u otra dejamos pasar la oportunidad de leer. En mi caso particular este saldo de La Factoria me permitirá acercarme a un par de autores a los que les tenía ganas como son Paul J. McAuley (El beso de Milena e Hijo del Río), Graham Joyce ( Los hechos de la Vida) y Ken McLeod (El Torreón del Cosmonauta). Igual que yo se encontrarán otros lectores que no dejarán pasar la oportunidad de hacerse con algún libro que le llame la atención. Si uno prueba y le gusta un autor con el que no se terminaba de decidir al final lo del saldo habra sido «sembrar para recoger».
A finales de los 90 conseguí algunos libros del saldo de Martínez Roca Superficción porque aparecieron en una de las librerías céntricas de Santander y en el Carrefour, pero no puedo decir lo mismo de los muchos otros que se produjeron. Hoy en día con esto de internet puedes acceder a ellos a través de librerías como las mecionadas o las que sirven a través de iberlibro. Otra cosa es que los encuentres al mismo precio, pero al menos tienes esa opción.
Instanton -> Con respecto a lo de comprar libros que luego no se leerán, eso hacía yo antes, ahora en los saldos me compro únicamente lo que sé con certeza que voy a leer.
Cuanta razón llevas. Paso de la fantasía de mediopelo o las antologías Lovecraftianas que forman el grueso de este saldo. O de autores a los que cogí tirria hace años como Forward
Ymyr -> Y con respecto a la saga de Hijos del Río, ya comentaron de que tenían previsto publicar el último volumen para finalizar la saga, aunque ésta no se había vendido bien.
Ojalá, porque tengo los dos primeros desde hace tres años esperando a la conclusión para leerlos. Pero viendo lo visto me da que la decisión de empresa va a pesar más que satisfacer a lospocos cientos que los compramos, y más después de este saldo.
Sobre «El torreón del cosmonauta», cuidadín con ella que tiene su miga. No es un pestiño, pero cuesta tanto entrar en ella y te deja tan colgado a su ¿conclusión? que deja una sensación frustrante. Mejor gastarse los cuartos en cualquier novela deBanks. Por cierto, estoy leyendo El jugador y ¡guau!
Kaplan, no tengo tan claro que durante los 90 se conociera a todos los autores. Estoy pensando en el momento en el que Júcar, Miraguano, Destino… tenían activas sus colecciones y publicaban a gente nueva como Zindell, Kadrey, Robinson o Lichtenberg. La única manera que tenías de guiarte era acudir a alguna revista que te arrojase una mínima luz. En mi caso me ayudaron un huevo las guías de lectura/listas de novelas como las de Barceló o Pringle o los tres primeros números de la revista Gigamesh. Así descubrí un novelón como Neverness, le dí una oportunidad a Metrófago y me mantuve alejado de bodrios como Los de mi sangre.
Hoy estamos en un tiempo de publicación «similar» y me pregunto ¿Existe esas guías? Y, lo que es más importante, ¿se buscan?
A esta última pregunta tengo bastante clara la respuesta: no. Y es algo que no ha sido siempre así. Durante más de una década en este país se disfrutó de dos publicaciones que no sólo servían de guía sino que, además, fomentaban unos gustos que se han perdido: las antologías de Bruguera y Nueva Dimensión, con unas tiradas que hoy en día sí que son ciencia ficción (incluso con reediciones). ¿Qué ha cambiado? Es un buen tema de discusión.
Y, desde luego, la situación de la ciencia ficción actual en EE.UU., nuestro principal suministrador, no ha ayudado demasiado. Es posible que un lector muy concreto pueda disfrutar de «El monstruo de las galletas» y «La vieja guardia» (dos de los últimos libros que he leído), pero si son la medida de lo mejor que se está publicando el callejón sin salida en el que se encuentra el género allá es de traca. Así que normal que ciertas novelas pasen con total pena, porque 18 euros o más es bastante dinero como para jugártelos por un fulano que ni conoces ni ha pergueñado un argumento que te diga nada nuevo. Porque para leer lo mismo de siempre te vas a por Card o Sawyer, que dentro de su espectro son sumamente eficaces. O a por Simmons.
Pero no es menos cierto que otras novelas que han marcado o están marcando el género, caso de Cismatrix, La separación, Luz o, por qué no, Carbono alterado, han corrido una suerte similar. O, incluso, a pesar de la película, la reedición de El Prestigio.
Por triste que parezca, aquí no se salvan ni tirios ni troyanos. Y no es sólo cuestión del último año.
Y cloud, te prometo que no tengo nada que ver con lo ocurrido en Sedice 😉 Eso sí, se agradecen la participación y las visitas extra de enlaces como el David desde cyberdark
http://tienda.cyberdark.net/foro/index.php?action=vthread&forum=6&topic=686
o el de Anraman desde asshai
http://www.asshai.com/foro/viewtopic.php?t=3280&postdays=0&postorder=asc&start=0
Las revistas no venden por dos razones que ya se han comentado, incluso en este blog: en primer lugar que para uno enterarse de lo que se cuece, recurre a Internet, y en segundo lugar que los cuentos no tienen tirón. Parece que la ciencia ficción esté en un momento maravilloso, pero podemos nombrar un puñado de escritores que tienen cuentos excelentes y que sus antologías están descatalogadas.
Aquí se lleva el tocho cuanto más gordo mejor y por supuesto no en un solo libro, sino formando una n-logía ¿qué digo n-logía? una SAGA, palabra mágica entre los lectores. Que mira que son cabezones. Les dices que de «Cita con rama» no hay que leer las continuaciones. Y van y se los pillan. Que lo mismo con «Mundo anillo» y se los agencian. Que «Hyperion» sólo el primero y si acaso el segundo, y nada, se leen la «saga» enterita. Te dicen «sí, será peor, pero yo quiero más». Aún recuerdo cuando alguien en Cyberdark dijo que se había leído «Ubik», que le había gustado mucho y preguntó cuales eran los libros siguientes de la «saga» =:-O
El resultado al final es que los lectores leen mucho, sí, pero siempre de los mismos. Para muchos vale más la pena leer TODO lo de, por ejemplo, Orson Scott Card antes que descubrir nuevos autores. Y aún los hay que están orgullosos del «monocultivo» que llevan a cabo y se llaman a sí mismos «frikis».
Jo, vaya diatriba que me ha salido, disculpadme 😀
A mí que una editorial en activo salde me parece mal, devalúa el producto y crea futuros malos hábitos en el lector, como ha comentado más arriba Julián Díez. Si tienen que vaciar almacen por espacio o por temas de Hacienda, que destruyan y listo, como hacía La Cúpula. Para libros baratos está la segunda mano -aunque en España la segunda mano es como pagar más caros libros viejos-, la edición en bolsillo y las bibliotecas. Pero vamos, esta es una opinión sin fundamento de alguien que no tiene npi de como funciona una editorial.
Pero bueno, yo venía aquí a comentar lo de las guías y las revistas, que es algo que me tiene quemao desde hace tiempo.
El problema de las revistas es que llega un momento en que no puedes dedicarle tu cada vez más menguante tiempo a una actividad que te da muchos quebraderos de cabeza y ningún dinero. Y para hacer artículos buenos necesitas tiempo y muchos colaboradores para poder cubrir todo lo que se edita, lo normal es que se acabe perdiendo fuelle, pasen meses y meses entre número y número y claro, así no hay manera de cubrir la actualidad editorial y el papel de la revista como guía se diluye.
Yo echo mucho de menos las revistas, a mí, como a Nacho, me marcó bastante Gigamesh a la hora de elegir lecturas. Molaba, se veía que era gente inteligente, con sentido del humor, que razonaba las cosas, con lo que te fiabas de su criterio. Y echo de menos también artículos en profundidad sobre autores y obras, subgéneros, entrevistas, opinión, no sólo reseñas y cuentos. En internet tienes noticias, reseñas y demás, pero cada vez estoy más convencido que es incómodo estar leyendo un artículo de varias páginas en el ordenador, que poca gente se los lee enteros, internet es brevedad e inmediatez.
Otro inconveniente de internet es que no hay filtro previo como en las revistas, es trabajoso y bastante coñazo ir separando la opinión razonada de una persona inteligente con criterio y lecturas de la del exabrupto sin pies ni cabeza de un recién llegado, parece que en la red ambas valen lo mismo. Llega un momento que te irrita perder el tiempo entre tanta chorrada. Con esto no quiero molestar a los que sois más activos en internet, que yo soy el primero que entra a decir burradas en los foros y escribe reseñas que no hay por donde cogerlas.
Consecuencia de todo esto; compras mucho menos. A mí me está pasando con los tebeos, hay mucha cantidad de tebeos editados, ninguna revista y tan poca crítica un poco seria o coincidente con mis gustos o qué se yo, que me da pereza gastarme dieciocho o veinte euros en un autor desconocido, voy a «lo seguro» y compro poquísimos ya. Con la cf me ocurre lo mismo, independientemente del estado del género, que desconozco como está el patio ahora mismo. De todas maneras hay que acostumbrarse a no poder comprar todo lo que sale.
En fin que vaya rollo he largado y encima off-topic. Con lo bien que estaban quedando los comentarios…
Anraman, estoy pensando en productos de venta en quioscos como la Isaac Asimov Magazine, la Blade Runner Magazine, la SFX… Independientemente de que publicase más relatos, artículos, entrevistas o noticias, se centrasen más en el cine o la literatura, corrieron una suerte similar. Y es algo que también pasó, aproximadamente en la misma época, con todas las grandes revistas de cómic. Es cierto que cada cual tiene su propia explicación, en algunos casos muy compleja, en otros más sencilla (eran malas de cojones), pero resulta un fenómeno ajeno a internet.
Y ahora que ésta forma parte de nuestra vida diaria está claro que o se ofrece un producto muy interesante, bien hecho y con contenidos que no se puedan encontrar en la red o… Si no que se lo digan a los chicos de Tierras de Acero Magazine.
Por cierto, que dándole vueltas hace treinta años la fantasía y el terror, como productos editoriales de género, eran prácticamente inexistentes en comparación con la ciencia ficción y hoy en día le han comido gran parte de la tostada. No creo tanto que haya perdido lectores como que éstos ahora, cuando se acercan a lo fantástico, se mueven por un entorno mucho más amplio en el que han aparecido grandes productos comerciales que antes no existían.
Fonz, no te disculpes por tu opinión porque ha resumido bien una postura bastante extendida que no se manifiesta con regularidad y que comparto en su mayor parte. Aunque mejor dar a las bibliotecas que quemar…
Y no seas tan modesto, que tus reseñas tienen muchos sitios por dónde cogerlas y tienen algo que sí que se echa en falta en la crítica amateur: personalidad.
Después de leer la entrada de Nacho y los subsecuentes comentarios sólo me cabe añadir dos cosas, dichas en cierta manera ya:
1. Creo -en la línea de lo que dice Julián- que estamos ante un «fluctuat nec mergitur», que traduciría un tanto libremente como «nos tambaleamos pero no nos hundimos». El saldo tendrá sus efectos, pero no creo que sean desastrosos.
2. Como tantos y tantos otros, estoy bastante asqueado de comprar libros a x euros y después encontrármelos a x/3 o a x/4. La verdad, te hace perder bastante la fe en esto de comprar libros 🙁
Como tantos y tantos otros, estoy bastante asqueado de comprar libros a x euros y después encontrármelos a x/3 o a x/4. La verdad, te hace perder bastante la fe en esto de comprar libros
La verdad es que yo estoy con cloud en esto, y luego queremos llegar a ser alguna vez como el mercado ingles o el frances
Creeis que los ingleses se quejan tanto cuando se compran el último de Scott Lynch a 12 libras y luego se lo encuentran al 40 % de descuento, eso por poner un ejemplo de lo último. O el de Blade Itself que empezo por 11 libras y ahora se vende por 4. Y no, no es una edición de bolsillo, es la misma que se a comprao el nota de las 11 libras…
Ayer en la lista de correo de La Factoría el editor, Juan Carlos Poujade, exponía la intención de publicar el último volumen de la trilogía de McAuley, aún después del saldo. De paso anunciaba los libros que van a publicarse de aquí a final de año
Lo mejor, para mi, el nuevo libro de Honor Harrington. ¡Viva el space opera casposo de Weber!
Yo he comprado siete títulos de los cuales uno me estoy arrepintiendo por no haber leído comentarios antes sobre él, me refiero a «Nazareth Hill» de Ramsey Campbell. Por lo demás estoy bastante contento, ya me he leído el de «El Último Escalón» de Richard Matheson y me ha gustado, aunque es un libro que no me habría comprado a precio normal por el hecho de haber visto la película pero sin embargo a 5 euros merece la pena. Los demás son todos los basados en los mitos de Lovecraft y que más o menos se lo que me voy a encontrar, es decir como en cualquier recopilación habrá relatos muy buenos, buenos y malos pero los considero un regalo a 5 euros gustándome como me suelen gustar.
De hecho si me he comprado otras antologías del estilo a 12, 15, 18 ó más euros ¿cómo no lo iba a hacer a 5?
Lo que si que alucino un poco es que la gente se queje porque se saldan los libros, pues yo que quereís que os diga, por mí que saldasen más, que ya les haré yo un hueco en mis estanterías.
Master2003, no tiene nada de alucinante. La última vez que hubo saldos masivos tuvo lugar una crisis en el sector en la que las editoriales caían como moscas y durante años los aficionados teníamos muy poco que echarnos a la boca. Si lees con atención los comentarios de este hilo verás que los saldos masivos son pan para hoy y hambre para mañana.
Yo es que no lo tengo claro, los libros que he comprado los considero algo parecido a un relalo (no exactamente ya que me he gastado 43 euros contando gastos de envío), pero te puedo asegurar que si mañana voy al Corte Inglés o cualquier librería y veo un libro de un autor que me gusta mucho no voy a dejar de comprarlo y me voy a gastar en libros el del nuevo (ponle 18 euros por ejemplo) más los 43, total = 61 euros.
Mientras que si no me los hubiera comprado los de saldo seguramente me seguiría comprando el libro que he visto que me gusta mucho, total = 18 euros. Pero no invertiría los 43 en libros caros que no me llaman en exceso la atención.
Luego sea como sea voy a soltar al sector del libro más dinero con los saldos que sin ellos. No creo que eso haga desaparecer editoriales, más bien pienso que puedan desaparecer por ofrecer libros caros, malos, etc…
De todas formas te voy a poner otro ejemplo, cada ciertas ocasiones salen colecciones de libros que suelen tener mejor encuadernación que por ejemplo los de bolsillo y salen de precio mejor, ¿tampoco deberían sacar dichas colecciones?
O a veces revistas han regalado libros como por ejemplo Casa Negra de Stephen King, Insomnia.. a un precio muy bajo.
O a veces he comprado libros en el Corte inglés a precios muy bajos como La Torre Oscura II, Las Cuatro Después de Medianoche, Vittorio el Vampiro…
Y con todos estos libros pues me he seguido comprando mis Conan de lujo a 60 euros, libros de Valdemar Gotica desde 21 a 33 euros, etc…
Entonces según los comentarios expuestos a mí me parece entender como que mejor que no haya bibliotecas públicas (porque libro que leo de la biblioteca libro que no compro), que no saquen colecciones, etc… y que nos gastemos los cuartos en libros siempre caros. Pues me parece absurdo la verdad.
A ver, Master2003, estoy hablando de saldos masivos, catálogos enteros, como los de Ultramar o de Martínez Roca en los 90, no es lo mismo que de golpe y porrazo salgan a precio de chiste no decenas, sino cientos de títulos (y más baratos que en bolsillo) que ir sacando poco a poco y de forma controlada novedades en bolsillo de libros que ya están amortizados en tapa dura, ofertas, etc. Lo segundo es una práctica controlada que entra dentro de los cálculos de las editoriales, lo primero es un torpedo a la línea de flotación del mercado.
Y por cierto que los libros de Ultramar o Martínez Roca, por ejemplo, no eran ni caros ni malos, todo lo contrario, eran colecciones sencillamente cojonudas. Lo que pasó fueron circunstancias, como la compra de Salvat (casa madre de Ultramar) por parte de un gran grupo editorial, que decidió «podar» lo menos rentable. Y es que no nos equivoquemos, los aficionados a la cf somos y siempre hemos sido cuatro gatos y las editoriales se sostienen como pueden. El mercado es frágil y si te pones a alterarlo pues pasa lo que pasa. Me parece que ignoras este dato al decir que «saldan porque son caros o malos».
Lo que pasó en los 90 fue eso que estamos contando, que los saldos masivos generaron más saldos masivos y sólo aguantaron dos colecciones de todas las que había. Y aquello fue muy duro. No sé si lo habrás «vivido», pero vamos, los que estuvimos allí y nos alegramos mucho con los saldos luego vivimos una «travesía del desierto» que pa qué.
Aparte de lo dicho por Anraman, y lo que ya he comentado en alguna otra entrada sobre este asunto, a mi el saldo me parecen la peor decisión que se puede tomar como editorial. Se pueden llegar a acuerdos con bibliotecas para dejarles los libros de los que necesiten deshacerse, se pueden vender a 2×1, como dices, se pueden regalar con determinadas revistas… Actividades de promoción que a los compradores «habituales» no les supone una pequeña bofetada, dan una salida honrosa a las colecciones y a sus autores, y no perturban el delicado equilibrio en el que viven la mayoría de las colecciones que publican género. Porque, no nos engañemos, este mercado queda lejos del de los mercados anglosajones o del de países como Francia o Italia. Aquí vender 1500 ejemplares de una novela es ya un pequeño éxito.
Por otro lado, las colecciones de bolsillo son una bendición y ojalá hubiese más. Lo normal sería que la mayoría de los libros tuviesen dos ediciones, una en tapa dura o blanda al precio al que están, y otra en bolsillo entre 5 y 10 euros. Una meta a la que deberíamos aspirar y que no sé si se conseguirá algún día. Aunque los libros de Byblos se venden como churros. Sólo hace falta ver el top de cyberdark.
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