La literatura fantástica española y la especulación (VI): Limitaciones

Antes de cerrar con la siguiente entrada esta miniserie sobre la literatura fantástica española (más bien la ciencia ficción), quería dejar por escrito una consideración que lleva revoloteando cada comentario desde que inicié este tema hace poco más de un mes. Una perogrullada que no ves que sea excesivamente asumida entre los que más escriben en los diversos sitios de la red, sobre todo foros, y que debiera estar presente. Siempre.

Cuando gente como un servidor habla de la literatura fantástica en España lo hace generalmente desde una perspectiva limitante: desde dentro del ghetto. Se conoce con mayor o menor profundidad lo que han hecho los escritores amateurs que forman parte de lo que consideramos nuestro pasado, pero se tiene un vacío casi total de lo que se ha escrito desde fuera. Sea mucho, poco o nada.

Asimismo, me da que esa visión de «dentro» no está bien balanceada. Salvo aquellos lectores curtidos que han seguido ampliamente lo que ido apareciendo en las diferentes publicaciones del fandom desde hace más de una década (entre los que no me encuentro), que han seguido desde finales de los ochenta-comienzos de los noventa el lento e impareble ascenso de la generación de autores que, en su mayoría, aparecían en la antología de Minotauro editada por Julián Díez y la proliferación de otros escritores que han ido construyendo un panorama esperanzador, el resto no tiene la visión de conjunto necesaria para hacer aseveraciones de ningún tipo con el rigor exigible. Poco a poco a base de ir ampliando lecturas, se puede ir consolidando una opinión más extensa, sólida, coherente… Pero creo que todavía falta trecho por delante. Incluso para escribir una aproximación como la actual.

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