El hundimiento

Llevo un par de semanas bastante dvdófilas y, a parte de mis preceptivos capítulos de las primeras temporadas de Babylon 5 y Expediente X, he visionado dos películas del año pasado que por diversos motivos no había podido ver en el cine: Eternal Sunshine of the Spotless Mind (me niego a referirme a ella tal y como la han titulado en España) y este El hundimiento, de Oliver Hirschbiegel. Película que generó en su momento bastante polémica debido a su visión acerca de Hitler, todos los que le rodeaban, el nazismo…

He de decir que me ha parecido un film notable, honesto, vigoroso y sumamente atractivo para el público en general, ese que no se acerca a una película europea ni aunque le lleven arrastras. Hay que considerar que dura sus 140 minutos; casi todo su metraje acontece en interiores; las escenas bélicas de la toma de Berlín, meramente situacionales, denotan una enorme falta de medios en comparación con el estandar que nos han impuesto los grandes estudios de Hollywood; y lo que acontece se testa con una crudeza que se puede hacer dura.

Este gancho atractivo para el gran público es el que ha alarmado bastante a parte de la crítica cinematográfica y a algunos historiadores que, según lo que he leído en diversos artículos de prensa generalista y algún que otro foro de internet, presentaban como realista una visión del nazismo demasiado «edulcorada» y «humanizada», perdiéndose de vista todas las atrocidades que se cometieron bajo su yugo a lo largo de toda Europa. Sin embargo después de ver el film he de decir que nada más lejos de la realidad. El régimen Nazi, toda su plana mayor, los generales que rodearon a Hitler,… son retratados tal y como me los imaginaba a partir de lo que he leído este tiempo sobre ellos. De hecho hay secuencias en los que la locura execrable que les llevó a arrasar gran parte de Europa y el Norte de África y a asesinar vilmente a millones de personas queda expuesta con una clarividencia demoledora.

Me interesa particularmente la opinión de Anthony Beevor, autor de Stalingrado y Berlín 1945. La caída, dos relatos históricos inexcusables en los que la exhaustividad y el detalle van de la mano de un pulso narrativo descomunal. Quizás sea la opinión más representativa que se pueda encontrar sobre el tema. En la siguiente entrevista realizada por Jacinto Antón, dice:

«Bruno Ganz está soberbio. Pero se pueden criticar cosas. Hay gente que se queja de que Hitler aparezca como ser humano. Eso no es lo que me preocupa; de hecho, sirve para entender por qué tantos alemanes se sintieron atraídos por él. En cambio, ver asesinos como Mohnke tratados como héroes me ha conmocionado. Incluso un personaje terrible como Fegelin, el general de las SS cuñado de Eva Braun, cae bien en la película, es simpático.

Hay grandes diferencias entre las necesidades del director y las de los historiadores. Y eso es particularmente inquietante cuando la mayor fuente de información popular sobre el nazismo proviene del cine y la televisión, pues, desgraciadamente, son minoría los que leen libros. Para los alemanes, «El hundimiento» es la versión definitiva de Hitler. Lo peor del filme, es paradójicamente, lo bueno que es. En las películas de los años cincuenta, era fácil ver que aquello era ficción. Ahora es todo tan realista que la gente cree que es historia.»

Hay un extraordinario respeto en las escenas de la muerte de Hitler, con composiciones visuales cuyo análisis iconográfico requeriría de un Panofsky. “Sí, y en cambio todo aquello tuvo un lado grotesco que no aparece en la película. Uno de los SS del Leibstandarte en el búnker, Misch, al que entrevisté, me dijo que uno de los que habían dispuesto la pira de Hitler le espetó: ‘El jefe está ardiendo, ¿quieres subir a verlo?’. Hubo humor negro y faltas de respeto –le robaron el reloj al cadáver–, y en el filme, en cambio, se muestra como la caída de un gran guerrero. No digo que sea un filme neonazi, ni mucho menos, me parece un intento real de acercamiento con honestidad; pero es una tentativa fallida en buena parte por las necesidades dramáticas.

Desde luego, no voy a enmendar una opinión tan cualificada como la de Beevor. El punto que quería tocar es otro muy distinto. Beevor olvida que El hundimiento elige tratar únicamente los últimos días de la lucha por Berlín y así, circunscribiéndose exclusivamente a ese periodo temporal, es muy difícil señalar que fulanito, que consiguió extender una defensa absurda unos días más, era un criminal de guerra por asesinar a soldados británicos(como hizo Monkhe). Y que menganito fue responsable de la muerte de millones de judíos. Porque no es posible introducirlo de forma coherente en el argumento. No es una necesidad dramática sino una necesidad narrativa; una cosa es un libro de historia, donde siempre puedes recurrir a una nota a pie de página o extender el curso narrativo a varios meses atrás, y otra muy distinta hacer cine histórico. Que debe ser histórico pero, también y sobre todo, cine.

Y aquí, tal y como este humilde ignorante cree percibir, hay rigurosidad. De hecho la película queda muy lejos de glorificar a unos personajes cuyo único halo de gloria es el que ellos mismos sitúan sobre sus cabezas, justo en el momento en el que toda la miseria que habían sembrado a lo largo de millones de kilómetros cuadrados estaba a punto de llegarles a la altura de la coronilla.

¿Puede alimentar la película una imagen desvirtuada del nazismo? Ya digo que, en mi humilde opinión, no. ¿Puede contribuir al ideario de grupos neonacis deseosos de consolidar su demencial tergiversación de la historia? Seguro. Al mismo nivel que hay cretinos que ven en El sueño de hierro, de Norman Spinrad, una novela de ciencia ficción que apoya sus mitos, cuando es justamente lo contrario. Si algo sobra en este mundo son visionarios poseedores de la verdad auténtica que sólo saben sembrar, cultivar y recoger odio. Ese sentimiento que alimenta su maquinaria venciendo la imposibilidad del móvil perpétuo.

Por cierto, si tienen la posibilidad no desaprovechen la oportunidad de disfrutar de la actuación de Bruno Ganz en versión original. Su caracterización es soberbia. Sobre todo su voz. ES la que hemos oído en cualquier documental en el que Hitler tomase la palabra. Merecía un Oscar de los de verdad.

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Una respuesta en “El hundimiento

  1. Álex Vidal dijo:

    Yo siempre seré de los primeros en denunciar cualquier discurso pronazi. Sin embargo, lo que no es en absoluto creíble es hacer de un personaje, un ser humano de carne y huesos (hijoputa sin duda, pero nacido de padre y madre) un arquetipo. Es mucho más esclarecedor intentar ponerse en el punto de vista del otro, por muy monstruo que sea. Así tenemos villanos literarios y cinematográficos como el Lazarillo, Jaime Lannister, Londo Molari o Darth Vader, en diversos grados, y a nadie se le ocurriría, digamos, someter a la Galaxia para vengar la tutoría chapucera de Obi-Wan.

    Si, por obras como El hundimiento la gente ve una apología del nazismo, igual es que la gente no tiene las cosas claras. Y los neonazis sacarán evidencias para su «ideología» hasta de Salsa Rosa…

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