El mapa del tiempo

El mapa del tiempo

El mapa del tiempo

Cuando uno de los autores que conocí a través de las publicaciones aficionadas rompe la barrera del «género», me alegro. Cuando logra un premio como el Ateneo de Sevilla, una campaña de promoción de las soñadas por todo escritor, reseñas en prensa escrita y en decenas de sitios de la red, la traducción a otros países (entre los cuales se encuentra EE.UU.)… la cosa se pone importante. Más cuando lo consigue con una novela híbrida que toca varios géneros y que posee un corazón de ciencia ficción. Éste es el caso de El mapa del tiempo, novela de Félix J. Palma que parece destinada a llevarse otros premios elegidos por un jurado (Xatafi-Cyberdark, Celsius 232) o por el público (el Ignotus). Sin embargo me siento un poco extraño porque mi valoración no es tan encendida como la inmensa mayoría de las que se pueden leer en la red, entre las cuales encontramos agudos lectores como Julián Díez, Susana Vallejo, César Mallorquí

Como supongo sabe todo el mundo, El mapa del tiempo se desarrolla en el Londres de los últimos años de la época victoriana, una época que se ha grabado a fuego en el imaginario colectivo, fundamentalmente, por todo lo que rodeó a los asesinatos de Jack el Destripador. Precisamente es el propio Jack el que da el pistoletazo de salida; el primer acto de los tres en los que se estructura se centra en un personaje que ha perdido a sus manos al amor de su vida y que trata de recuperarlo a cualquier precio. Primero se pone en contacto con una empresa que ofrece viajes en el tiempo al año 2000 y, después, con H. G. Wells, escritor que acaba de conocer el éxito con La máquina del tiempo.

Esta primera historia comparte sus señas de identidad con las otras dos que la siguen. Por ejemplo se aprecia la ingente labor de documentación realizada por Palma; los paisajes londinenses en los que tiene lugar, la rígida sociedad que describe, la fascinación por los avances científicos y tecnológicos… crean una atmósfera extremamente verosímil, más allá de las licencias que se haya tomado a la hora retratar algunos escenarios o personajes. También merece la pena destacar los protagonistas y las interacciones que establece entre ellos. La trama gira alrededor de (al menos) dos historias de amor bien construidas, aunque un tanto previsibles, que funcionan sin estridencias y que dan pie a una gran variedad de recursos argumentales relacionados con el viaje en el tiempo: la predestinación, las paradojas, los universos paralelos, los diálogos entre dos períodos distintos…

Para desplegar la historia Palma ha elegido un narrador omnisciente con un fuerte gusto por la disgresión, que se aprovecha de esa condición «divina» para mover al lector al son de su juguetona batuta. Un narrador que no está elegido al azar y que desempeña un papel crucial desde el mismo comienzo hasta la reveladora conclusión. También hay que destacar cómo ha adaptado su estilo alejándose del aire evocador, fabulador… de sus cuentos. Como reconoció en una entrevista que le hizo Julián Díez para Prospectiva, lo ha adaptado para conseguir un ritmo más ágil y alegre, acorde a lo que demandaba la historia.

Sin embargo ha habido un detalle que me ha alejado de El mapa del tiempo y que comentó hace unas semanas Iván Fernández en la reseña que publicamos en C: su falta de depuración. Cómo la narración se sume en una serie de historias secundarias que lejos de profundizar en el argumento, el desarrollo de los personajes o en el conocimiento de la época, nos sitúa ante un caso de paginitis aguda. El dilatadísimo repaso a la vida del hombre elefante, a las primeras décadas de vida de H. G. Wells, a la historia de La máquina del tiempo, los incontables detalles que se dan sobre el viaje en el tiempo a través de otra dimensión… llevan el relato por vericuetos alejados de la trama principal y la diluyen en exceso. Quizás sea una queja venial en una historia como esta, multireferencial, construida de muchas otras historias y con un importante poder acumulativo. Pero no la habría venido mal una pequeña poda que le habría dotado del vigor del que, creo, carece. Y es una pena porque, por momentos, raya a gran altura.

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5 respuestas a El mapa del tiempo

  1. Gandalf dijo:

    Soy ferviente seguidor de Palma. Sus cuentos han sido para mí bastante más que un placer. Pero en el caso de esta novela, coincido con Iván Fernández y contigo. No se trata solo de que el relato y la novela sean medios diferentes que exigen planteamientos de escritura diferentes. Algo se ha perdido en el camino. Me da la sensación de que se ha renunciado a algo, quizá para llegar a un abanico más amplio de lectores.

  2. comiquera dijo:

    Hola Nacho, El mapa del tiempo me ha resultado sorprendente por no tener ninguna referencia del autor y claro, al ganar un premio como tu bien dices, la cosa se pone importante. Coincido contigo en que la trama se diluye un poco entre tanto maremagnum.
    Un saludo.

  3. Félix dijo:

    Hola, Nacho: gracias por la reseña. La próxima vez intentaré hacerlo mejor 🙂

  4. Nacho dijo:

    Gracias a ti por escribir esta novela y todos esos fabulosos cuentos. Tengo en la mesita «La hormiga que quiso ser astronauta». Este verano habrá otra reseñita aburreovejas.

  5. Pingback: Aburreovejas’ Fotolog » El mapa del cielo

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