Sobre la traducción de Leyendas

Servidor hubo un tiempo que era beligerante con las nefandas traducciones que se iba encontrando en según qué editoriales. Pero en determinado momento me entró un ataque de prudencia con gotas de pudor; difícilmente voy a poder hablar de algo que no puedo contrastar sin comparar con la edición original y que se basa más en sensaciones que en hechos. Así que, salvo cuando me he tomado la molestia porque me han pagado por ello (un par de reseñas para Gigamesh sobre las reediciones Asimovianas de La Factoría) me he pasado a hablar de la corrección editorial cuando la chapuza es evidente.

Ando alternando estos días un par de novelas con Leyendas, la antología que reúne once novelas cortas de otros tantos autores de fantasía de innegable éxito comercial: Robin Hobb, George R. R. Martin, Orson Scott Card, Diana Gabaldón, Neil Gaiman, TERRY BROOKS!!!!!!,… seleccionada (es un decir) por Robert Silverberg. Como escribí hace unos años sobre Horizontes lejanos, el mismo invento aplicado a la ciencia ficción, un libro así no necesita de ningún editor. Basta un oficinista con el correo de contacto de cada uno de los escritores y un talón lo suficientemente atractivo. Pero esa es otra historia.

Decir que no es la primera antología de fantasía que Silverberg prepara siguiendo este patrón. Hace seis años Plaza y Janés publicó el primer volumen, dividido en dos libros formato bolsillo, bajo el estúpido título de Leyendas negras y con una traducción, siendo generosos, descuidada. Pasó desapercibida por las librerías hasta que, dos años después, Gigamesh publicó el primer volumen de Canción de hielo y fuego y los lectores de esta serie, ávidos de meterse en vena más Westeros, corrieron detrás de él. Normal si consideramos que una de las novelas cortas era «El caballero errante», narración de tinte clásico en la que George R. R. Martin recuperaba para la fantasía el aire romántico de las historias de caballeros a lo Walter Scott. El problema se presentó porque Plaza había saldado el libro y en muchos sitios era inencontrable… Pero, de nuevo, esa es otra historia.

A lo que iba. ¿Cómo es la traducción de Leyendas? Si consideramos la primera novela corta, «Regreso al hogar» de Robin Hobb, un relato que se mueve en un territorio narrativo opuesto a lo que hemos leído en los libros de El Vatídico, el resultado es aceptable. Hasta donde soy capaz de discernir, a pesar de los errores ortotipográficos o alguna que otra frase mal construida, puede leerse sin problema. Tengo la impresión que traslada con fidelidad el esmerado trabajo que Hobb acostumbra a realizar cuando construye un personaje y lo transmite al lector a través de la primera persona. Además el ambiente opresivo, desesperado, al borde de la locura que genera, está de lo más conseguido.

No obstante cuando se afronta la siguiente historia, «La espada del juramento», la novela corta de George R. R. Martin que recoge a los protagonistas de «El caballero errante» en una nueva aventura, la cosa cambia. Basta fijarse en cómo se ha traducido el título («The sworn sword») Llevamos leídas tantas páginas de Canción de hielo y fuego, y las hemos mamado tan bien, que la diferencia con la labor de la traductora oficial de la serie, Cristina Macía, canta. Menos a nivel narrativo, donde Martin trabaja en un registro diferente, más a la hora de ser fiel a la traducción que ya conocemos. Lo más evidente son las elecciones al traducir ciertos términos mientras otros se dejan en el inglés original (notorio en el caso de los hijos bastardos, que juegan un papel fundamental en la narración).

En este tema concreto no creo que se le puedan exigir demasiadas responsabilidades al traductor porque suficiente tiene con trabajar sobre cada narración y entregarlas en el plazo que le han puesto; como para pensar en leer, al menos, un libro de cada una de las series traducidas para poder realizar su trabajo con más conocimiento. Además Jesús Abascal, el traductor en cuestión, ha intentado ponerse en contacto con sus colegas encargados de cada una de las sagas para que le asesorasen un poco en la medida de sus posibilidades. Un apoyo que en algunos casos ha recibido y en otros… en fin.

Puestos a ponerse utópicos, lo deseable sería que, como ocurre con el doblaje de muchos actores anglosajones, la traducción de cada novela corta de Leyendas se hubiese asignado al traductor habitual de cada uno de los autores en las editoriales que han aparecido. Conoce la terminología de la serie en cuestión, se supone que ha mamado el estilo del autor hasta ser capaz de verterlo en nuestro idioma con la mayor fidelidad posible, y para los que no podemos leerlos en su lengua original es, sin duda, lo mejor. Aunque después te encuentras con traducciones anteriores deficientes, como la de American Gods y lo mejor es que pongan a otra persona para no repetir la experiencia.

Al final el quid de la cuestión está en lo malpagada que está la traducción en este país, el escaso profesionalismo de los traductores, muchos de los cuales se dedican a realizar otros trabajos y traducen en lo que sería su tiempo libre, y el nulo cuidado que muchas editoriales tienen con sus productos. Baste observar la edición de este Leyendas, que sin ser un despropósito se nota corregida con el pertinaz descuido de la casa.

Sobre la calidad del contenido decir que, a falta de leer un par, apenas llega al aprobado ramplón. Comienza bien con las novelas cortas de Hobb y Martin, sin brillantez, mejor la primera que el segundo, y después se sumerje en material de batalla creado específicamente para los fetichistas de los diversos universos. McCaffrey vuelve a demostrar (y van…) que debió abandonar Pern en los años 60, Silverberg aburre con su enésima vuelta a Majipur y a Valentine (que, cómo no, se cuela de rondón en la historia), Card nos mantiene en el sopor con Alvin Maker, Gabaldón se realza un poco de la mediocridad con una historia romántica homosexual en la centroeuropa del siglo XVIII, Gaiman entrega un relato correcto sin apenas chicha,… y para cerrar tenemos al gran Terry Brooks volviendo a Shannara. Brooks pasa por ser el equivalente de Rob Liefeld (adorADLO) en el mundo de la fantasía heroica (lo peor de lo peor). Confieso que lo he leído por puro morbo. No defrauda.

Vale que Brooks en EE.UU. vende un huevo y parte de otro, que sea coleguilla del «editor» desde los tiempos que compartían, allá a finales de los 70, los primeros puestos de las listas de bestsellers (uno con Shanara, el otro con Majipur), que haya que atraer a sus lectores (yanquis, porque aquí me da que no es demasiado bien recibido),… Pero, con un par, Silverberg lo ha colocado en uno de los sitios fundamentales de cualquier antología: el cierre. Supongo que para dejarnos en la boca ese sabor a hiel que nos disuada a unos pocos de repetir con la próxima antología.

Aunque si sigue contando con Martin, Hobb o Gaiman servidor terminará picando.

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3 respuestas a Sobre la traducción de Leyendas

  1. Elisa dijo:

    Buenas,

    por la parte que me toca, el traductor efectivamente se pasó por Asshai (entre otros sitios) para pedir consejo sobre ciertas expresiones, sobre cómo se traducían. Algunas respuestas las utilizó, otras no. Yo misma le sugerí que hiciera una traducción independiente de Devir y Gigamesh, aunque más tarde me tuve que comer mis propias palabras y decirle que pusiera Egg, no Huevo :-D. Pero sí que resulta raro leer expresiones distintas a las acostumbradas de Gigamesh.

    El gran fallo de la traducción de ese relato (la cual es mejorable, sí), es en el mismo título. Oficialmente se vendió «The Sworn Sword» como «La espada leal», y así viene en el índice de relatos y en la solapa interior. Pero luego, en el prologo y en el titulo del relato aparece «La espada del juramento», y no me cabe en la cabeza cómo no se han dado cuenta antes llevarlo a impresión. En Asshai tomamos la decisión de usar «La espada leal», que no implica para nada que sea la oficial, sino por elegir una y no ir poniendo dobles títulos por todos lados.

    De todas formas, intervenciones como preguntar en los foros de las respectivas Sagas es algo de agradecer, eso no lo hace todo el mundo.

    Saludos!

    Lyanna

  2. arturo villarrubia dijo:

    la traducción se las trae.
    Hay un uso en inglés de hablar de lanzas por infanteria etc. Supongo que sword se refiere a caballero. Habria que ver lo que pone en el texto pero me sorprenderia lo contrario. Sworn no tiene problemas, es «jurado» en el sentido del que ha prestado juramento. Supongo de vuestros comentarios que de fidelidad.
    Comoquiera que en castellano nadie dice que Enrique de trastamara tenia 15.000 lanzas a su servicio sino infantes, pues tampoco se dice espada por caballero. Así que en castellano «caballero» lo contrario es lo que se llama un falso amigo. La cosa tendría que ser «El caballero que habia prestado juramento». No tiene ni de lejos la sonoridad y la contudencia del origianl pero estaria en castellano.
    Ya puestos a inventar suena mejor «La espada leal».

  3. Farseer dijo:

    Sobre Terry Brooks: estoy de acuerdo en que es lo peor de lo peor. Sin embargo, su inclusión en la antología puede estar justificada porque se supone que entran los autores más populares, y las cifras de ventas de Brooks son autenticamente espectaculares. Cada vez que sale un libro suyo se lleva mucho tiempo en las listas de bestsellers del New York Times.

    Para mí es totalmente incomprensible (no creo que tanta gente compre sus libros sólo por morbo para escandalizarse de lo malo que es) y triste, pero ahí están las cifras.

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