– Y al cabo de otro año, más o menos -dijo Clark- volverá a estar en chirona otra vez, aquí o en otro sitio, y yo estaré hablando con otro hijo de puta, o quizás de nuevo contigo, y lo juzgaremos otra vez y volverá a salir libre. ¿No se termina nunca esta mierda? ¿Es que en este mundo las cosas no cambian nunca?
– Eh, Foss -dijo el fiscal, tomando a Clark por el hombro-, pues claro que cambian. No te lo tomes tan a pecho. Algunos mueren, los demás envejecemos, llega gente nueva, los antiguos se marchan… Las cosas cambian todos los días.
– Pero apenas se nota -dijo Clark.
– Eso, sí -asintió el fiscal-. Apenas.
Pág 193 – Los amigos de Eddie Coyle
George V. Higgins (Traducción de Montserrat Gurgí y Hernán Sabaté)
Editorial Libros del Asteroide