Hace un par de meses saltó la noticia, incluso en los medios generalistas, de que uno de los últimos maestros de la ciencia ficción clásica que todavía está con nosotros, Robert Sheckley, estaba convaleciente en Ucrania, sin un duro y sin posibilidad de hacer frente a los elevados gastos de su hospitalización. Dicha situación despertó un espíritu solidario que no sé qué dimensión habrá tenido, pero al que he podido contribuir con un granito minúsculo de arena. Durante la Semana Negra se puso a la venta por el simbólico precio de 1 € Ciudadano de la Galaxia, uno de sus cuentos más conocidos, cuyo P.V.P. iba destinado íntegramente a las maltrechas finanzas del escritor (todo sea dicho, la organización ya había adelantado el dinero. ¡Bien por ellos!). Al menos ya está en casa.
El cuento es un divertido ejercicio de cinismo que coje la ciencia ficción de los años 50 y lo utiliza para darle a los autores de su generación, y al mundo en el que vivió (que, para nuestra congoja, sigue siendo similar al nuestro), donde más les duele. Falsamente inocente y con un final para meditar.
No quería cerrar este breve comentario sin señalar que resulta bastante cruel y sintomático que su única obra «disponible» ahora mismo sea esta edición solidaria, cuando perfectamente podría haber un par de recopilaciones de cuentos a la venta. Recopilaciones que les darían sopas con hondas a las de otros autores mucho más conocidos que suelen estar siempre en el mercado o que, inexplicablemente, se han recuperado cuando son de segunda fila (Harry Harrison por Minotauro, Clarke por Edhasa). Pero es la cantinela de siempre. Y creo que ya aburre.
Hey gracias por el enlace ¿a que se debe? varios compatriotas tuyos postearon muy bien sobre el tema … Bueno, saludos.