Desquite

En la anterior entrada sobre la IberCon, Gorin hacía una precisión de lo más acertada:

Me pregunto hasta qué punto muchos de los comentarios que estamos haciendo sobre la mala organización en general (y que salpican a todos los organizadores) no deberían ser, más bien, comentarios sobre la dirección penosa que tuvo el congreso. Me consta que muchos de los miembros de la organización trabajaron todo lo que pudieron y más de lo que se les exigía, y ni siquiera eso fue suficiente para compensar la actitud y formas del máximo responsable.

La doble acepción de organización, como

persona o personas que estructuran y planifican lo que será la convención

o

grupo de personas encargadas de recibir a los participantes, hacer que el programa de actos se cumpla lo mejor posible,…

, juega una mala pasada. Por eso, me gustaría resaltar la labor de los abnegados curritos que se pasaron del viernes por la tarde al martes por la mañana intentando que los actos funcionasen, velaron por su realización dentro del horario, nos dieron la bienvenida, estuvieron disponibles para solucionar cualquier tipo de duda que tuvieses sobre la convención,… Unas veces mejor, otras peor, pero sin disfrutar de aquello a lo que les habría gustado asistir ni de los visitantes que tan bien lo pasamos. Y tragando posteriormente los sapos y carretas que les han llovido debido a la negligente labor de la dirección ejecutiva.

También me gustaría agradecer desde aquí al grupete de Vigo y alrededores, capitaneados por Breich, que nos llevaron de cena el viernes por la noche, y de marcha varios días, su labor de guías nativos. Sin ellos todo habría sido mucho más difícil y, seguramente, aburrido. Mil gracias.

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