Cuando me vine a EEUU a ganarme la vida pensé que podría sacar partido a los beneficios que supone una economía mucho más liberalizada. Un país donde, según nos cuentan determinados economistas en las tertulias de la radio, la abierta competencia entre las diversas opciones ofrece sus mejores consecuencias para el consumidor final. Sin embargo me estoy encontrando con que eso no es del todo así.
Hace 25 años en España se decía que al acabar con el monopolio del estado en la distribución de hidrocarburos llegaría una mayor diversidad de opciones, una guerra de precios, múltiples ventajas… Bla bla bla. Todos sabemos cómo está la cosa. Pero hete aquí que ayer me dio por hacer un viaje en coche desde McAllen hasta South Padre Island. Una playita descomunal a 125 km. Obviamente, al ritmo que devoran combustible los carros a este lado del charco, necesité echar combustible. Y por primera vez fui consciente de una desagradable realidad.
En todas y cada una de las estaciones que fui dejando atrás por el camino me encontré los mismos precios. Ahora mismo, un galón de unleaded (aproximadamente 3.75 litros) está a 3.59. Da igual que mirara en las Valero (la cadena de distribución más importante de Texas), Exxon, Shell… Poco importa que fuera en McAllen, Pharr, San Juan, Alamo, Donna, Weslaco, Mercedes, La Feria, Harlingen… Solo al llegar a San Benito, Port Isabel y South Padre, me encontré con que allí la tienen un poco más cara: 3.62. Tampoco es un aumento brutal porque, al fin y al cabo, es menos de un céntimo adicional por litro.
Supongo que si mi viaje hubiera sido de 700 millas y me hubiera ido a New Mexico habría encontrado más diversidad, pero no parece que este sea el escenario de un mercado liberalizado con verdadera competencia. Al final, en este aspecto va a funcionar mucho mejor la cosa en España.
Bueno, de todo habrá y la experiencia, por si sola, desequilibra la balanza a favor de la aventura americana.
En cuanto al combustible, hechas las conversiones de moneda, medidas y consumos, resulta que sale parecido o, incluso algo peor allí, hacer viajes en vehículo.
Al final puede resultar que para un europeo medio, español no digamos, que el dorado sea más espejismo que realidad allá en Texas.
Hasta la siguiente entrega, bye.
Realmente, la gasolina es más barata que en Europa. Supongo que porque no lleva impuestos. Pero el truco está en el consumo. Tengo un coche que consume, tranquilamente, entre 1.5 y 2 veces lo que en Europa, dando como resultado que aquí se gasta bastante más en combustible. Otra cosa es que me hubiera comprado un coche híbrido o más eficiente, pero con mi presupuesto inicial no había otra opción.