La mayoría de nuestras querencias, afinidades, inclinaciones… están fundamentadas a lo largo de un extenso proceso de «seguimiento». Si alguien gusta de la opinión de cierto historiador, se supone que ha leído, lee y leerá todo (o la mayor parte de) lo que escribe; si te encanta un grupo haces todo lo posible por conseguir todos sus discos y ponerlos una y otra y otra vez;… Sin embargo hay excepciones. Existen circunstancias en los que experimentas una sintonía con determinados autores de quien apenas has leído material. Quizás porque tampoco se han prodigado en exceso. Pero cabe la posibilidad que tampoco te hayas prodigado tú con ellos. Unos cuantos textos dispersos en el tiempo y el espacio bastan para despertar y mantener una simpatía entre fundamentada e irracional.
En mi caso, y hablando de divulgación de literatura fantástica, me ocurre con dos connaisseurs de empaque que llevan mucho tiempo (casi) desaparecidos: Albert Solé y Juan Carlos Planells. Dos críticos de los que merece la pena leer cualquier texto que se encuentre. Voy a centrarme en el segundo, del que ayer he vuelto a «tener» noticias.
Si no me engaña la memoria, lo primero que leí suyo (soy «joven» y los fanzines de los 80 donde se prodigó jamás llegaron a mis manos) fue un texto que escribió para el Blade Runner Magazine presentando a un autor por entonces en plena eclosión: Tim Powers. Un modelo de divulgación en el que a parte de hacer el habitual (y necesario) repaso a su biobibliografía se indagaba en sus claves literarias, exponiendo, por ejemplo, algo que los lectores de este autor hemos repetido después hasta la saciedad: la singularidad reiterativa de sus protagonistas.
Después, guardo un recuerdo significativo de dos artículos que a los talluditos les pueden aburrir (si no participan en su confección) pero que a los noveles siempre les es útil: las listas. En el último número del mencionado Blade Runner Magazine participó en una sobre qué diez libros de ciencia ficción se llevaría a una isla desierta y en el primero de Gigamesh como revista en una selección con lo mejor del año anterior (un tipo de artículo que ya no se cultiva y que no vendría mal recuperar en algún medio «masivo»). Ambas contribuciones, a parte de guía, me sirvieron para descubrir una afinidad al defender ciertos títulos no demasiado comunes, cuidados, estimulantes, sólidos,… Por ejemplo, en el artículo de Gigamesh se destacaba una obra que entonces pasó desapercibida y que ahora está completamente olvidada, cuando probablemente sea la mejor síntesis entre fantasía y ciencia ficción que se ha hecho desde El libro del Sol nuevo: la secuendia de Heliconia, de Brian Aldiss.
Más tarde leí algún que otro artículo en los contados BEMs que poseo; críticas sueltas en esta última publicación y en Gigamesh, en los que, muy especialmente, me encantó su comentario sobre El Glamour publicado en su número 24, que condensaba todo lo que un servidor había sentido mientras devoraba la novela y, sin embargo, habría sido incapaz de exponer (je,je. Con el tiempo he aprendido a balbucear); un porrón de colaboraciones en la mítica Nueva Dimensión, de la que me hice con una treintena de sus últimos números donde colaboró habitualmente;… Y descubrí su faceta de escritor de narrativa en relatos como «Otro día sin noticias tuyas», «Gatos en medio de la calle», «Paula» o «El fin del futuro» (creo que es todo lo que he leído), que, sin deslumbrar, resultan solventes.
Como asignatura pendiente para los próximos meses tengo El enfrentamiento, la novela que publicó Miraguano y que aparecía destacada en la lista de novelas que publicó La Factoría, y, cuando salga, El corazón de Atenea, que repescará Juanjo Aroz para su colección Espiral ciencia ficción.
¿A qué viene todo este rollo mabaceo-nostálgico-idólatra? A que, visitando el portal de BEM, he encontrado un comentario suyo con el título de «La utilidad de escribir» que resulta revelador. Habla de una experiencia que ha tenido escribiendo relatos de una o dos páginas para una página web generalista (los publica bajo seudónimo y prefiere callarse el nombre) y la sana realimentación que ha tenido con sus lectores. Hecho que le sirve para hablar de las escasas (por no decir nulas) satisfacciones que le ha proporcionado su implicación en el mundo del fandom (algunas ovejas de las que circulan por aquí se sentirán identificadas). Sobre todo, quería destacar su último párrafo
Otros han abandonado o casi descartado la ciencia ficción para ganar «pasta» o por desinterés o por lo que sea. Yo no lo abandono, porque yo escribo por ganas y sobre lo que se me ocurre, no para ganar «pasta». Ni siento desinterés, al menos como escritor, hacia él. Pero está claro que esta inesperada actitud es un vigorizante en contraste con otras actitudes. Y como dije antes, lo que importa es la obra, no la persona.
Una declaración a la contra de los tiempos por los que atraviesa el fantástico hispano y que resulta destacable. Por reivindicar el interés, la constancia y el gusto por encima de otros criterios (posiblemente igual de justificados) a la hora de enfocar el hecho creativo y, además, afianzar la idea de que la obra está por encima de aquél que la escribe. Una verdad que pocos se atreven a refutar pero que, viendo según qué comportamientos, se pone en cuestión con singular y oscura contumacia.
Hola, soy un seguidor de tu página (tanto la clásica como tu blog actual) pues coincido en algunos de tus gustos literarios, y me gusta leer buenas críticas.
De planells leí hace tiempo EL ENFRENTAMIENO y te la recomiendo efusivamente, en especial si te gusta Philip K. Dick como a mí.
Tendré que intentar hacerme con la próxima novedad que comentas en ESPIRAL, de la que no tenía noticias.
SALUDOS
Muchas gracias por tus palabras 😀
Dick me agrada (con moderación), y sé de la pasión de Planells por este autor, así que la diversión está garantizada. El problema radica en que la tengo un poco atravesada; hace unos años comencé a leerla y, no recuerdo el motivo, la dejé de lado por otra cosa, quedando abandonada al borde de la pila. Hay que ponerle remedio.
Sobre la novedad de Espiral, resulta curioso que sea su primera novela y lleve quince años aparcada en un cajón. Por mi podrían publicarla antes, aunque en Octubre le toca turno a la nueva novela de Luis Ángel Cofiño, el autor de «El Cortafuegos»; obra muy alabada y que todavía no he leído. También invita a su lectura.
Hola
Incluí un enlace a este post en uno que preparé con los que más me gustaron de los que leí la semana pasada. El url es: http://arellanos.blogspot.com/2005/10/seleccin-de-posts-ledos-26-de.html
Los artículos de Planells en ND me encantaban, ojalá pudiera hicarle diente a alguna de sus ficciones.
Saludos.
Juan