Siguiendo con el tema de las listas, ahora le toca el turno a J. C. Wright, autor de la serie de La edad de oro que publicó Bibliópolis hace cinco años. Aporta diez sugerencias para introducir a un neófito en la ciencia ficción y diez novelas que disuade recomendar. El tema, desde luego, se las trae. Hace unos añitos abordamos la cuestión en cYbErDaRk.NeT y realizamos ésta que, con sus clamorosas ausencias, resulta una interesante aproximación. El título que más polémica causó fue Playa terminal del recientemente fallecido Ballard, que sirvió para llegar a una conclusión que no por sabida viene mal recordar: existe una enorme diversidad de lectores y hay gente a la que, por citar un par, Fundación o El juego de Ender les pillan un poco mayores, vienen de unas lecturas para los que dichos títulos se quedan cortos…
El listado de Wright es peculiar; bastante más que el de M. John Harrison que comentaba hace diez días. Entre los recomendados tenemos demasiados autores de segunda fila como Vance o Laumer y de ¿tercera? como Flynn (lo siento, En el país de los ciegos era tan roma que no he podido acercarme a otra novela suya, por muy recomendada que venga), cuando se podía haber acudido a otras novelas de un tono más elevado. Pero cada uno tiene sus gustos, opiniones… Lo que me ha puesto de mal café y me ha llevado a escribir esta entrada es la manera en la que disuade recomendar cualquier título de Philip K. Dick (demasiado extraño incluso para él; ahí, con un par), R. A. Lafferty (ídem de ídem) o El libro del Sol nuevo de Gene Wolfe, como si todos los lectores fuésemos iguales y disfrutásemos de las mismas cosas. Especialmente sangrante resulta este último caso.
Una de las novelas de ciencia ficción más importantes del siglo pasado, según sus palabras, sólo puede disfrutarse con un amplio bagaje de lecturas de género que alumbren el complejo entramado de reflejos que siembra Wolfe en el viaje de su protagonista; un trayecto por un mundo maravilloso donde la tecnología es tan avanzada para su narrador que resulta indistinguible de la magia. Como si la única clave de la obra fuese ese tremendo ejercicio de recreación y no tuviese otras lecturas, quizás más evidentes para alguien no habituado a los mercachifles de la ciencia ficción. No puedo decir mucho del tema porque cuando la leí disfruté enormemente del juego de descubrir qué había detrás de todo lo inexplicable que se cruzaba en el camino de Severian. Sin embargo…
Sin embargo hay otra novela de Gene Wolfe que, más o menos, hace lo mismo en el campo de la fantasía histórica: Soldado de la niebla. De nuevo mucho más que un apabullente escenario con un simbolismo oculto que hay que descubrir como si fuese Wally. Ya sólo por su personaje principal y por la manera en que cuenta la historia merece la pena aproximarse a la narración. Pero, además, ésta está plagada geniales personajes secundarios que le acompañan durante su viaje, la explosiva mezcla entre realidad y fantasía, el vibrante viaje iniciático… Y ahí estaba yo, con catorce o quince añitos, sin tener ni idea de las guerras médicas, ni quiénes eran los cordeleros, ni el Gran Rey, ni la Señora de los Cedros… pero cautivado por una narración poderosa, de esas que te atrapa, te hipnotiza, te seduce… Mi puerta de entrada a la fantasía histórica y, como curiosidad, la razón de por qué Guy Gavriel Kay no me parece para tanto (a ver qué tal Los leones de Al-Rassan).
En el fondo lo que siempre nos falta al hacer estas recomendaciones es que olvidamos que los otros lectores no son como nosotros. Y eso suele invalidar la mayoría de ellas.
Totalmente de acuerdo. Yo creo que siempre hay que recomendar lo mejor independientemente de que sea fácil o difícil de leer. Además las primeras lecturas son las que nos van a marcar y nos van a definir como lector ¿no?. Yo me inicié con los libros de Wolfe y ahora comparo todos los libros que leo con los suyos para decirme si me gustan o si realmente son memorables u olvidables.
Tambien hay que tener en cuenta que un lector que se quiera iniciar en un género determinado no tiene por que ser un neófito en la literatura y a lo mejor esta acostumbrado a leer a Proust y a Joyce y mejor será recomendarle un libro de Wolfe que El juego de Ender, por ejemplo.
Un saludete
Ya sabía yo que esa lista iba a dar juego, je, je.
Bromas aparte coincido con vosotros, las ideas de Wright son un tanto delirantes. Despreciar a Dick, Lafferty o Wolfe por «difíciles» es impresentable. Parece Barceló en inglés.
Defender, a cambio, a mediocres como Laumer o Flynn no deja de tener tela.
Pero es que otras afirmaciones suyas son igual de subjetivas. Decir que la Fundación de Asimov o El fin de la infancia de Clarke no son buenos para iniciarse en el género no tienen ni pies ni cabeza. Precisamenter esos libros me fascinaron con doce años y me convirtieron en el friki que soy.
Y decir en cambio que Heinlein o La paja en el ojo de Dios de Niven-Pournelle son ideales para neofitos me parece un chiste. Especialmente con el libro de Niven y Pournelle, una space opera militarista y rancia que, me imagino, será ideal para los amantes de Jane Austen que quieran empezar en esto de la CF.
¡Ah! Gurus y demás santones con la verdad revelada, que fauna.
A flynn por mis pecados me lo lei: decir que es mediocre es ser demasiado generoso.
Lo que es más recuerdo un infumable apendice donde pretendia sentar una base «cientifica» de la psicohistoria asimoviana así que la cosa me parece cuanto menos sospechosa. Decir que no se lea Fundacion porque no tiene argumento (La mano muerta, El mulo no tienenargumento … los tienes que tener cuadrados para decir esto) y recomendar una copia de tercera generación,
Sí hay una cosa en la que puedo estar de acuerdo con Wright, hay determinados libros que si no has mamado cf desde pequeñito nunca te van a gustar, entender o aoasionar. Ese tipo de narraciones en las que nada se explica y todo queda en manos del lector que con su bagaje de lecturas es capaz de encontrar sentido al texto. Ahora estoy leyendo «El artefakto2 de Banks y es el típico libro que sólo un friki de la cf puede disfrtuar, para un neófito se convierte en un absoluto galimatías.