No es tan trivial como parece determinar cuál fue el año de comienzo del actual boom de publicación de libros de literatura fantástica. Gigamesh empezó a publicar su colección en el año 99, casi a la vez aparecía (y fenecía) la colección de bolsillo de Plaza y Janés Mundos Imaginarios, un año después La Factoría inició sus colecciones señeras de fantasía y ciencia ficción,… Sin embargo creo que no fue hasta el año 2002 cuando realmente cristalizó la época de bonanza, con la compra de Minotauro por parte de Planeta, que puso en el mercado una enorme cantidad de títulos pendientes de la época anterior o su fallida colección de bolsillo, y el nacimiento a finales de año de la colección Bibliópolis fantástica, con el superéxito de Sapkowski. (Curiosamente mi primera colaboración para cyberdark, escrita a caballo entre el 2001 a 2002, fue sobre este tema)
Sin embargo, a partir del año 2003, cuando el ritmo de aparición de novedades comenzó a ser avasallador ( durante año y medio era raro el mes que Minotauro no ponía en circulación al menos cuatro libros nuevos), había un claro déficit de reedición de «clásicos». No me refiero tanto a libros como Tunel en el espacio de Heinlein, sueño húmedo de los lectores más clásicos, sino a otros más populares, demandados por un público en parte renovado durante los últimos años y, en su mayor parte, traducidos por primera vez durante el anterior boom de finales de los 80. Títulos como Bosque Mitago, Tigana, las novelas del Campeón Eterno de Moorcock, Un fuego sobre el abismo, cualquier libro que llevase a Clive Barker en la portada, La espada rota y varios títulos de la colección Última Thule, la serie de Vorkosigan, Canciones que cantan los muertos y otros libros de George R. R. Martin, la serie de las espadas de Fritz Leiber,…
El epítome fue, sin duda, La caída de Hyperion. Un libro reeditado años antes por la colección de bolsillo VIB en una cantidad menor que Hyperion (además los restos de la edición fueron enviados al otro lado del charco para venderse allí), con el resultado de que hacerse con el primero era asequible pero conseguir el segundo bordeaba el límite de lo posible. ¿Tan complicado? Noooo. Siempre había un «buen» samaritano dispuesto a desprenderse de él, ya fuese suyo o comprado exprofeso en el trapero de la esquina por cuatro céntimos, al módico precio de 54… 60… 72… 84… 90 euros. Un precio que si ya era exagerado para la edición original (aunque tiene su razón de ser si quieres completar la colección o te gusta tener buenas ediciones de libros tan señalados como éste), perdía cualquier proporción para una edición de bolsillo con un papel de cualidad ínfima que en veinte años prometía ser ilegible.
Sin embargo es lo que tiene querer hacerse con ese título que ansías y que no tienes manera de conseguir. Un ansia que, no sé si alguien recuerda, llevó a uno de los primeros nacidos, Robe, a apostar muy fuerte (más de 300 €) por un lote de libros que se subastó a comienzos del año 2003 cuando la web estaba necesitada de dinero para poder sufragar un nuevo servidor que evitase su desaparición. Lote proporcionado por kemlo y que era bastante apetitoso.
El caso es que esta etapa inflaccionaria originó dislates como la irrupción en la comunidad de los especuladores del libro. Gente que, por ejemplo, compraba títulos como 334, Pensad en Flebas, El jugador o El uso de las armas a 2,95 € (restos del saldo de Martínez Roca a mediados de los 90) y los vendía a precios que oscilaban entre los 30 y 45 €, cama apar… digo gastos de envío aparte. Una actividad legal, habitual en el mundo de las librerías de segunda mano, pero escasamente ética, más cuando el local donde estaba el comprador y en el que se realizaba la venta no recibía un sólo duro de la transacción.
O la deliberada confusión de lo que era una edición incunable. Era gracioso ver cómo un habilidoso engañabobos vendía a 20 € la edición de Las estrellas mi destino de Dronte como si fuese material bibliófilo de primera magnitud, cuando no lo era, se podía conseguir en librerías de segunda mano a precio de risa y, por si fuera poco, estaba disponible en la reedición de Gigamesh a menos de 10 €. Algo que, curiosamente, también se podía ver en cierta librería madrileña de cuyo nombre no quiero acordarme que buscaba ser referencia y que sólo lo consiguió a la hora de saber dónde se podían encontrar los precios más elevados.
Entre los administradores hubo varias discusiones sobre el tema, pero sin llegar a más conclusión que establecer unas normas para evitar problemas, como pedidos pagados y no servidos. Y es que tampoco creo que pudiésemos hacer mucho más.
Entrando ya en las aventurillas personales, creo que el libro más caro que he comprado de segunda mano ha sido El mundo invertido, que pagué a 24 euros en la librería antes mencionada; una excepción por aquello de que es un Priest. El resto a precios más normales. Sobre gangas, sin duda la palma se la lleva George R. R. Martin con dos ejemplares de Una canción para Lya a 1,8 € en una librería de saldos de Santander (regalados ambos, ya que lo tenía) y un Canciones que cantan los muertos a dos euros en Iberlibro (varios años después sigo sin creérmelo).
Y si me circunscribo a los foros de cyberdark, para conseguir los títulos que más me interesaban que no se ponían a la venta prefería utilizar el sistema del cambio. A veces creo que ganando (invertí mi Barrayar de bolsillo por Jinetes de la antorcha de Spinrad) otras perdiendo (cuando no tenía Una canción para Lya lo cambié por mi Bosque Mitago en tapa dura). Y tengo varios cambios sin determinar. Por ejemplo conseguí los doce primeros libros de La rueda del tiempo a cambio de El bastón rúnico y El castillo del conde Brass, más los tres libros de las segundas crónicas de Corum, que metí en el paquete para aliviar el cuerpo que me estaba dando el conseguir doce libros por sólo dos (uno de los cuales tenía repe).
Sobre cómo están ahora los foros de venta de libros de segunda mano, no tengo mucha idea. Una vez conseguí la mayoría de lo que buscaba, decidí pasar del tema y centrarme en las novedades. Una solución tan satisfactoria como la inversa (pasar de novedades y centrarse en lo «antiguo»), bucear en internet buscando las versiones electrónicas, leer únicamente material en inglés, saquear a los colegas que se los compran,…
Nota: Para robe y todos los que participaron en aquellas subastas, o donaron directamente dinero a la web, mi más rendida admiración. Con su esfuerzo consiguieron que la web perdurase dos años más.
Ya he comentado en varias ocasiones que no entiendo muy bien las cantidades que se pagan por algunos libros. Hay ciertos títulos que es obvio que se reeditarán en algún momento; puedo entender cierta prisa por leerlos -en cuyo caso, quien viva en una gran ciudad tiene otras alternativas-, pero desde luego no la urgencia por poseerlos, cuando habrá nuevas ediciones con seguridad.
Hay otros títulos cuya reedición es más dudosa. El caso por ejemplo de «Túnel en el espacio» de Heinlein, considerando la cantidad de títulos de Heinlein que hay colgados y que son, literariamente, más relevantes. Pero, aún así, pagar ciertas cantidades por libros que como objetos son penosos -mal papel, malas traducciones…- me parece una verdadera excentricidad.
Debe ser un tema de coleccionismo, porque yo tampoco lo entiendo. Es verdad que a veces las reediciones no están a la altura, me encantaría tener los cantos de Hyperion en un formato que me permitiera al menos dejárselo a algún amigo después de leerlo yo sin que me de vergüenza.
Pero hoy en día tenemos dos opciones, o pillarlos en inglés, cosa que he hecho con «El último unicornio» y «Flores para Algernon», y he quedado altamente satisfecho, o tirando de las bibliotecas públicas, que parece que no, pero yo en la de Murcia (ciudad pequeña) he podido muchas cosas inencontrables (Stalker, El Bastón Rúnico, Tigana, La espada rota en su momento…).
De todas formas, ahora mismo que el ritmo de publicación es algo más tranquilo casi prefiero que se dediquen más a las novedades interesantes, aunque siguen existiendo lagunas importantes.
Recuerdo una versión de «libro de a duro» de «Estrella Doble» de Heinlein (creo recordar que la editorial se llamaba Cenit) que era tan penosa que llamarlo libro era un insulto para el resto de los objetos que reciben ese nombre. No sólo la traducción era bochornosa rozando lo ridículo, sino que ni siquiera estaba bien guillotinado el papel. Una auténtica chapuza.
Pues bien, estaba dispuesto a condenarlo al contenedor de reciclaje, pero me dió por ofrecerlo (avisando de su estado) junto con otros en en el foro de compra-venta de Cyberdark. Cual no fue mi sorpresa que lo vendí casi al instante. Le había puesto un precio de 3 euros (lo mismo que me habían cobrado a mí en un puesto de libros de segunda mano). Intenté dejar bien claro al comprador qué se estaba llevando, pero no sólo lo sabía perfectamente (era coleccionista de ese tipo de libros), sino que me confesó que hubiera pagado mucho más por hacerse con él. 😯
En ese mismo paquete de ventas se llevaron un «Cantico por Leibowitz» (no el de Nova) bastante barato –pero que no estaba en muy buen estado– y «Misión de gravedad» de Hal Clement, éste si en Nova. Y no me duele en prendas confesar que si lo vendí fué por los precios que se estaban pagando (lo puse a 25€ y me lo quitaron de las manos). No sé si lo volverán a reeditar, pero yo no soy excesivamente fetichista, y una vez leído y disfrutado, por ese precio lo vendo sin dudarlo y sin remordimientos.
Gracias a un soplo he corregido un detalle que estaba mal.
Lo que dice Julián es así: hay libros que jamás serán reeditados y algunos coleccionistas *necesitamos* tener en nuestra biblioteca. En mi caso no soy demasiado completista y me contento con conseguir todas las obras de mis autores más queridos: Le Guin, Priest, Silverberg o Martin. Pero sin pasarme. Por ejemplo he tenido delante un par de veces «Colisión de los mundos» de Silverberg, un Nebulae primera época, por unos 15 euros, y he pasado. A pesar de que sepa que la reedición es imposible, el libro no los merece (je, ya me lo dejó Iván Fernández hace un par de años).
Supongo que el problema está en esa disfunción posesiva que nos lleva a algunos a atesorar más libros de los que podemos leer y en lo que dice Ataulfo sobre las bibliotecas: realmente aquí tiramos muy poco de ellas. Aunque también es cierto que en ellas no se puede acceder a todo.
Y Javier, no te sientas mal. 25 euros por ese libro era precio de amigo. Y el comentario no va por los vendedores casuales que buscan una (buena) salida para sus libros como por los cazadores de chollos que se sacaban un sobresueldillo (o sueldazo) a costa de otros (y de la página).
Aunque supongo que si viviese en Barcelona, estaría rastreando las librerías de viejo para pillar títulos golosos, pasarme por Gigamesh, abrirme una cuenta, irlos cambiando por material de la tienda y que sean ellos los que peguen el palo a los compradores.
Por cierto, que hoy en día los menos remilgados pueden leer (casi) cualquier libro agotado que merezca la pena: una PDA (según Jean Mallart es el mejor lugar para leer libros electrónicos) combinada con el emule hace maravillas.
¿Realmente merece la pena pagar (aunque sea a precio de saldo) por la edición de Caralt de Una canción para Lya?. ¿Es la traducción tan mala como dicen?.
Es un libro únicamente recomendable para los fans fatales de Martin que quieran descubrir cómo eran sus primeros relatos y la influencia que tuvieron en él otros autores como Jack Vance o Harlan Ellison (hay una versión de «Un muchacho y su perro» entrañable). El único cuento que realmente está a la altura de lo que escribió después, Lya a parte, es «Las brumas se ponen por la mañana», que a pesar de que no está del todo bien cerrado es una muestra de su romanticismo empedernido. Y, quizás, «El héroe», un cuento cortito que sorprende porque parece escrito por un Joe Haldeman cinco años después de que Martin lo hiciese.
Y sí, la traducción es abiertamente deplorable, hasta el punto de afirmar que yo lo hubiese hecho mucho mejor. Estamos ante un auténtico caso de ineptitud, que destroza gran parte del encanto de la lectura… aunque hay cosas en «Una canción para Lya» (la novela corta) que hasta un pésimo traductor no puede destruir. Pero mejor descubrirlas en la edición de «Los premios Hugo» de Martínez Roca. O, si hay suerte, en unos futuribles cuentos de Martin que publique Gigamesh.
Yo me acuerdo de un miembro de Cyberdark (no recuerdo el nick, lo siento) que vendía por ¡65 euros! un tomo de Moorcock de Gran Fantasy, al que le faltaba la portada o algo parecido. Y cuando algunos protestaron, el tipo se puso todo histérico. Logró vender algunos libros, eso sí.
Gracias pues casi que prefiero pasar de la «edición» de Lya de Caralt. Con la de buenas antologías que hay….
Desde luego es una cosa difícil de entender. ¿Pasa en otros géneros? ¿Los aficionados a la novela histórica o policiaca pagan auténticos pastones por novelas descatalogadas habiendo tantas novedades que merecen la pena?
En mi caso prefiero comprar en inglés o recurrir a casi cualquier otra solución antes de pagar 30 euros por un libro de segunda mano.
La verdad, yo paso de pagar ciertos precios por libros cochambrosos. O no soy fetichista, o soy muy agarrado, o ya estoy cansado de leer. No sé pero me siento timado si me cobran ciertos precios por libros en malísimo estado y que no sé si siquiera me parecerán interesantes. No lo he hecho ni con inencontrables de mis autores preferidos como Lem o Pohl, con algunos clásicos hard de Nova, o de autores poco editados.
Por cierto, las bibliotecas están mucho mejor surtidas con cosas de género de lo que parece, al menos en Gijón y Oviedo tenemos algunas cosas decentes. Y siempre se puede recurrir al préstamo interbibliotecario.
Sobre todo cuando conseguí cosas como «Los genocidas» de Disch que siempre pensé que no leería nunca, por un euro y pico, o dos, no recuerdo bien, y aunque bastante viejo en un estado bastante decente. Desde ese momento he decido que más vale perderme la degustación de muchos manjares literarios que hacer de primo.
En esto hay algo de «pasión de la caza». Llevas tanto tiempo detrás de un libro que cuando aparece tienes tantas ganas de tenerlo en tus manos que ni te fijas en el precio.
Eso para títulos determinados. También los hay completistas que quieren tener sus colecciones íntegras. Aunque luego no se los lean, pero bueno…
Eso de pagar precios desorbitados por una obra se da en todos los medios y no sólo en la literatura.
En los cómics, obras tan prescindibles por su baja calidad «literaria» como Spiderman. Triunfo y Tragedia, que publicó Cómic Forum hace más de diez o doce años, han llegado a alcanzar en el mercado del coleccionismo precios de 120 euros, si el tomo está en buen estado.
Y en el mercado del video, leí hace poco que la versión en VHS del EPISODIO I vale un pastón.
Sinceramente, no lo entiendo.
>Y en el mercado del video, leí hace poco que la versión en VHS del EPISODIO I vale un pastón.
¿y sabes donde están interesados? jeje
> ¿y sabes donde están interesados? jeje
Ni idea, pero con las nuevas ediciones en DVD que están sacando de toda la saga de Star Wars, leí también que esos VHS bajarían de precio.
Vamos, que muchas veces lo que vale es la escasez antes que la calidad.
A mi me toca ser un fetichista, pero del tercer mundo (no money). Esto implica algunas bizarreadas, como conseguir toda la saga del sol nuevo a €1.5, excepto el 2do tomo, que se encontraba en la libreria de en frente (imaginense las dos librerias mas grandes de Bs As, no es que una era lavado de dinero)a €30. Y la cuestion es que no tengo idea de cual carajo son las posibilidades de reedicion o no de algunas obras, por lo que a veces tenes que hacer una investigacion desmedida para saber si conviene.
Yo pagaria encantada hasta 20 euros por un ejemplar de Canciones que cantan los muertos, si alguien me lo quisiera vender este es mi email
violeta.lila.perfume@hotmail.com