Hace poco más de un año estaba terminando de pulir la versión definitiva del artículo «Anatomía de una obsesión», un repaso a las claves fundamentales de la obra de Robert Silverberg destinado a aparecer en el número 26 de la revista Solaris. Probablemente, entre los contados que he escrito, independientemente de su calidad, sea el mejor de todos. La explicación está en, por un lado, ser redactado ex profeso para su publicación en papel (soy de los que subconscientemente cree que este medio tiene un plus del que carece los unos y ceros) y, por otro, hacerlo como encargo para otra persona, Alberto García-Teresa. No es que no me haya esforzado lo mismo en otros textos que he preparado anterior o posteriormente, pero como mi propio jefe (casi todo lo que he escrito me lo publicaba la desaparecida casa naranja) peco de autocomplaciencia y escasa paciencia. Además el haber tenido que ceñirme a 4250 palabras fue una bendición.
Para que se hagan una idea, el borrador del que partí tenía 7000 palabras, quedando todavía «huecos» que llenar. Como siempre que he colaborado con Solaris (algo que, visto cómo han evolucionado las cosas desde el mes de Mayo, no volveré a hacer) escribiendo reseñas, me he tenido que emplear a fondo para reducir mis pensamientos a espacios muy limitados, lo que provoca que te termines quedando sólo con lo esencial y se gane en agilidad sintética. Te lo pasas bien en la mesa de montaje liberando de carga el monstruito que has confeccionado. Eso sí, tengo el «original» almacenado a la espera de que pase el suficiente tiempo como para recuperarlo, darle un repaso y profundizar en determinadas facetas; vamos, que sobre Silverberg se pueden decir muchas más cosas y no me importaría nada hacer una versión extendida para su publicación en la red. Que alguien se sienta interesado después es otro asunto.
Entre lo que quedó en la mesa de montaje, figuraban una introducción un tanto diferente a la utilizada, una bibliografía donde aparecían los materiales consultados para su confección y una breve sección de agradecimientos. Pero no había espacio para más.
Ahora que me ha venido a la cabeza el recuerdo, quiero dejar costancia aquí, por si alguien está interesado en descubrir el cúmulo de fuentes en los que me basé para fundamentar el artículo. Comienzo con la introducción.
Tenía pensado iniciarlo con una cita cojonuda de uno de sus relatos que resume, como ningún otro, la fascinación que este género le despertó desde su preadolescencia: «La sala de la fama de la ciencia ficción«. Narración en la que, a través de un collage de diversos pasajes de unos cuantos párrafos, asistimos a un cinético trayecto por la ciencia ficción más clásica, ésa donde abundaban las pistolas de rayos, los imperios abarcaban galaxias enteras y las máquinas del tiempo permitían desfacer cualquier entuerto. Y entre las «dramatizaciónes» que homenajean sus lecturas de juventud encaja una serie de comentarios, a mitad de camino entre la elegía y la autojustificación, que comunican sus sentimientos con suma elocuencia. Citaba uno de ellos:
No morir nunca. Eso forma parte de la atracción. Vivir en miles de civilizaciones aún por venir; ver cómo se despliegan los milenios futuros; participar emocionadamente en la evolución de la humanidad… ¿cómo conseguir todo esto, excepto a través de estos libros y revistas? Esto es lo que me proporcionan: vida eterna y una perspectiva cósmica.
Un sucinto compendio que casa perfectamente con su obra (inmortalidad, el cambio personal y social, la interacción con lo humano y lo no humano,…) y que pone sobre la pista de los temas recursivos en su literatura, el objeto central del artículo.
Pasando a la bibliografía, hay un poco de todo. Producto nacional, extranjero, entrevistas, bibliografías exhaustivas,… Prescindiendo de sus narraciones, queda lo siguiente:
«Habla Robert Silverberg» – Robert Silverberg – Nueva Dimensión nº 92 – 1977
Artículo muy útil para contemplar su visión sobre su obra y la ciencia ficción, y comprender, entre otras cosas, el por qué de su silencio autoral desde 1974 a 1978.
«El autor (Silverberg visto por Carlos Sainz Cidoncha)» – Space Opera nº 4 – 1981
Biobibliografía que expone la carrera del autor con el detalle suficiente como para hacer más coherente el repaso de los puntos cruciales antes de los años 80.
«Brunner y Silverberg: del autor de género» – Alejo Cuervo – Fanzine Gigamesh nº 1 – 1985
«Tom O´Bedlam, historia de una resurrección fallida» – Emilio Serra – Fanzine Gigamesh nº 12 – 1989
«Todos morimos por dentro» – Eduardo G. Murillo y Alejo Cuervo – Fanzine Gigamesh nº 12 – 1989
De estos tres artículos, me interesaron especialmente los dos últimos, enfocados en parte hacia la polémica sobre Tom O´Bedlam, para un servidor la mejor novela que ha escrito Silverberg (obviamente, de las traducidas) después de su «retorno» en 1978.
«Robert Silverberg: una aproximación a sus ejes temáticos» – Antoni Ripoll – Gigamesh nº13 – 1998
Repaso ideal para sistematizar los mencionados ejes en su narrativa
Entrevista de David Horwitch para Strange Horizons en 2000
Entrevista de Kathie Huddleston para Science Fiction Weakly
En ambas se puede testar un poco tanto su estado actual como la visión retrospectiva de su obra, sus influencias, su frustración por el rechazo de parte de su público a comienzos de los 70 (cuando estaba acumulando puñados de grandes novelas y relatos),…
Declaraciones durante la III Aussiecon – 57ª Worldcon en 1999
De aquí extraje algunas notas para enfocar el apartado dedicado a las novelizaciones de relatos de Asimov, que se quedaron fuera (para bien del artículo). Curiosas las anécdotas sobre los seudónimos, el miedo a publicar bajo su nombre y la respuesta de Campbell Jr.
Majipoor – Página web “cuasi oficial” de Robert Silverberg.
Abundantes datos biográficos y bibliográficos. Mención especial merecen las fichas de libros de divulgación, autoayuda, eróticos, pornográficos,… No hay mucha información, pero la que hay ilustra el modo en que se ganó la vida durante la década de los 60.
«Narraciones originales completas y sus ediciones en castellano» – Cyberdark.net
«El hombre en el laberinto» – Foro de Cyberdark.net
«Silverberg al desnudo» – Foro de Cyberdark.net
«Sobre el mesianismo y la ciencia ficción» – Foro de Cyberdark.net
Estos tres foros, me permitieron afianzar y afinar ciertas ideas que pululaban por mi cabeza. Por ejemplo en el último mantuve una discusión con Iván Fernández (cebra) sobre el mesianismo en Silverberg, si es o no uno de sus ejes fundamentales. De él extraje la idea de que La torre de cristal contiene una de las perversiones más deliciosas de El nuevo testamento (no hay nada como un una conversación exigente como para sacar lo mejor de ti mismo). También fueron interesantes observaciones de Javier Negrete sobre el origen de El hombre en el laberinto y Miracle Worker sobre la posible condición misógina del autor.
Para cerrar este anexo, me gustaría centrarme en la sección de agradecimientos, sin los cuales el artículo se habría quedado en las reseñas que de vez en cuando he ido escribiendo sobre las obras de este autor. Más o menos sería como sigue:
- A Alberto García-Teresa por confiar en un servidor para escribirlo, ser comprensivo con los plazos de entrega y encendido en unos elogios desproporcionados. Da confianza tener un «jefe» como él.
- A Enríc Quílez (yarhel), por leer la versión previa, asesorarme en algunos detalles que no tenía del todo claros y hacer que mis dudas iniciales sobre lo que estaba escribiendo desapareciesen.
- A Iván Fernández (cebra), por lo mismo y, además, prestarme Revuelta en Alfa Centauro, Colisión de los mundos y Tebas, la de las cien puertas, tres novelas (muy) menores pero necesarias para afinar el artículo.
- A Juanma Santiago (giglker) por facilitarme una colección completa de fanzines Gigamesh, tesoro largamente añorado por éste seguidor de la marca barcelonesa.
- Y a Paula por estar siempre ahí.
Seguro que se me olvida alguien, pero creo que estos son los principales.
Espero… No, anhelo echarle un vistazo a tu artículo, tanto en el single edit como en la extended version 🙂
Mángale a Juanma su ejemplar, que compartíamos número (él con un extenso repaso a las distopías).
La verdad es que, pecando de inmodestia, salió un número completito. Alberto trabajó muy duro para hacer de «Solaris» una buena revista. Lástima de lo que le ha pasado después con el accidente y todo lo que ha venido con él… Al menos ya está más o menos recuperado y con ganas de seguir dando guerra en otros campos más agradecidos.
Esto me pasa por leer tan rápido: pensé que el single edit estaba pendiente de publicar en aquel número que había quedado en suspenso (corramos un tupido velo).
Pero, ¿y la extended? 😉
La extended para cuando haya escrito algo más, que me gustaría seguir haciendo articulillos así. El problema es que, a parte del curro, soy vago y necesito un editor como Alberto que me aliente a escribir algo más que reseñas.
¡Lo tengo, lo tengo, sí, mi tesoro, sí! :-))