De todas las personas que he conocido virtual o personalmente desde que vengo participando en asuntos relativos al fandom de la literatura fantástica hay una que todavía me tiene asombrado. Jean Mallart. Miembro fundador de la TerSa, antiguo estudiante de filosofía y biblioteconomía, profundo conocedor de los secretos de la impresión y las artes gráficas, traductor amateur, ex legionario, gran lector, mejor conversador, escritor perezoso y buen navegador en asuntos informáticos. Inquieto, sereno, amable, curioso, participativo, un tanto eremita, rápido de mente y dueño de una memoria envidiable (salvo cuando está bajo los efectos del alcohol). Dicen que sus tartas están de muerte, pero todavía no he tenido la fortuna de probarlas. Alguien que se ve como un hikikomori aunque sus periódicas reuniones con nosotros o con otras personas lo contradigan.
Juan es todo esto y mucha más. De hecho creo que es una de las escasísimas personas que podría, con total el conocimiento, editar un libro él solito desde su primera fase (compra de derechos y traducción) hasta la última (impresión) consiguiendo un acabado profesional. Merece la pena conocerle. En persona es tan sencillo como acercarse a alguna de nuestras tertulias (segundo sábado de cada mes en el Naroba; pinchen en el enlace correspondiente del panel de la derecha). Y virtualmente, a parte de pasarse por el grupo de literatura de ciencia ficción en las news donde es una de las voces habituales, hace unos días abrió su propio blog, Ecos cavernarios, en el que se pueden catar pequeños sorbos de su polifacética persona. He aquí una muestra de su inquietud, su implicación y su calidad como conocedor de los asuntos de la literatura fantástica.
Preocupado por la confusión que existe con cierta terminología entre muchos lectores (como yo mismo) y su ausencia en el diccionario de la RAE, ha estado trabajando en las definiciones de fantasía y fantástico. Definiciones que me parecen redondas y bien podrían figurar así en futuras ediciones. Sin embargo no deja de ser un sueño ya que su correo ha debido caer en saco roto.
Dice
…En realidad, según creo, nuestras palabras “fantasía” y “fantástico” y las que figuran en su diccionario no son exactamente las mismas; en mi opinión, son homógrafas, de origen ligeramente distinto y uso más reciente. Podríamos, si no fuéramos tan rigurosos, incluirlas como acepciones nuevas de las viejas palabras pero consideramos, dados sus orígenes, semejantes pero diferentes, que se merecen sus propias entradas en el diccionario:
fantástico, ca.
(Del fr. fantastique).
1. adj. Perteneciente o relativo a la ficción fantástica. Me gusta el cine fantástico. Cortázar y Borges son los autores más importantes de la literatura fantástica argentina.
2. m. Conjunto de los géneros de ficción fantástica; el género fantástico. El fantástico es fantástico.
3. adj. Dicho de una obra de ficción: Que refiere hechos ajenos a la experiencia humana de lo real, o que trata de ellos. Poe escribió numerosos cuentos fantásticos.ficción ~
f. Género de ficción cuyas obras se distinguen por narrar historias imaginarias en las que se refieren hechos, cosas o fenómenos irreales o de cuya naturaleza y existencia no existe certeza científica.
fantasía.
(Del ing. fantasy).
f. Género de ficción fantástica cuyas obras se distinguen por referir hechos o fenómenos contrarios a las leyes naturales, reales o ficticias.Et voilà!. Un par de definiciones, creo, necesarias. Y con el debido rigor lexicográfico, siempre de agradecer en estos casos. Aunque son mías, no han salido de mi manga ni las he escrito a lo tonto. Son fruto de reflexiones larguísimas y bastante trabajo. Ambas han sufrido un largo proceso de mutación a medida que personas con indudable prestigio en el campo del fantástico, como Cristóbal Pérez-Castejón, o filólogos como José Gabriel Moya Yangüela, contribuían con sus sabias críticas a desbastarlas y pulirlas.
…
Háganme caso. No es otro blog más. Es un sugerente espacio al que se debe acudir para leer enfoques bien razonados sobre literatura fantástica… y muchos otros asuntos. Pasen y vean.
M’emosionao. Muchas gracias, Nacho; te lo dije por correo pero qué menos que repetirlo aquí. :-))