20th Century Boys: Urasawa reincide

Parecía imposible que después de Monster Naoki Urasawa repitiese las elevadas cotas de intriga y misterio presentes en aquél tebeo; ni conseguir una galería de personajes tan extensa y, a la vez, tan bien definida; ni mantener de forma tan regular el interés de un lector que se veía, página tras página (durante más de 3500), impulsado a seguir leyendo, en una espiral compulsiva sin parangón en el mundo del cómic. Pues bien, después de haber devorado los tres primeros tomos de su nueva serie, 20th Century Boys, el asunto vuelve a pintar genial: está repitiendo los meritorios éxitos de aquélla con un argumento completamente nuevo y, si cabe, más atractivo.

20th Century Boys recuerda, como han dicho diversos cronistas de pluma más certera, a una novela de Stephen King tipo It o Cazador de sueños. Un grupo de personajes se reencuentra cuando llegan a la treintena en el justo momento que unos hechos originados en su infancia les obligan a ello. Una secta destructiva, controlada por un tal «Amigo», está preparando una serie de atentados a gran escala, afectando colateralmente a algunos conocidos suyos. Para rizar el rizo, el plan que sigue es idéntico al que ellos mismos idearon dos décadas atrás cuando, reunidos en pandilla, fantaseaban con una amenaza descomunal sobre nuestra civilización de la que nos tendrían que salvar. Sin embargo el inevitable paso del tiempo ha provocado que el olvido haya borrado gran parte de sus recuerdos y no tengan muy claro ni el curso de lo que va a ir ocurriendo ni quién podría ser ese maquiavélico «Amigo» que, a todas luces, fue uno de ellos.

La forma en que Urasawa monta la historia es mimética a la que leimos en Monster. Coge un personaje, a la sazón el protagonista, nos introduce en su vida y sus problemas cotidianos y lo pone en conocimiento de la amenaza; después coge a otro y lo pone en contracto con él; posteriormente añade a dos más que se encuentran con los primeros; se rememora un hecho de su pasado relacionado con lo que está ocurriendo ante sus ojos; se cambia de localización y nos introduce a alguien que mucho más adelante se va a cruzar en su camino;… Así se va creando un potente entramado humano y un argumento orgánico, vivo, que va evolucionando ante nuestros ojos con una complejidad en continuo aumento. Un vibrante tour de force sin parangón en el panorama actual.

Aquí resulta inevitable destacar el talento para contar historias de Urasawa. Puro animal de la narrativa, como ya pudimos comprobar hace más de una década en la notable Pineapple Army, controla como un maestro la secuenciación de la acción en viñetas, el tempo de la historia, el rumbo que va a ir tomando la trama, la manera de dosificar la información y, muy especialmente, el uso (y abuso) del clímax. Sus obras largas están concebidas para ser publicadas periódicamente en la revista japonesa de rigor y su posterior recopilación en un tomo. Este formato, a priori limitante, le obliga a seguir un curso similar a un serial de televisión donde es necesario contar algo más o menos cerrado en un espacio determinado. Ahora bien, cada «episodio» está concatenado con el siguiente de forma que la tensión vaya en aumento hacia, un par de cientos de páginas más tarde, un clímax que pone a los personajes en una situación diferente a la que ocupaban al principio y que es la puerta de entrada hacia el siguiente arco. Arco que a su vez tiene su propio momento álgido que va un poco más allá del anterior pero se queda un poco antes que el anterior. Sin embargo, contradiciéndome un poco, resulta que tampoco es que los «arcos» se vayan sucediendo siguiendo una determinada cadencia, sino que el comienzo de uno puede estar tranquilamente en el medio de otro, con lo que la sensación de continuidad es omnipresente.

De ahí que tanto Monster como 20th Century Boys sean las series de televisión perfectas, ese ideal que muchos creadores (y fanáticos de este tipo de historias) han luchado por conseguir pero siempre han quedado en meros intentos. Probad cualquiera de ellos porque garantizan muchas horas de tensión, intriga, caracterizaciones fantabulosas y puro frenesí lector. Independientemente de que después el final pueda no estar a la altura de lo esperado por el lector occidental tipo.

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Una respuesta en “20th Century Boys: Urasawa reincide

  1. Anonymous dijo:

    Mejor comentado IMPOSIBLE…

    olé!

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