El cyberpunk es una corriente que marcó la ciencia ficción anglosajona durante parte de la década de los ochenta. Con un conjunto de influencias heterogéneo que abarcaba fuentes como la obra de Samuel R. Delany, John Brunner o Philip K. Dick, y novelas como Las estrellas mi destino y El hombre demolido de Alfred Bester, o Jinetes de la antorcha de Norman Spinrad, consiguió un rutilante impacto trascendiendo el propio género para diluirse a los pocos años.
Simplificando, surgió como una tendencia que ponía de manifiesto el cambio que se estaba produciendo en el ser humano debido a su relación/dependencia con la tecnología informática, caracterizado por el ubícuo nexo hombre-máquina (con una acepción de máquina que trasciende la que todos tenemos en mente), y contenía una fuerte componente política de respuesta a una sociedad en la que el liberalismo y el control por parte de grandes corporaciones amenazaba (y amenaza) con cohartar las libertades individuales.
No obstante, mientras que en las obras fundamentales del cyberpunk estos aspectos eran evidentes, posteriormente fueron un poco arrinconados, quedando la etiqueta aplicada de forma generalista a narraciones de una estética muy precisa que tienen lugar en un futuro cercano, en urbes más o menos populosas y contaminadas, con un argumento de pura novela negra y la existencia de IAs, armamento futurista, drogas y el imprescindible cyberespacio.
Centrándonos en España, aunque su «estética», a través del éxito de Blade Runner entre el pensamiento oficial, estaba presente a comienzos de la década de los ochenta, literariamente tardó en llegar unos cinco años, hasta que Minotauro publicó la Trilogía de Sprawl con Neuromante. Un hecho que coincidió en el tiempo (1989) con la publicación de la Trilogía del Budayen de George Alec Effinger y la posterior llegada de otros títulos como Islas en la red o la menor Metrófago. A pesar de que libros fundamentales en su génesis, como la antología fundacional Mirrorshades, los relatos de Gibson de Quemando cromo o la space opera definitiva de Bruce Sterling Cismatrix, llegaron con retraso respecto a los títulos citados anteriormente, los autores españoles más importantes surgidos del fandom asumieron con facilidad su modus operandi y la han convertido probablemente, si atendemos a su presencia, en la temática más utilizada de la última década.
El ejemplo paradigmático lo tenemos en la obra de Rodolfo Martínez, con novelas como La sonrisa del gato o la reciente El sueño del Rey Rojo, y relatos como «Un jinete solitario» (según sus propias palabras, está condenado a tocar el cyberpunk desde el día que dijo que no le gustaba); o en la de José Antonio Cotrina y sus dos novelas cortas enclavadas en el universo del cambio: Mala racha y Salir de fase. Hay más ejemplos, como Rax de Eduardo Vaquerizo, la obra de Joaquín Revuelta, varios relatos de Armando Boix o Manuel Díez Román,… pero prefiero centrarme en los dos primeros autores porque son los que conozco más de cerca y evitan la dispersión.
¿Qué relación tienen estas narraciones con la realidad en que vivimos? ¿Se dedican únicamente a crear una trama aventurera con personajes de una cierta profundidad o tienen una lectura adicional con ese calado que estamos buscando? No he leído La sonrisa del gato, pero mirando por encima las otras obras que cito, sí que encuentro la especulación de marras; sin el compromiso militante de las obras seminales del cyberpunk pero con una muestra de que hay algo más.
Sobra decir que, ni de lejos, estamos ante historias que saquen el bisturí y nos metan de lleno en la sociedad española actual. No se habla de asuntos como la educación, el nacionalismo, el transporte, el futuro del país,… Pero detrás, sin arañar demasiado, estamos todos nosotros y preocupaciones que nos afectan de primera mano: el control de la sociedad, la pérdida de la privacidad y la vulneración de la intimidad, la limitación que amenaza nuestra libertad, el crecimiento de las grandes corporaciones que poco a poco reemplazan a los estados, todo lo que conlleva la realidad virtual y el cyberespacio,… Ese mundo globalizado y tecnificado en le que, queramos o no, ya vivimos y en el que los pequeños colectivos y el individuo cada vez importan menos.
No puedo negar que son libros en los que muchas veces la pirotecnia se acaba tragando el mensaje y que no plantean soluciones a los problemas. Pero su relación con nuestro presente (el de España) es irrefutable, además abordado con un carácter que podríamos llamar propio. No hay vulgares imitaciones de lo que nos llega de anglosajonia sino que cuentan con una personalidad diferenciada y, en algún caso, acusada.
Incluso encuentro algún ejemplo que está todavía más cerca: Cinco días antes, de Carlos Castrosin, premio Ignotus a la mejor novela del año 2003. Una obra que comparte algunas características cyberpunks, como una trama que bebe de la novela negra y el polar, un personaje protagonista de pasado oscuro y un desarrollo en un futuro cercano donde la informática y las redes son omnipresentes. Aunque, de todas todas, carece de ese punto mencionado de cómo el hombre se ha unido a la máquina y, por lo tanto, no se puede etiquetar como tal.
A pesar del premio que se llevó (hubiese sido preferible que se lo llevase el señor desierto), es una novela que atormenta con unas taras considerables, como una depuración narrativa y literaria deficientes, pero que, por contra, sí que aparece la faceta que andamos rastreando en estas erráticas entradas: una innegable relación entre su argumento y la sociedad que vemos día a día en nuestro país. Se desarrolla en él dentro de unos años, en una ciudad vertical construida en las proximidades de Benidorn, Supra Beni, donde campan por sus respetos terrorismo de ladrillo y la especulación urbanística; la consiguiente corrupción política; la venida de ciudadanos europeos buscando un retiro dorado repleto de lujos, tranquilidad, sol, todo tipo de diversión,…; focos de marginalidad;… ¿Les suena?
/Mode autopromo on
Nada, y dentro de unos meses, El caso Foucault (primer serial ciberpulp) en versión novelizada.
Y, a lo mejor, en versión radiofónica 😛
/Mode autopromo off
Leí «La sonrisa del gato» hace bastantes años y la recuerdo como una especie de ejercicio de estilo. Es decir, es una novela que agarra todos (o casi todos) los elementos más prototípicos del cyberpunk que ya has leído en otros sitios (hackers, IAs, ambiente noir…) para elaborar una correcta novela de aventuras e intriga escrita en un estilo sencillo y muy claro. Salvando las distancias (y perdón por la posible burrada), vendría a ser una novela cyberpunk que hubiera sido escrita por Asimov o Clarke. No creo que tuviera más pretensiones y lo que busca lo cumple sobradamente. Eso sí, es la novela cyberpunk ideal para todo aquel que detesta los fuegos artificiales de un Gibson o un Womack (que es precisamente lo que a mí más me pone del dichoso movimiento).
Por cierto, excelente el mini-resumen que haces del cyberpunk en la introducción, debería ponerse como post-it en todos los foros de cf para evitar el típico hilo de «¿Pero que c*#@ es el cyberpunk?».
Hola Nacho, te escribo desde Chile (si, desde el culo del mundo). En NOVA, para Latinoamérica, se publicó YGDRASIL, una novela chilena MUY EXOTICA de ciberpunk. Ha resultado un éxito de ventas más allá del género de CF por razones absolutamente desconocidas para mí.
Si quieres conocer algo más está el sitio
http://www.ygdrasil.cl
http://ygdrasilbaradit.blogspot.com/
me gustaría tener tu opinión sobre el contenido de la página.
Saludos!!!
La página está bien diseñada, y gusta ver algo así creado específicamente para promocionar un libro. Así que enhorabuena tanto por ella como por el éxito de la novela.
Lo que me intriga es lo de la publicación por parte de Nova y que el libro no haya aparecido en España, que es donde está su casa matriz. ¿Nos vamos a quedar sin la opción de leerlo?
Esto… «Nunca digas buenas noches a un extraño» es de 1979, y me gusta pensar que ahí inventé el cyberpunk. 🙂
Ah! Qué relato! nº 129 de Nueva Dimensión y el primer cuento escrito en España que me demostró que los autores de aquí podíais hacer tan buena ciencia ficción como las de otros sitios. Además un, menudo palabro, protocyberpunk 😀
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