Hace poco más de una semana regresé de pasar mi springbreak (las vacaciones de «primavera» en las escuelas de EE.UU.) por los alrededores de Four Corners: el lugar donde se encuentran los estados de Arizona, Utah, Colorado y New Mexico. El centro del viaje fue el dueto formado por Monument Valley y Mesa Verde, pero con protagonismo para White Sands, Taos, Santa Fe y las cavernas de Carlsbad… por citar algunos lugares de los que espero hablar por aquí. El hecho es que este viaje lo hemos hecho en «carro»: conduciendo más de 2500 millas por las carreteras de este país en una experiencia que, aunque puede hacerse extenuante, merece la pena. Las rectas infinitas, los paisajes que duran decenas y decenas de millas mientras cambian de manera muy muy gradual, los desayunos en los restaurantes de carretera de esos que parecen sacados del imaginario colectivo, darte de bruces con estampas que no habías imaginado, conocer fugazmente personas entrañables…
Al poco de volver, leía las declaraciones del presidente de Abertis apremiando al gobierno para «conceder» la red de carreteras pública a la «iniciativa» «privada» (la suya, vamos), y pensaba que, después de todos los kilómetros, no me había topado con una sola vía de peaje. Sin huir precisamente de ellos, yendo la mayor parte del tiempo por carreteras equivalentes a las autovías españolas: la 281 de McAllen a San Antonio, la I10 de San Antonio a El Paso (como ir de Santander a Cádiz, 9 horas a unos 130 Km/h), la I40 desde Albuquerque a Gallup… Con límites de velocidad similares (entre 70 y 80 mph), en un estado aceptable aunque mejorable. En un país en el que la iniciativa privada es iniciativa y privada (no como en España, donde vive fagocitando la iniciativa pública), y con una presión fiscal más baja.
Pueden tildarme de demagogo, con razón. Y de injusto, por comparar dos situaciones completamente diferentes . Sin embargo, no dejo de pensar en en los jetas que pretenden hacer negocio con las carreteras que nosotros hemos construido y que proponen que las paguemos dos veces. Como si en todos los sitios hicieran exactamente lo mismo.