Pórtico

La siguiente reseña fue escrita por encargo de Alberto García-Teresa (felizmente recuperado de un accidente hace medio año) con vistas a aparecer en la sección «El Archivista» de la revista Solaris. No para ese número 28 que duerme en el disco duro del editor jefe de La Factoría Ideas el sueño de los neonatos vilmente asesin… digo olvidados, sino para el entonces futuro número 29. Difícilmente se va a publicar en el estado muert… digo de coma en que se encuentra, así que aprovecho y lo recupero para el blog. Aunque por la estructura que tenían las reseñas de esta revista, hasta a mi me resulta difícil aburrir en tan limitada extensión (329 palabras).

Como curiosidad, leí gran parte de Pórtico con dieciseis años en Lloret de Mar… en pleno viaje de fin de curso de 3º de BUP (sí, el resto cargaba la mochila con toda clase de bebidas alcohólicas, un trozo de costo del tamaño de una piedra del muro de las lamentaciones y montañas de preservativos, y yo me llevé un libro). Mientras mis compañeros de habitación mataban la sobremesa durmiendo en la habitación del apartahotel, demolidos por la juerga continua y cargando pilas, un servidor, que nunca ha podido dormir con el sol en lo más alto, se sacaba una silla a la terraza y se leía esta obra maestra de Frederik Pohl. La condición me viene de largo (aunque por las noches…).

Les dejo con la reseña.

Pórtico es ciencia ficción en estado puro. Ofrece, entre otros detalles, un absorbente y claustrofóbico viaje a estrellas alejadas de nuestro sistema solar; el vibrante descubrimiento de un artefacto alienígena calificado, con razón, como una gigantesca ruleta rusa; una sólida descripción de lo que podría ser nuestra vida en un entorno extraterrestre (situado en el interior de un asteroide); una ácida reflexión sobre las limitaciones del ser humano a la hora de comprender el universo que nos rodea; y una triste distopía donde la mayor parte de la humanidad vive atrapada en un callejón cuya única salida tiene gato encerrado.

Pero además es una narración frenética y compulsiva que mantiene un sutil balance entre lo que cuenta y lo que calla; posee una estructura inteligente que intercala dos planos narrativos antagónicos ideados para tejer un sonoro contraste; muestra unos personajes consistentes muy del gusto de Frederik Pohl, héroes por accidente que fluctúan entre el éxito casual y el fracaso tormentoso; es dueña de un genuino sentido del humor en el que abunda una ironía demoledora; desarrolla una peculiar historia de amor;… Y, sobre todo, construye un misterio que azuza al lector a un nivel pocas veces igualado.

Sin reventar la sorpresa derivada de su desenlace, el enigma encerrado detrás de Pórtico guarda para sí la mayoría de sus secretos. Es un contundente aldabonazo en favor de esa idea ahora mismo en desuso de que mantener el misterio hace perdurar el encanto de los enigmas. Una demostración potenciada por la posterior bajada de pantalones del propio Pohl que asesinó su criatura en una vulgar explotación comercial en la que el aumento del número de respuestas a las preguntas que quedaron en el aire fue inversamente proporcional a la calidad de cada secuela.

Un detalle que no echa por tierra, ni mucho menos, la condición de clásico incontestable de este Pórtico, que ganó a otro gran clásico, Muerte de la luz, el Hugo del año 1978. Puede que hasta con justicia.

Esta entrada ha sido publicada en Libros sabrosos, Reseñas y etiquetada como , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

9 respuestas a Pórtico

  1. Yarhel (Enric Quílez) dijo:

    Opino como tú que las secuelas dejan bastante que desear, en especial las dos últimas. A mi es que eso de los Kugelblitzs no me acabó de convencer.

    En cuanto a la disgresión biográfica, ¡qué tiempos aquéllos! A mi el viaje de 3º de BUP me pilló en Italia leyendo «Estrella flagelada» de Herbert. Claro, así quedé…

  2. helaci dijo:

    Una genial novela, me encantó. Posiblemente hayan pocos finales que superen el de esta novela de Pohl dentro de la ciencia ficción. Dicho sea de paso, en que malas condiciones descansa mi edición de ultramar sobre las estanterías, es uno de los abueletes de mi colección.

    P.D. las secuelas ni me las he leído ni lo haré, guardo demasiado buen recuerdo de Pórtico como para estropearlo con secuelas 😛

  3. Jean Mallart dijo:

    También es una de mis novelas favoritas (sin duda es mi favorita de Pohl) y también la leí muy jovencito, con 15 años. De hecho, fue la novela que marcó mi paso a la literatura «adulta».

    En la lista de 100 novelas de CF más populares en es.rec.ficcion.misc (2003) quedó en primera posición.

  4. Anna Blume dijo:

    No he leido Pórtico (hale, otro más para la lista de futuras lecturas) así que disculpad mi ignorancia, pero… ¿se supone que «Stargate» estaría inspirada en ese «artefacto alienígena»?

  5. fonz dijo:

    Es un libro del que tengo un gran recuerdo, me divertí muchísimo leyéndolo y el final es uno de los mejores de toda la cf.

    Has descrito perfectamente las virtudes del libro y, sobre todo, un tema delicado cuando se desarrolla en ficción; la intriga que conlleva el misterio. Pohl, de una manera inteligentísima, sabe que es mucha más poderosa nuestra imaginación de lectores bregados que cualquier explicación que pueda dar él, así que se cuida muy mucho de meter la pata (¿quién no recuerda libros, películas o tebeos que se fastidian por crear una intriga absorbente cuya resolución defrauda nuestras expectativas?). Además, ese misterio refuerza mucho la idea que tú comentas y que también trató Clarke en «Rama» o Lem en «Solaris», la idea según la cual quizá (más bien seguramente), los seres humanos seamos incapaces de llegar a comprender el Universo y lo que habita en él. No somos el centro de la Creación destinados a grandes cosas, sólo somos unos animales un poco más listos dando palos de ciego. Y tampoco es que lo estemos haciendo demasiado bien…

    Para acabar y contradiciéndome un poco con lo anterior, yo creo que Pohl, que por lo poco que he leído sobre él me parece uno de los escritores de cf más honestos, pensaba sinceramente que tenía más historias que contar sobre los heechees. Otra cosa es que no se diera cuenta de que traicionaba ese gran acierto de conservar intacto el misterio planteado (aunque a lo mejor es que tenía que pagar un divorcio y mis elucubraciones se van al garete).

  6. Nacho dijo:

    Anna -> No sabría decirte hasta qué punto. Los artefactos alienígenas como puerta hacia otro mundo viene de bastante antes. Lo gracioso de «Pórtico» es que, como dice fonz, el ser humano no tiene ni idea de dónde va a acabar y por más que intenta comprenderlo se limita a utilizarlo como una especie de máquina tragaperras transportadora. Si te sale el premio, sobrevives y vuelves colmado de «riqueza». Si te sale rana… lo más probable es que mueras. Tampoco hay egiptólogo avispadillo que descubre cuál es el punto de destino, ni guerra en decenas de mundos contra un enemigo.

    Está en bolsillo por apenas 5 €.

  7. Anonymous dijo:

    A mi Stargate me recuerda bastante a «La puerta de Ivrel» y sus continuaciones de C.J.Cherry.
    Hay puertas entre los mundos construidas por una raza olvidada de poderes inimaginables y un equipo de terrestres que las recorre. Eso si, para cerrarlas.

  8. Arturo dijo:

    Ups. Ese ultimto fui yo.

  9. sabbat dijo:

    Quién suele utilizar la palabra sabroso para catalogar a las cosas que no saben tiende a ser sensual por naturaleza 🙂

    Un saludo

Los comentarios están cerrados.