Bebés jugando con cuchillos

Bebés jugando con cuchillos

Bebés jugando con cuchillos

Bebés jugando con cuchillos es una colección que recoge los mejores cuentos que Santiago Eximeno ha publicado durante la década que en nada termina, además de tres piezas inéditas. Un volumen recomendable para el que desee acercarse a su obra pero también para el que haya leído alguno de ellos y quiera profundizar en el resto de su producción. Permite algo que hasta ahora era complicado: una visión de conjunto de los temas que ha tratado, cómo han ido apareciendo, evolucionando…

Quizás los más potentes de todos esos temas, o con los que más he sintonizado, sean el amor y el sentimiento de pérdida, presentes en mayor o menor medida en los que considero los mejores relatos de Bebés jugando con cuchillos. Desde luego son los componentes más importantes de su relato más conocido, «Origami», pero también de «El final de este viaje», donde un personaje que trapichea por las calles de La Habana se topa con dos ángeles que pretenden llevárselo con ellos, y de «Días de otoño», en el cual un hombre se aferra a su rutina para sobrevivir en un futuro muy cercano. Estas piezas, en su brevedad, muestran la manera en que Eximeno construye muchos de sus relatos, partiendo de una situación cotidiana que nos pone en contacto con sus personajes para, sin dilación, introducir los elementos sobrenaturales/de ciencia ficción que enriquecen y ahondan su dimensión humana, y sacan a flote la tristeza que esconden en su interior. Casi siempre con una tremenda carga emotiva que se comunica desde la contención, sin necesidad de manifestarla explícitamente.

No obstante mis relatos favoritos son «Propiedad intelectual» y «Huerto de cruces», que no por nada han sido los elegidos para abrir y cerrar, respectivamente, la colección. Relatos que comparten señas de identidad con los anteriores y que añaden otra de las constantes en Eximeno: la recreación de los mitos/iconos/temas del terror. Así, «Propiedad intelectual» no deja de ser la historia del escritor que roba su creatividad de una musa. Sin embargo ya desde el mismo comienzo, una situación tan común como una conversación de bar entre un hombre y una mujer, nos topamos con un acercamiento muy próximo durante el cual Eximeno disemina pequeños detalles que en la cadena de (pequeños) aldabonazos que concluyen la narración y desatan la angustia existencial, hasta ese momento larvada. Un terror psicológico que prende con facilidad puesto que, no por nada, vuela muy cerca de nuestra realidad.

Mientras, «Huerto de cruces» (premio Xatafi-Cyberdark 2007 al mejor relato) es…, si me permiten el spoiler, una historia de muertos vivientes alejada de los estereotipos: sitúa la acción en un pueblo de la meseta; no es, estrictamente, un relato de supervivencia; sugiere más que afirma… Fragmentado en dos hilos, cuenta la evacuación de los no afectados por unas autoridades superadas por la crisis mientras uno de los viajeros recuerda cómo se inició la «epidemia». Una atmósfera inquietante, una narración perfectamente planificada y un desarrollo concienzudo son el santo y seña de este relato elegido por Antonio Rómar y Pablo Mazo para representar a Eximeno en la antología de cuento español de terror actual Aquelarre.

Esta recreación del terror más apegada a las víctimas también se puede encontrar en «Al caer la noche», una fantasía delicada que nos traslada a un entorno medieval en una tierra azotada por el vampirismo; o en «Por un puñado de dólares», un homenaje a los dioses Lovecraftianos en el salvaje oeste con un grupo de ladrones yendo a robar el banco del pueblo equivocado.

También se pueden encontrar otras facetas, siempre con un componente terrorífico, como la humorística en «Cuerdas», parodia de las modas de productos de consumo que acaban teniendo insospechadas consecuencias, o, en otro registro diametralmente opuesto como es el space opera más desacomplejado, rozando el new weird, en «Anunciación».

Otro de los campos en los que Eximeno ha volcado sus energías en los últimos años, y que aparece aquí reflejado, es el de la microficción. De este ha seleccionado «Polaroids», un conjunto de visiones inquietantes que ponen de manifiesto su dominio del lenguaje y, especialmente, de la «historia», con esos pequeños giros finales que cierran cada efímero y que dan un nuevo sentido a la imagen con la que se inicia cada uno.

Cuenta Santiado Eximeno en la introducción que una de las cosas que más inquietud le producen es la imagen de un bebé jugando con cuchillos. En este volumen reúne un conjunto de historias que, a mi, me han transmitido esa sensación. ¿Te animas a darle una oportunidad y descubrir si eres uno de los nuestros?

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7 respuestas a Bebés jugando con cuchillos

  1. francisco dijo:

    me suenan bastantes de esos relatos de Paura o Artifex, ese de origami donde aparecia? como he comentado en La sombra de Grumm me hace gracia que ahora los editores se pongan como locos a sacar antologias de terror contemporaneo cuando en los mercados sajones lo llevan haciendo decadas, por cierto Santaigo Eximeno y David Jasso, dentro de lo que cabe, serian lo mas aproximado a nivel nacional a un Karl Edward Wagner o un Dennis Etchison

  2. Nacho dijo:

    En «Paura» aparecieron, que recuerde, «Propiedad intelectual», «El final de este viaje» y «Huerto de cruces», mientras que en «Artifex» apareció «Al caer la noche». «Origami» es de Gigamesh.

    La razón de que los editores saquen ahora antologías de terror supongo que está relacionado con que los jóvenes autores están más cerca del terror que de la ciencia ficción. Y eso se nota en su producción. Lo que no tengo tan claro es que haya una relación con lo que buscan los lectores, que más allá de las modas Vs y Zs, y Stephen King, siguen más próximos de la fantasía heroica y de la ciencia ficción.

    Por cierto, desconozco los autores con los que haces la comparativa. De hecho Wagner sólo me suena de una novela de Conan que sacó la colección fantasy de Martínez Roca cuando se conanizó. Nos estamos quedando tan detrás de lo que se publica en EE.UU. o Gran Bretaña…

  3. Muchas gracias por la rese

  4. francisco dijo:

    que no conozcas a Dennis Etchison puede tener un pase, aunque en España nos estemos perdiendo su California gothic, relatos y novelas sobre el lado oscuro de ese soleado estado en el borde del mundo, es un autor muy poco conocido en España pero Karl Edward Wagner si deberia de ser mas conocido, creador del movimiento purista en torno a Robert E Howard y Conan, autor de una de las mejores sagas de espada y brujeria, Kane, inedita en España y eso que KEW lleva mas de quince años tristemente fallecido, y de magnificos relatos de terror como Donde acaba el verano en el segundo gran libro del terror de Martinez Roca y El rio de la ensoñacion nocturna en El ciclo de Hastur en La factoria de ideas
    tienes bastante razon en las dos apreciaciones, quiza el publico lector joven tiende mas hacia la fantasia y la c/f y llevamos bastante retraso con respecto a lo que se lleva publicado en EEUU y GB

  5. Nacho dijo:

    Muchas gracias por las recomendaciones. El terror es una de mis muchas asignaturas pendientes. De la colección de Martínez Roca creo que sólo leí los dos primeros «Horror» y un par de colecciones de cuentos de la colección Gran Terror.

  6. Veo que se cortó mi mensaje.
    Nacho, muchas gracias por la reseña.
    Y sobre la comparación con Etchison, pues encantado estoy. O con KEW, aunque tiro más hacia el terror de Etchison o Rasnic Tem o Landsdale…

  7. Pingback: Umbría, de Santiago Eximeno | C

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