Me hubiese gustado escribir un texto sobre lo que supone para mi el último día de existencia de cYbErDaRk.NeT. Pero hace tres días Rita Vicencio, a.k.a. Errantus Aquila, compañera de fátigas (a la que, inexcusablemente, olvidé citar en mi entrada del pasado 12 de febrero), administradora, bibliotecaria, acérrima colaboradora, autora de unas ilustraciones deliciosas que han acompañado a determinados artículos (como la siguiente)
dejó en el foro de administradores un texto tan redondo y cercano a lo que pasa por mi cabeza que no puedo más que citarlo a continuación para que todo el mundo pueda leerlo. Es de justicia que los escribanos rindamos pleitesía a los que realmente saben escribir. Ésta es su composición:
Se acaba la semana y prácticamente se acaba el mes. Expira el plazo y es hora de limpiar el escritorio. Empiezo a rebuscar entre los expedientes, tras haber limpiado el centro de mensajes y quitado las fotos de la familia.
Doy un último vistazo a los listines de los trolls más buscados y no puedo reprimir un suspiro. No más recompensas ni pesquizas, no más juegos del gato y el ratón.
Me levanto y me dirijo a la armería, que pronto tendrá de nuevo el nombre de armario de escobas. Con cariño miro los mochos impecables, brillantes, alguno todavía húmedo tras haber sido usado en alguna limpieza de emergencia. De distintos tamaños y calibres, con funciones especiales… A un lado están los cubos de arena para apagar incendios, así como las mangueras para grandes emergencias.
Observo los pasillos de la trastienda, cada vez más vacíos, cada vez más oscuros. Las voces que antes rebozaban el lugar ahora son sombríos cuchicheos interrumpidos por alguna risa histérica, destemplada.
Ocasionalmente me topo con alguien por el pasillo, intercambiamos algunas palabras o un simple movimiento de cabeza en reconocimiento.
Hace bastante frío, será que no ha parado de nevar en varios días, y seguro que alguno que ha salido corriendo dejó la puerta o la ventana abierta.
Habrá que hacer un rondín más, para ir apagando las luces y cerrando las puertas de las secciones abandonadas. No vendría más dar una última pasada con el mopo, pienso, un poco de orden hasta el fin.
En unos días más dejará de hacer frío en el lugar, cuando arda desde los cimientos hasta el techo la gran casa naranja, con más habitaciones, pasillos y recovecos de los que jamás se pudo imaginar. Me pregunto si álguien los habrá recorrido por completo alguna vez.
En fin, recojo mis bártulos y los pongo en una caja. Me sirvo un café y me quedo pensando en el futuro. un futuro incierto donde el naranja no será el color predominante.
A lo lejos se oye el eco de una voz que dice:
Sonando
Dust in the wind
Después de esto no me queda nada que decir. Va a ser muy extraño encencender el ordenador mañana, dar al acceso directo y no poder acceder a los foros para ver qué ha ocurrido…
Omnia mutantur, nihil interit
Agradezco el cumplido, Nacho, aunque sólo se tratase de la catártica reflexión del momento.
¿Quién sabe? Igual y me uno a la avalancha creada tras el cierre de Cyberdark y me dedico al saludable deporte de escribir un blog delante de la taza de café.
Nada de cumplido, mujer. Pura realidad 😉
Lo de los blogs es divertido. Yo llevo mes y medio y ha servido para que el fin de Cyberdark no sea tan traumático. Ahora tengo mucho tiempo libre, pero la media horita diaria que le dedico para soltar mis neuras es sumamente terapéutica. La cuestión es probar.
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