Poco a poco se van asentando medios de difusión del cómic que ya se utilizan en otros países de nuestro entorno como Francia o Bélgica. A las habituales colecciones de libros, diccionarios enciclopédicos, atlas del mundo mundial, recetarios de cocina, volúmenes de arte,… que ofrecen los diarios de tirada nacional se le están uniendo los tebeos. Hace un año, más o menos, El Mundo hizo sus pinitos con cómics procedentes fundamentalmente del mercado de los superhéroes, iniciativa repetida hace unos meses por el diario deportivo As. Ahora le toca el turno a El País, que en vez de elegir el tomo, que da más páginas en un formato usualmente más pequeño, apuesta por el álbum de tapa dura y una selección ecléctica donde sólo se echa en falta algo de material japonés y algo más de superhéroes. Puede que para el comprador usual sólo determinadas entregas se antojen interesantes, pero para el lector normal, ése que no pasa de mortadelos, tintínes y asterixes, resulta interesante porque a parte de grandes clásicos ofrece otros clásicos mucho menos divulgados, incluyendo varios bastante recientes.
Si a esto le sumamos las iniciativas por parte de Planeta, con su línea de coleccionables otra vez funcionando a todo trapo y que nos está trayendo títulos imprescindibles como el Lucky Luke de Goscinny y Morris, todo El Príncipe Valiente de Harold Foster, los momentos estelares de los últimos 20 años de Batman o las tiras cómicas de Alex Raymond, Milton Caniff o Charles Brown, vemos que el tebeo ya no se limita a ser carne de librería especializada sino que empieza a hacer su aparición en otro tipo de comercios más próximos al público en general. Otra cuestión es que éste se acabe interesando por ellos, pero al menos debemos alegrarnos porque se esté intentando recuperar lo que jamás se debió haber perdido: el carácter popular del «cine de los pobres»
Pues nada, ya tocaba Prisa que en el pasado hizo alguna cosilla (la Historia de los Comics), alguna cosilla potable (Berlin 1936) y un algo deleznable (lo del Alatriste). Ahora les toca a los tebeos bregar en el proceloso mundo del coleccionable de periódicos.
Aunque se le puede reprochar poco (son todos los que están), la selección es como el periódico; políticamente correcta y conservadora (salvo y un par de excepciones parecen los tebeos que había en la biblioteca de mi barrio cuando iba a hacer los trabajos de ética en EGB) y muy adecuada al tipo de lector de El País. Hombre, un «Daredevil Born Again», un Robert Crumb o un Taniguchi podían haber entrado pero supongo que cuando piensan en supes o manga piensan en la peli de Spiderman o Shin Chan. Tampoco hay nada de alternativo ni USA ni español (¿Gallardo?) y por lo que leí en La cárcel de papel, por culpa de la pacatería habitual del periódico.
De todas maneras soy muy pesimista y no creo que ni el uno por ciento de compradores del periódico se anime a ir a un colmado de tebeos después de haberse hecho el coleccionable. El tema es muy claro para mí; aparte del concepto que la gente normal tenga de los tebeos el problema es que la gente no lee, no quiere leer y no va a leer a no ser que se lo den regalado (o esté de moda). Y aún así… Pero bueno, toda iniciativa de este tipo es bienvenida, y si media docena de lectores de El País se animan, es mejor que nada.
En cuanto a la selección (lo que me voy a pillar) pues notición lo del Garaje Hermético de Moebius, que llevaba años inencontrable. El dibujo precioso pero una majadería importante (no por nada está protagonizado en un principio por Jerry Cornelius). También picaré con «El sulfato atómico» de Mortadelo y Filemón (un clásico). «El cadáver» de Hellboy es quizá la mejor historia del personaje. Y el Tardi es uno de los mejores Tardi, así que también obligatorio. Probaré también con Giardino, Pratt y Pierre Jacobs aunque lo que he leído de ellos no es que me vaya mucho, pero por ese precio…