Match Point: Un Woody Allen amargo

Anoche cumplimos ese rito, más propio de una secta que de personas cabales, de ver qué ha hecho Woody Allen durante el último año. Match Point. Una película que se pueden etiquetar como insólita. Cierto que andábamos sobre aviso de la huida de sus característicos excesos para penetrar en la tragedia descarnada; que se había alejado de sus personajes y neurosis para penetrar de pleno en un enfoque ya experimentado en su anterior film, Melinda y Melinda: el drama más clásico. Sin embargo lo que ha conseguido con «Match Point» es apasionante.

En sí la historia no resulta atractiva. Argumentos en los que jóvenes surgidos de la nada trepan en la escala social a base de casarse con la hija del jefe, para después cavar su propia tumba, los hay a toneladas. Pero la forma en que Allen la sitúa en escena, fiel a su manera de entender y hacer cine, le aporta la personalidad necesaria para mantener la atención del espectador. El guión, sin deslumbrar, es competente. La manera de ir haciendo evolucionar la historia, la atracción irresistible de Jonathan Rhys Meyers por Scarlett Johansson, el desencadenante del primer y tórrido encuentro, la incapacidad de detenerse a tiempo, la huida hacia adelante,… pasan por encima de cualquier debilidad que se le pueda encontrar (que las tiene). Los conflictos que surgen (servidor conoce alguna situación semejante, salvo por el tremendo desenlace, y es tan verídico como aldeano y populista es nuestro presidente autonómico) de un realismo aplastante. Las interpretaciones notables. El clímax, una escena de varios minutos al son de un aria de Verdi, soberbio. Y el «guiso»… tan cínico y frío como debe.

Pero el concepto que le da categoría a Match Point está en la manera en que Allen utiliza el azar para poner de relieve la tesis del comienzo de la película (genialmente condensada en los dos planos en los que la «pelota» choca contra la red). El cúmulo de casualidades que van acumulándose a lo largo y ancho de la trama, que van desde a encuentros casuales en una ciudad tan inmensa como Londres hasta cómo, cerca del final, el personaje de Rhys Meyers se libra varias veces de ser descubierto con su bolsa de raquetas, rinden pleitesía a ese fortuna imperatrix mundi que, por mucho que neguemos, sigue condicionando una parte capital de nuestras existencias.

Algunos lo llamarán forzar la credibilidad. Otros, rizar el rizo. Para mi es conocer el mundo.

Aprovechad mientras esté en cartelera. Y si vuestros acompañantes usuales no dan el brazo a torcer, utilizad el gancho de los dos actores protagonistas. Están…

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3 respuestas a Match Point: Un Woody Allen amargo

  1. Álex Vidal dijo:

    La peli de Woody Allen de todos los años 🙂 De esta semana no pasa que vaya a verla.

    De los últimos años… vaya, diez años, me han encantado Misterioso asesinato en Manhattan, Balas sobre Broadway (deliciosa historia sobre la integridad del artista) y Desmontando a Harry. Por desgracia, sus últimas obras más ligeras, como La maldición del escorpión de jade me habían dejado un poco frío, pues las anteriores usaban una ironía que es la mejor arma para sacar a relucir los aspectos más oscuros del alma humana. Melinda y Melinda, como bien dices, apunta unas maneras más trascendentes; Allen le vuelve a coger el pulso a la narración, dejando la ironía y la comedia en un segundo plano.

    Bueno, ya te contaré qué tal.

  2. Juanma dijo:

    Lo he flipado con Match Point. Lo mejor que he visto en lo que va de año, y creo que la mejor de Woody Allen desde Hannah y sus hermanas. Es prodigioso el retrato de personajes con claroscuros, tridimensionales, capaces de lo mejor y lo peor (una calientapollas que también puede ser una pobre alma cándida y hacer tonterías por amor; un chico sencillo que puede comportarse como un verdadero arribista; una chica enamorada pero que se vale de su situación de poder para enganchar al chico que le gusta), todo el mundo tiene sus motivos, oculta sus cartas y se comporta según sus intereses. Me quedé con ganas de verla en inglés, porque me hubiera hecho gracia ver la contraposición de acentos (el irlandés del prota; el gringo de Scarlett Johanson; el inglés pulcro de la familia aristocrática de sus parejas). Obligatoria.

  3. Marc dijo:

    Pues en mi caso tengo que decir que el primer tercio de la película se me hizo insufriblemente lento, irregular y lleno de pijos «osea». Luego (posiblemente tras el «rollo» bajo la lluvia) la película arrancó y cobró interés. Destacaría el juego final: ¿la película acaba bien o acaba mal? y como dices, el clímax. Lo mejor, como siempre, la charla de después acerca de la película con mi novia.

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